Laia de Ahumada
Terra Franca y Terre de Liens, dos iniciativas de acceso a la tierra
Se acaba la carretera asfaltada y empieza el camino. El paisaje se vuelve agreste y solitario. Urbanita como soy, me pregunto cómo alguien se atreve a vivir tan perdido entre montañas, y esto me hace pensar cómo he llegado hasta aquí y qué hago visitando a estos robinsones del campo; un pensamiento me lleva a otro, porque el caminar por caminos ralentiza, y yo soy dada a divagaciones literarias y pienso también que éste puede ser un buen comienzo para el artículo que me han pedido porque me han dicho que no teorice sino que explique las experiencias que hacen posible el nacimiento de un proyecto como éste que llevamos entre manos: Terra Franca.
EL ENTUSIASMO ABRE CAMINOS
Para mí todo empezó cuando uno de mis hijos decidió apuntarse a la Escola de Pastors de Catalunya. Primero me sorprendí y luego me entusiasmé al poder compartir su experiencia, saber del trabajo que se hacía en la escuela y conocer a las personas que la gestionaban. Todo esto hizo crecer en mí el interés por descubrir qué movía a las personas —la mayoría de ellas jóvenes y provenientes de áreas urbanas— a acudir a la escuela para formarse en un oficio desprestigiado y en peligro de extinción. Así nació “A cel ras. Converses amb joves pastors” (Pàgès editors, 2013), un libro de conversaciones con trece pastores y pastoras que se habían formado en la escuela, donde constataba la dificultad del acceso a la tierra de las personas sin tradición campesina. Paralelamente, Vanesa Freixa, responsable de la Escola, preocupada por las dificultades que tenían las personas formadas en encontrar tierras donde llevar a cabo sus proyectos, contactó con algunas de nosotras que sabía estábamos sensibilizadas en este tema. Su entusiasmo nos contagió. Llevaba bajo el brazo un proyecto francés: Terre de Liens, que había conocido de primera mano y que sabía a ciencia cierta que nos podía servir de modelo; además contaba explícitamente con su apoyo. Y así, de una preocupación compartida y en pos de resonancias, en poco tiempo, un grupo heterogéneo, formado por personas agrónomas, cooperativistas, activistas sociales, educadoras, campesinas y técnicas, creamos la asociación Terra Franca, un colectivo singular, preocupado y ocupado en hacer posible una nueva forma de vivir, respetuosa con las personas y con la tierra, inspirado en el modelo francés de Terre de Liens.
EL EJEMPLO FRANCÉS
Terre de Liens es una asociación francesa, creada el año 2003 —actualmente con 19 asociaciones territoriales—, que nace del encuentro de diferentes movimientos que giran al entorno del desarrollo agrícola y rural, la educación popular, el mantenimiento de la vida rural, las finanzas solidarias y el campesinado comprometido con la agricultura biológica y biodinámica. Su finalidad es doble: facilitar el acceso a la tierra a personas que tengan un proyecto agrario y luchar por la preservación y mejora de las tierras agrarias. Buscan el compromiso de la ciudadanía en el desarrollo de una nueva agricultura que no esté sometida a la especulación, que cree sinergias con todos los actores de un territorio, que interpele sobre la posibilidad de una nueva forma de desarrollo agrícola, basada en una agricultura campesina, soberana y de proximidad.
Terre de Liens quiere sensibilizar a la sociedad —sin dejar de lado la incidencia sobre los organismos políticos, nacionales o locales— en el sentido que la tierra sea considerada como un bien común. Así, ha movilizado en estos años a más de diez mil personas que han colaborado en la puesta en marcha de una instalación o acompañado a alguno de los más de 150 proyectos en funcionamiento, o vendido/cedido sus tierras. Y todo ello a través de dos diferentes entidades jurídicas: La Foncière, una sociedad de inversión solidaria, y la Fondation Terre de Liens, de utilidad pública, que recibe donativos económicos o de tierras. Gracias a ellas ha comprado más de 100 granjas y más de 2000 ha están dedicadas a la agricultura agroecológica. Las tierras las arriendan por un mínimo de 9 años a personas capacitadas que, siguiendo criterios agroecológicos, quieran realizar su proyecto.
Terre de Liens le cogió cariño a Terra Franca porque la vio nacer, y porque es bueno recuperar los orígenes e interpelarse y dejar entrar la ilusión que conlleva el comienzo de algo nuevo.
