Albert Alexandre
Artículo publicado originalmente en La Directa (català)
Cultivos industriales de aguacate cerca de Uruapán (Michoacán, México). Foto: Arxiu La Directa
A pesar de que los principales productores mundiales de aguacate son de los EE. UU., en el Estado español, sobre todo en Andalucía y en el País Valencià, empiezan a proliferar compañías que se dedican al cultivo de esta fruta que atrae empresariado con intereses en sectores como el inmobiliario.
Es probable que el aguacate que hay en la nevera de miles de casas de los Països Catalans haya venido del mismo lugar, haya sido producido por una compañía transnacional y haya llegado al mismo puerto en barco. Un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) señala que el 2024 se exportaron 2,8 millones de toneladas de aguacates en todo el mundo. Se trata de una de las tres frutas tropicales más comercializadas del planeta, junto con la piña y el mango, y la primera en volumen de negocio. Según apunta el estudio de la FAO, representa “el 57 % del comercio mundial de las principales frutas tropicales”.
Entre México y Perú cultivan el 65 % de los aguacates que se exportan anualmente, sobre todo a los Estados Unidos y a Europa, que representan el 75 % de las importaciones mundiales. En otras palabras, el sur global abastece al norte. El caso de México escenifica a la perfección esta lógica. La organización internacional Grain, que apoya al campesinado, señala que el 80 % de la producción de aguacates mexicana se destina a los Estados Unidos. La posición central de México en el mercado global del aguacate nació cuando las grandes empresas de los Estados Unidos trasladaron “su centro de producción de California a Michoacán, a mediados de años ochenta”, señala el periodista de investigación Heriberto Tabicas.
El hueso del sector
Hoy, las principales empresas del sector aguacatero son de origen estadounidense y tienen presencia en países situados más en el sur del continente. Según explica Grain, se trata de un “grupo de empresas que van ampliando sus operaciones a cada vez más países productores, donde implantan filiales y han incrementado su control sobre las importadoras a los principales polos de consumo global”.
Hablamos, por ejemplo, de Mission Produce o Calavo Growers, dos firmas con sede en California que facturan más de mil millones de dólares anuales y que explotan miles de hectáreas para alcanzar los EE. UU. Además, está la sudafricana Westfalia Fruto, que ha absorbido otras exportadoras de aguacate, como la mexicana Aztecavo, la peruana Camet Trading o la chilena Agricom. Sus mercados principales son Europa y los EE. UU. y, según apuntan en Grain, mantiene “empresas registradas en el paraíso fiscal de Delaware”.
De hecho, según considera la organización en defensa del campo, este tipo de prácticas del capitalismo financiero son comunes en las principales firmas aguacateras. Mission Produce y Calavo Growers cotizan en la bolsa de Nueva York y “atraen inversiones de fondos como BlackRock y Vanguard Group”.
El ‘pequeño México’ en el sur de Europa
Europa también se está convirtiendo en una gran devoradora de la fruta verde, la mayoría de la cual llega por el puerto de Róterdam. No obstante, en el continente hay producción autóctona, sobre todo en el Estado español que, según Grain, es el principal productor europeo de aguacates, con entre 15.000 y 20.000 hectáreas dedicadas a su cultivo, la mayoría en Andalucía, Canarias y los Països Catalans.
Xavier Ferrer, del departamento técnico de la Asociación de Productores de Aguacates (ASOPROA), patronal con base en València, considera que es “casi imposible que las necesidades de la Unión Europea en consumo de aguacate sean cubiertas por producción española” porque su territorio “tiene un potencial productivo mucho menor que el de México”. Además, señala que “es y será un actor imprescindible, no solo por el papel de productor, sino también por el de intermediario”.
La realidad es que el negocio del aguacate está en expansión y son cada vez más las empresas que se dedican a ello. Ferrer especifica que las grandes firmas del sector tienen su sede en Málaga. “Son pioneras en el cultivo del aguacate, funcionan como comercializadoras y trabajan con importaciones y producciones locales”, afirma.
