Una experiencia, en Nalda, desde los saberes y en igualdad
En este escrito presentamos la experiencia de Nalda, un pueblo de algo más de 1000 habitantes dedicados a la agricultura o al trabajo en las industrias de la cercana ciudad de Logroño, La Rioja. Sus gentes, retomando las experiencias de comunidad propias de cualquier pueblo, ponen en marcha iniciativas colectivas y diversas con el propósito de mantenerlo vivo, más vivo que nunca, aunque la crisis aceche en cada esquina. El lema que les mueve: ¡Mejor junt@s!
Somos una red interna de más de cien personas muy activas y comprometidas por nuestro pueblo, Nalda, que desde el año 1995 tejemos actividades, proyectos e iniciativas de todo tipo, siempre con la solidaridad y la economía alternativa como estandartes. Son varios los colectivos desde donde nos movemos, algunos recién formados, otros con mucha historia acumulada, y todos se encuentran para trabajar y apoyarse. Esa es nuestra fuerza, la red, tanto en el plano institucional como en el personal.
Encontramos en nuestro pueblo y en la organización que se va generando, una corriente de democracia participativa y deliberativa, de solidaridad, de apoyo mutuo, de capacidad de gestión desde la ciudadanía, de empoderamiento de colectivos diversos, etc. que nos lleva a pensar que estamos en la construcción de una "comunidad cuidadora".
Como señal de identidad está la amplia presencia de mujeres: en la actualidad nuestra red la lideramos unas doce mujeres de distintas edades, desde menores de veinte a mayores de setenta.
TRABAJO EN RED
Para nuestros colectivos es esencial buscar coincidencias y alianzas que, sin romper nuestros mínimos éticos, filosóficos y de democracia real, nos permitan reforzar nuestro trabajo y tender puentes al mejor entendimiento entre las personas que vivimos en este entorno.
Entre nuestras alianzas más estables y estratégicas está la relación con aquellas entidades o colectivos propios de nuestros pueblos y anteriores a nuestra presencia, como la cooperativa agrícola, la escuela o la residencia de mayores. También colaboramos con la asociación de tercera edad, la coral o el grupo de jóvenes. La mayoría de las personas del pueblo tienen alguna relación con las asociaciones. Además, siempre que es posible trabajamos en coordinación con los servicios municipales y con el propio ayuntamiento.
Todas las entidades formamos parte de otras redes como REAS Rioja (Red de Economía Alternativa y Solidaria) y seguimos los principios de la Carta de la Economía Solidaria. También somos socias del CEIP, Centro Europeo de Información y Promoción del Medio Rural, de la Plataforma Riojana pro referéndum en el Sahara Occidental, del proyecto Entre soles y lunas sobre las migraciones, de la red de Aprendizaje y Servicio y de la ONGD CASAL, centro autogestionado de solidaridad entre la comunidad latina. Además formamos parte de la Universidad Rural Paulo Freire con la que coincidimos en valorar la importancia de los saberes campesinos para la soberanía alimentaria.
El valor de la agricultura
Las y los agricultores son héroes en nuestra historia porque sin medios ni reconocimiento ofrecen el alimento, una de las necesidades básicas para la vida humana, a sus semejantes. Esta es la imagen que se acerca más al perfil de las personas que forman en al actualidad esta cooperativa y siguen siendo un ejemplo y un valor que nos enseña.
En la misma línea estarían las comunidades de regantes y, sobre todo, la más pequeña que riega el pueblo. Sus miembros cuidan de una acequia de influencia de regadíos árabes y mantienen su cauce desde el monte, en sus casi siete kilómetros, de la balsa de recogida y de todos los brocales. Otro esfuerzo casi titánico y de un valor social que impulsa nuestras motivaciones.
LO QUE HACEMOS
Y dicho esto os podemos situar resumida y cronológicamente en todo aquello que llevamos adelante.
La primera entidad en nacer fue PANAL, Asociación para la protección y la promoción del patrimonio histórico, artístico y natural de Nalda y su entorno. Este nombre lleva aparejado una filosofía de apropiación social del patrimonio que nos rodea y que nos lleva a informarnos, formarnos y analizar ese patrimonio, sea propiedad de quien sea, para pasar a la acción, bien en forma de reivindicación o de gestión directa de su protección y restauración si fuera necesario. Fruto de esta filosofía y forma de trabajar hemos realizado proyectos de restauración de bienes religiosos, etnográficos y agroforestales; reivindicamos el cuidado de ruinas, monasterios rupestres, parte patrimonial del cementerio y participamos en acciones de denuncia de abandono del patrimonio, de apropiación por particulares, de desaparición o de intentos de instalar empresas nocivas, como una craquizadora o, más recientemente, denunciar y evitar la locura que supone buscar gas debajo de nuestras tierras de cultivo (fracking). Esta asociación cuenta con el apoyo de doscientas personas socias y en este momento está llevando adelante un proyecto de lucha contra el cambio climático en el monte de Nalda.