Alquilar la tierra para hacer todo un poco más fácil
Con la idea de trabajar juntas, organizamos Escola de Pastors, Terre de Liens y Terra Franca, el 2013, en Bellver de Cerdanya, las primeras jornadas transfronterizas: “Relevo generacional, acceso a la tierra y pastoralismo en los Pirineos”; y, en junio de 2014, la segunda jornada, esta vez en Gallinagues (Aude): “Los espacios test (o incubadoras agrícolas) y el acceso a la tierra: instrumentos de soporte al relevo generacional del campesinado”.
Un espacio test es un lugar donde personas que se quieren dedicar a la actividad agraria se forman y ponen en práctica los conocimientos adquiridos durante un periodo determinado de tiempo. Es útil para aquellas personas que quieren incorporarse al campo pero no provienen de tradición campesina ya que les permite contrastar y evaluarse. En Francia, al igual que aquí, cada vez hay más personas que quieren dar este paso pero que no tienen ni la formación adecuada ni la posibilidad de acceder a la tierra.
Esta breve explicación sobre el proyecto Terre de Liens me facilita la presentación de Terra Franca y me permite eludir los preámbulos que están en la base ideológica de las dos asociaciones en temas como la lucha contra la especulación, la necesidad de preservar el territorio, la urgencia de fomentar una agricultura sostenible, agroecológica, de proximidad, con valor, dentro del paradigma de la soberanía alimentaria, Terra Franca nació en 2013 y su ámbito de actuación, por el momento, es Catalunya.
Terra Franca, a diferencia de Terre de Liens, no se plantea la compra de tierra, sino el arrendamiento, y no es por una cuestión ideológica, sino práctica: en 2012 el precio medio de una ha en Francia era de 5.600 €, mientras que en Catalunya estaba sobre 12.000 €. Con estos precios, plantearse la compra es casi imposible. Así que Terra Franca pretende arrendar las fincas a los propietarios y subarrendarlas a las personas y colectivos cuyo perfil se adecúe a la finca. Este subarrendamiento nunca es un negocio para Terra Franca sino una ventaja para la persona que se incorpora, ya que le permite pagar un alquiler progresivo en consonancia con la rentabilidad de su proyecto y asegurarse un arrendamiento a largo plazo; y también una ventaja para el propietario al cual se le asegura la mediación y el aval de un proyecto respetuoso con su tierra, seleccionado y acompañado por la entidad.
El primer obstáculo que vamos encontrando es el recelo de la propiedad a alquilar, vender o ceder sus tierras. La falta de confianza lleva a las y los propietarios de tierras a preferir que se pierdan antes de que alguien desconocido se haga cargo de ellas. También es cierto que nuestro país aún padece las secuelas de la fiebre del ladrillo y quien tiene la propiedad sueña aún con la llegada de un rico millonario que llene de oro sus bolsillos. Otro inconveniente es la falta de formación y de experiencia agrícola de la gente joven. Buscar recursos de formación y fomentar la creación de espacios test o incubadoras está en el deseo de Terra Franca para poder garantizar la continuidad y sostenibilidad económica de los proyectos.
En este momento estamos recibiendo y atendiendo demandas de personas y/o colectivos que quieren implementar su propio modelo de producción agroecológica. Les ofrecemos acogida y acompañamiento en su búsqueda de tierras; la orientación en la búsqueda de recursos financieros éticos y/o participativos para hacer frente a los gastos de instalación; y el seguimiento de los proyectos.
Paralelamente, buscamos ofertas de personas que tengas fincas en propiedad que abandonen la actividad agraria sin relevo; o que deseen reorientar su modelo de producción; u otras tipologías de propiedades, sean públicas o privadas. A la propiedad se le ofrece asesoramiento respecto al alquiler de su propiedad; la realización de estudios agroecológicos de las tierras y la búsqueda y selección de proyectos agroecológicos adaptados a las características de la propiedad.
Para conseguir todo esto, Terra Franca pretende aglutinar una nutrida base social que, desinteresadamente, se comprometa en la consecución de sus finalidades como personas socias, donantes o voluntarias. Esperamos en breve tener los recursos económicos suficientes para poder comenzar a implantar algunos de los proyectos que se nos han presentado.
Hasta aquí lo que se me ocurre explicar de Terra Franca y de Terre de Liens. Me lo sé de memoria o lo llevo en el corazón, no lo sé, pero me ha salido de un tirón. Mi discurso ha durado el tiempo de tránsito hasta la finca de este joven pastor recién incorporado. Voy a conocerlo y a aprender de su experiencia. Aparco el coche frente a la casa y pongo de nuevo los pies en la tierra, porque todo proyecto necesita de ambas cosas: de ideología y de tierra donde plantarla.
Laia de Ahumada
Terra Franca