Entre las principales empresas del sector radicadas en Andalucía se encuentra Trops, de la cual dependen otras firmas dedicadas a los frutos exóticos, como Frumaco, Trops Importe-Export o el Centro de Innovacion Trops. Entre las personas que han tenido cargos en este entramado societario de Trops están José Linares Pérez, vinculado a la industria de los juegos de azar con firmas como Recreativos Alazar o Azar-96 o Enrique Ramón Colilles, que, entre los años 2017 y 2024, fue vocal de Cajamar Caja Rural.
Como en el caso de Trops, es frecuente ver en la cúpula de las principales empresas del aguacate a personas que tienen intereses en otros sectores. Es el caso de José Luis Montosa, administrador único de Frutas Montosa y vinculado al sector inmobiliario con Montosa Ruiz. En esta compañía también aparecen nombres como el de José Ángel Saz, quien tiene una empresa de consultoría y fue apoderado del grupo Godó.
El rastro del sector inmobiliario es una constante en el mundo del aguacate. Es el caso de Prudencio López Martínez, administrador único de la empresa Natural Tropics, pero que con Calebasti se dedica a la compraventa de inmuebles, o el de Víctor Manuel Ruete, que está detrás de la empresa Tropical Millenium, una compañía administrada a través de las sociedades Baika Europa, del sector inmobiliario. Del mismo modo, el administrador de la empresa aguacatera Axarfruit, Ángel Álvaro Martínez López, está al frente de la promotora inmobiliaria Alvamar Oraval.
En el País Valencià, la lógica es la misma. Encontramos algunas empresas malagueñas que han extendido sus tentáculos en el territorio y otras de nueva creación. “De este primer caso se podría mencionar Alcoaxarquía, que ya hace un tiempo que apostó por instalarse en Sollana”, detalla Ferrer. Detrás de esta compañía está José Antonio Alconchel, que tiene participación en la empresa de Benaguasil (el Camp de Túria) Janus Fruit. El presidente de esta compañía es Alejandro Monzón García, que fue miembro del consejo de Caja Campo y preside la firma de bebidas Anecwines. Entre los consejeros de Janus Fruit también encontramos a Juan José Gimeno, presidente de Valorizaciones del Camp de Turia SL, sociedad dedicada a la gestión de residuos, y de Graveras Castellana SL.
La vinculación de Alcoaxarquía con el sector inmobiliario se hace difícil de rastrear. La empresa Victoria Agroexplotación, que antes se denominaba Alcoholding, actúa como consejera de Alcoaxarquía y bajo la dirección de María de Pilar Hurtado, que es administradora de Mayglo, una firma del sector inmobiliario, que en el pasado había dirigido el mismo José Antonio Alconchel. Otro grupo con sede en Andalucía y presencia en el País Valencià es Reyes Gutiérrez, que cuenta con Jesús Piquer Pérez como administrador único; este también es consejero de la empresa de alquiler de inmuebles Mercado Costa de València. A su vez, Tropical Bayper, establecida en Sagunto, es administrada por Vicente Bayona, que del 2016 al 2019 fue consejero de la empresa pública de gestión de obras y servicios de la localidad de Canet d’en Berenguer (el Camp de Morvedre).
Un caso aparte es Citri&co, un grupo con sede en Almassora (la Plana Alta), nacido en 2017 a partir de la entrada del fondo de inversión barcelonés Miura Private Equity en la sociedad local Martinavarro, ya entonces erigida en el principal dominador del negocio citrícola en el País Valencià. A partir de este momento exploró otros productos, siempre dentro del campo hortofrutícola, como la uva y el aguacate. Citri&co no cultiva en la península Ibérica, sino que importa de Perú, mediante su filial en el cono sudamericano, SafrescoGlobal.
Andrés Domínguez
La Directa
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