Mar Cabanes e Ignacio Mancebo
Una alternativa al desempleo, el despoblamiento rural y la desposesión. El caso de Luciana (Ciudad Real)
EL BANCO DE TIERRA AGROECOLÓGICO MUNICIPAL DE LUCIANA
Luciana es un municipio de la provincia de Ciudad Real, parte de la comarca de Montes, categorizada como deprimida, con riesgo de despoblamiento y con un gran patrimonio natural.
El municipio cuenta con 416 habitantes censados, si bien en invierno la población es muy inferior y muy envejecida (sólo hay 14 niños/as en el colegio municipal), una densidad poblacional de 3,65 hab/km2 y 67 personas en situación de desempleo.
El Banco de Tierras (BT) de Luciana se inició con un diagnóstico junto al Ayuntamiento, para localizar las tierras públicas que estaban en desuso e incorporarlas a una primera fase del BT. Una vez analizadas las tierras disponibles (olivar de secano, cereales y pinar maderable), se diseñó un curso de Agroecología adaptado al aprovechamiento de estos recursos, donde se impartieron contenidos de Agroecología, Soberanía Alimentaria, producción, transformación y canales cortos de comercialización.
De forma paralela, se trabajó con el Ayuntamiento en la creación de la figura de BT, que debía ser participativa e inclusiva con la población de Luciana. Se decidió finalmente crear el Consejo Municipal de Banco de Tierras y Desarrollo Rural Agroecológico de Luciana, un órgano consultivo, en el que participan todos los grupos políticos representados en el Ayuntamiento y la totalidad del tejido asociativo del municipio.
El primer objetivo del Consejo Municipal BT ha sido la adjudicación de las primeras parcelas municipales: un olivar de 19 ha, varias pequeñas parcelas de cereal (en total casi 3 ha) y un pinar maderable de 5 ha. Durante el año 2014, se incorporarán nuevas parcelas municipales al BT, y en 2015 se abrirá la incorporación a tierras privadas, ya que varios propietarios ya han manifestado su interés de ponerlas a disposición del Banco de Tierras.
Pero el Banco de Tierras es tan sólo una herramienta para la dinamización agroecológica de Luciana, pues el municipio tiene gran potencial (y necesidad) para impulsar proyectos agroecológicos, no sólo productivos, sino también de transformación agroalimentaria, de comercialización de productos locales, socioculturales y de generación de redes de cooperación local, que en la actualidad son escasas o marcadas por dinámicas sociales poco constructivas.
El acaparamiento de tierras en Ciudad Real
En la provincia de Ciudad Real las grandes explotaciones (de más de 100 ha) representan un 5,4% del total de fincas, pero poseen el 55% de la superficie agrícola útil (SAU) de la provincia.
CERCAMIENTOS, RESISTENCIAS Y UN TOQUE DE POESÍA...
Los Bancos de Tierra que impulsamos son herramientas de desarrollo local orientadas a generar empleo y economía agroecológica... pero no sólo eso. Creemos urgente la lucha por mantener los recursos públicos y comunes, así como la participación y la acción colectiva en su gestión.
La única garantía para que se mantengan los ecosistemas, la cultura, el conocimiento y la dignidad de los territorios, vulnerables ante los diferentes cercamientos y las diferentes desposesiones consecuencia de la acumulación capitalista es la participación directa. Sobre la perspectiva de género, siempre la hemos incorporado en nuestros proyectos, tanto a la hora de proyectarlos como de desarrollarlos. Durante la fase formativa, el enfoque ha sido producir alimentos para las personas, en vez de productos para el mercado, poniendo en el centro los cuidados y la vida. Otra cosa es la realidad de los pueblos y sus dinámicas, y esto es un poco más complicado.
En este sentido, es poética la coexistencia en un mismo municipio de dos modelos no sólo ideológicos sino físicos, separados por una “cerca” o valla y por intereses-necesidades bien diferentes. Nos referimos a la linde de una de las parcelas del Banco de Tierras de Luciana con la finca “El Castaño”, de la familia Botín. Tan sólo una valla separa un icono de la acumulación capitalista y de la desposesión no sólo de recursos, sino también política y simbólica, de una iniciativa de recuperación ciudadana de los recursos públicos del municipio: un acto poético enmarcado en desposesiones, resistencias y oportunidades.
El futuro de nuestro patrimonio, de nuestros recursos y de la dignidad de los municipios rurales pasa por esta resistencia activa, por buscar formas alternativas de gestión del territorio que sean más eficaces, participativas, justas y sostenibles. Las administraciones públicas tienen una gran responsabilidad en su desarrollo, pero también depende de nosotras y nosotros, técnicas/os, activistas, productoras/es, ciudadanas/os... el demandarlas, impulsarlas... y defenderlas.
Mar Cabanes, Ignacio Mancebo