Con este número 20 de la Revista iniciamos nuestro quinto año como publicación periódica. También podríamos decir que hemos llegado a cumplir cinco años, y felicitarnos por ello, claro que sí, pero preferimos situarnos en el lugar de partida y no en la llegada. Como el acto iniciático de la siembra o del pistoletazo de salida si fuéramos atletas, trimestralmente damos comienzo a la elaboración y difusión de nuevos materiales con el propósito de generar reflexiones y debates.
Porque la soberanía alimentaria, el hilo con el que cosemos todos los artículos que confeccionan esta pieza, puede ser una preocupación o un reto para cualquier persona. Con esta mirada amplia que relaciona y conecta, se hace difícil diferenciar entre el campo y la ciudad, entre personas campesinas o urbanas. La conciencia de transformación nos afecta a todas.
Como vemos en los primeros artículos de este número, es urgente transformar unos modelos de producción agroindustrial responsables de las emisiones de gases con efecto invernadero, y que ya percibimos con los actuales desórdenes climáticos. La agroecología y la agricultura campesina —explican estos artículos— son a la vez un modelo integrado en los ritmos naturales y una buena manera de adaptarse a los cambios que llegarán.
Entre los artículos de este número hemos incluido un trabajo colectivo, la Carta por una Soberanía Alimentaria desde nuestros Municipios, orientado a provocar y facilitar un debate que en este año de citas electorales, no queremos que pase desapercibido. Porque lo rural, la alimentación, la agricultura son cotidianos y por lo tanto —como dice el feminismo— políticos, y deben estar presentes en todas las agendas, en todos los programas. Esperamos que para muchos grupos ciudadanos, en pueblos y ciudades, estos esbozos de por dónde orientar las políticas agroalimentarias, puedan ayudar en un quehacer más participativo que los actuales designios jerárquicos de muchos partidos políticos. Un buen ejemplo, a propósito de políticas participativas, es el artículo que nos cuenta la experiencia municipal en el Parque Agrario de Fuenlabrada.
Y como sazonando el plato, en este número tenemos una entrevista a la activista Lolita Chávez que desde Guatemala nos recuerda que hay que construir una relación diferente con la vida. Eso lo podemos hacer, por ejemplo, cuando rediseñamos los comedores escolares, con proyectos donde la agricultura se convierte en herramienta de integración social o incluso rompiendo los esquemas clásicos de la formación, como explican otros de los artículos que encontrarán cuando sigan adelante en esta travesía.
Con todos estos aportes, queremos poner las semillas para el debate. La soberanía alimentaria está construyéndose constantemente y por eso es fundamental contar con los aportes de quienes nos leéis desde vuestras experiencias y proyectos, desde vuestras realidades, a vuestros ritmos. Os animamos a entrar en la web y utilizar los foros abiertos en cada artículo para continuarlos y enriquecerlos, apoyarlos y contradecirlos. Vuestros comentarios serán una pieza más de este engranaje, que permita, como decíamos al principio, volver siempre a la casilla de salida, a empezar, para seguir siendo movimiento.