Otra entidad es El Colletero, asociación que nace en el año 2000 para dar respuesta al empleo y el desarrollo sostenible y en igualdad. Cuenta con unas ochenta personas socias y cincuenta voluntarias e incluye un Club de Consumo compuesto por cien familias que consumimos una cesta semanal de productos locales y de temporada. Las redes de producción que nos abastecen están ligadas a la cooperativa de Nalda y a las y los productores que vamos formando, siendo éste un aliciente recíproco muy importante. Además, tenemos una alianza con la tienda de SODEPAZ para la incorporación en las cestas de algunos productos de comercio justo cada tres semanas, rotando: café, arroz, chocolate y azúcar.
Sus proyectos más importantes son los servicios de proximidad como son las ludotecas, el club de consumo "Huertas del Iregua" y la formación para el empleo, que se realizan a veces con contratos de formación, si se consiguen apoyos económicos para ello. En concreto, el pasado 2013 se consolidó un centro especial de empleo para personas con discapacidad, en el que trabajan tres personas gracias al apoyo solidario en forma de trabajo voluntario que acompaña la experiencia y el trabajo en red de todas las entidades.
De PANAL y El Colletero mediante la experimentación de yacimientos de empleo basados en nuestras necesidades se han creado dos cooperativas, Nalda Coop XXI y Mar del Iregua, ambas cooperativas, de iniciativa social y trabajo asociado, cobran por sus servicios para pagar a las socias trabajadoras. La primera se dedica a los servicios a la infancia con las ludotecas y a producir en la huerta para el club de consumo del Colletero; la segunda se dedica a los servicios a mayores y a la dependencia.
De mujeres para mujeres
Las mujeres gestionamos las entidades en el día a día, y en las juntas directivas y asambleas representamos el 80%. También solemos ser las que vamos proponiendo los proyectos y esto sorprende a muchas personas, sobretodo en las actividades de generación de empleo y con mucho movimiento económico. Además de acciones específicas para mujeres, por ejemplo en temas de formación, salud y empleo, queremos destacar que nuestras asociaciones son referente para los problemas de violencia de género en el mundo rural, porque participamos en denuncias, en acompañamientos y en lo que se demande. El lugar físico en el que estamos cada día, La Casita, es un espacio al que acuden mujeres que sufren violencia. Pensamos que nuestra presencia activa y visible hace desistir a algunos de la violencia, lo que supone que a veces se nos mire con recelo e incluso algunas amenazas que nunca han conseguido minar nuestra seguridad en este tema ni nos han movido del lugar que nos corresponde ocupar.
Todas nuestras actividades y proyectos tienen desde la infancia hasta la gran madurez, la intención de poner en valor los conocimientos de la personas, despertar el cariño hacia el territorio, el paisaje, nuestra cultura rural. Intentamos relacionar de alguna manera a todas las personas que vivimos en Nalda sin importar la edad, cruzarnos, escucharnos y convivir, festejar y trabajar juntas por un objetivo común.
Para ello, aportamos a los y las más pequeñas, actividades que les relacionen con los proyectos, permitimos que decidan las actividades que les gustan y siempre tienen espacio en las fiestas de promoción de la ciruela, en el proyecto de reforestación y en otros acontecimientos que afectan a la comunidad, con sus bailes, puestos de venta, ideas, etc. La organización, el respeto, la socialización y la creatividad siempre esta presente en las pequeñas cosas que desarrollan.
Las personas mayores son la fuente de saberes, en agricultura, en recetas tradicionales, en costumbres en recuerdos y las mujeres las más participativas en la organización de las fiestas y jornadas, que además de poner en valor nuestros frutos y paisaje y nuestra forma de vivir, aportan a la asociación liquidez económica que nos da independencia y autonomía, no dependemos de nadie para la estructura.
No tenemos prisa, caminamos despacio y aquello que hoy no puede ser, no muere, espera su momento para seguir caminando.