El punto de vista de la gente joven
Conversatorio
Aprovechando la segunda reunión presencial de la Escuela de Acción Campesina en la localidad de Abadiño (Bizkaia), recogemos en este artículo los aspectos más relevantes de la conversación que las y los estudiantes –personas jóvenes incorporadas al sector primario- mantuvieron sobre el papel de los sindicatos agrarios y sus expectativas de reinvención. Además, incorporamos algunas reflexiones sobre este tema de los dos encuentros de Jóvenes por un Mundo Rural Vivo realizados el pasado año.
La Escuela de Acción Campesina es una iniciativa de formación política puesta en marcha por la Plataforma Rural que ha comenzado este año con estudiantes de todos los puntos del Estado.
En el número 16 de la revista podéis encontrar más información.
Participan en este diálogo 8 de sus 16 estudiantes:
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- Loli, agricultora, pertenece a la ejecutiva regional de COAG y ejecutiva estatal de CERES, Murcia
- Ángeles, ganadera, pertenece a la ejecutiva de COAG Zamora
- Enrique, ganadero, secretario provincial de COAG Huelva
- Cristóbal, agricultor del colectivo Extiercol en Cuevas del Becerro, Málaga
- Paqui, de las juventudes agrarias de COAG Almería
- Arazne, agricultora sindicada en EHNE Bizkaia
- Dani, cunicultor y miembro del Consejo Nacional del Sindicato Labrego Galego
- Edu, pastor en Catalunya, activista de La Repera.
SINDICALISMO AGRARIO ¿CUÁL ES SU PAPEL?
Se inicia un diálogo múltiple en cuanto a voces, en el que se coincide en reconocer el importante papel de las organizaciones agrarias para quienes se dedican al campo, en aspectos conocidos y evidentes. Desde la información y el asesoramiento más técnico ―no sin cuestionar que lo más habitual es que este asesoramiento se centre en modelos agrícolas convencionales y la obligación de hacer más énfasis en nuevas tendencias como la agroecología o los circuitos cortos― pasando por la defensa contundente de los intereses concretos de cada uno de los sectores agrarios, hasta llegar a su esencia final: la búsqueda de dignidad de la pequeña y mediana economía agraria familiar.
―Más aún ―explica Dani― la esencia de las organizaciones agrarias es mucho más que el apoyo a las mayorías sociales agrícolas y sus burocracias. Creo que nos debemos entender como la organización de un colectivo humano en compleja y dinámica relación con el territorio que habita, es decir, atentos a muchas más cosas que lo específicamente agrícola.
―Eso es ―añade Cristóbal― y desde ahí yo también creo que el sindicalismo agrario no sólo ha de centrarse en el campesinado sino en el ser humano, y en que la gente vea la importancia de la alimentación. Hemos de hablar entonces de qué modelo de sociedad queremos.
―Me consta que en nuestras organizaciones ―puntualiza Arazne― esa mirada a la sociedad como algo global está cada vez más presente.
―Sí, pero como las administraciones públicas no nos apoyan, de hecho nos dejan de lado, mantener las fincas familiares ―dicen Ángeles y Edu― se convierte en un objetivo urgente e imprescindible lo cual lleva a las organizaciones a poner en marcha esas acciones más clásicas de defensa específica del sector. La clave, como ya se está teniendo en cuenta, es establecer alianzas con los sectores de la sociedad que dibujan el mismo modelo agroalimentario que el nuestro, y con ellos generar propuestas.
Claramente, como jóvenes, buscando modelos alternativos a los más convencionales, las y los participantes en este diálogo resaltan la importancia del trabajo de las organizaciones campesinas en dar a conocer dichos modelos a la sociedad (circuitos cortos, productos ecológicos, productos de temporada, etc.) aunque, desde luego, en estos temas de concienciación, insisten, cuantos más esfuerzos mucho mejor.
Ángeles expresa que le preocupan mucho los pocos atractivos que el sindicato ofrece a la participación de la gente joven. Sobre los motivos, hay disparidad de opiniones: por una parte se piensa que esa distancia tiene que ver con deficiencias de los propios sindicatos, y por otra que tiene que ver con 'el pasotismo' de la juventud. En cualquier caso, desde la responsabilidad que tenemos como personas cercanas a los movimientos sindicales, se hace necesario plantearse una nueva pregunta ¿Cómo debe analizarse desde las organizaciones esta distancia con la gente joven?
A su vez, Cristóbal añade que, desde su punto de vista -hay que superar no solo esta, digamos, desconexión con la juventud, sino una desconexión que se da también con gran parte de la sociedad e incluso con la propia gente del campo, que ven al sindicato como 'una gestoría'.
CÓMO HACER LAS COSAS
Con esas preocupaciones sin fáciles respuestas, da Paqui su punto de vista con una expresión muy rotunda, -necesitamos ser combativos, si hace falta hay que paralizar el campo para que se sienta nuestra capacidad de influir, nuestro poder. Y Cristóbal, al hilo, amplia que para ello necesitamos ganar más poder, y sobre todo apoyo social para que nuestras reivindicaciones tengan fuerza, eco, y penetren en las administraciones.
La importancia de conectar en alianzas con la sociedad parece convertirse en el eje central de todos los planteamientos, sin embargo existen también algunas discrepancias que contrastadas entre ellas y ellos animan un constructivo debate. Pues si bien se reconoce que todas y todos entienden que debe ser el modelo de 'agricultura familiar' el que se defienda ya que, para personas como Enrique ”es una definición suficiente que nos acerca a la mayoría de las fincas en el territorio”, para otras personas como Dani y Cristóbal, “es necesario añadirle algún adjetivo como sustentable, que ayude a perfilar de qué dimensión se habla y qué practicas agrarias se llevan a cabo”. Esa información es la clave para que la sociedad conozca nuestros posicionamientos y nos apoye sin fisuras, sobretodo, añade Arazne, -porque el compromiso de las y los consumidores es poco estable.
Algunas apreciaciones surgen en el debate, como las de Ángeles y Edu, que expresan que 'esos modelos familiares hay que definirlos en función de muchas circunstancias como el territorio o incluso las condiciones particulares que vienen de un relevo generacional'.
Con estas preocupaciones en torno a nuestras propias estructuras, pero, sobretodo, en torno a un sistema agrario que claramente está dejando al margen a tanta de nuestra gente, llegamos a la última de las preguntas, que lanza Dani; la más importante, la que nos debe poner a pensar ¿Cómo se reinventan los sindicatos frente a un modelo neoliberal que nos ha arrasado e individualizado?