Vicente BORDERA
En este texto reflexivo apreciamos cómo Vicente, agricultor y formador de larga trayectoria en el mundo de la agroecología, transmite su preocupación acerca de la evolución de la alimentación y la producción ecológica. Nacida para transformar, se hizo un hueco en el mercado gracias al esfuerzo de amantes de la agricultura y militantes ecologistas, y con su reciente popularización parece que, en algunos casos, el sistema capitalista la moldea y tergiversa su objetivo y sus métodos. Encontramos, así, quien la usa para enriquecerse, creando una imagen de empresa amable y verde, ganando sectores de mercado concienciados con la salud y el medio ambiente.
LA FORMACIÓN TRANSFORMADORA
A veces me encuentro ante un grupo de personas y no puedo evitar echar la vista atrás. Me pasa cuando estoy en un curso o un taller. Me emocionan profundamente las preguntas. Me encuentro frente a frente con el coraje y la determinación en el brillo de los ojos y en la franqueza de las palabras. En el silencio, comparto con el grupo la presencia de la duda, que nos ayuda a retomar el hilo. De la fluidez y la concordia, por cortas que sean, me siento muy feliz. Y aun concentrado y entregado, saltan como pequeñas chispas desde mi memoria que me trasladan a mi propia formación.
A veces reflexiono sobre ello ¡Qué agradable es evocar todo el bien que me hicieron! Ante mis ojos pasan personas y lugares entrañables, trabajo y cooperación, entrega desinteresada... Algunas murieron ya, pero fluyen inmortales sus buenas palabras y sus hechos. Todo esto conforma mi formación. Libros, cursos, viajes y diplomas se diluyen y reordenan ante tanto ejemplo de valor y de cualidades humanas. Claro que también existen el sufrimiento y el dolor de otras tantas afrentas y situaciones deplorables. Pero al fin se esfuman convertidas en coraje ¡Qué maravillosa transformación!
ABRIR LOS OJOS
A veces, en mí día a día en el campo encuentro alegrías y a veces penas. Me apena la creciente presión para seguir adoptando formas y usos ya denostados. Y me alegra vernos dudar y rechazar tanta rancia oferta de cientos de nuevos fitosanitarios eco. Por otra parte está el aumento de las producciones extensivas y de la exportación eco; la concentración de la oferta en grandes superficies eco; maximización de beneficios y acumulación de capital en manos de unos pocos empresarios e inversionistas eco ¿Esto debe alegrarme? ¡Pobre vieja eco! Nacida para transformar y convertida en una depredadora de recursos disfrazada. ¿Dónde están los valores? ¿Dónde la transformación? O..., dónde no está.
A veces dudo ante tal aluvión de propaganda bienintencionada que nos llega de todas partes. Casi hasta me fascina la creación de empleo, la recuperación de la economía, la supuesta sostenibilidad de los métodos, la accesibilidad del producto eco en las grandes superficies... Pero me preocupa el cómo sucede todo esto y me disturba también cómo lo aceptamos. Y vuelvo a evocar mi formación, todo el camino que me ha traído hasta aquí, hasta estas convicciones. En el titubeo de mi ánimo descubro el silencioso y profundo paso de mis etapas formativas.
A veces me asusto de mí mismo y del mundo. ¡Qué fácil es manipular al "viejo consumidor" que llevamos dentro! Me doy cuenta de cómo seguimos durmiendo ante nuestras capacidades y potencialidades electivas.
Nadie nos enseñó a despertarnos. Arrastramos un sinnúmero de costumbres sociales y familiares, un peso de normas y leyes, y toda una educación para desaprender que nos tiene bloqueados.
Tenemos el convencimiento de que todo son males menores, y mientras tanto perdemos nuestra capacidad de ser sujetos de cambio. No hacemos nada mientras nos lo dan todo hecho, incluidos los medios para conseguir nuestros fines, esos heroicos y revolucionarios. En nuestro propio idioma, con nuestro vocabulario y nuestras consignas. Y así, mantenemos la distancia campo-ciudad, continuamos con las diferencias económicas, tragamos con la injusticia social y medioambiental, explotamos nuestro entorno rural y el de países del sur. Eso sí, todo eco.
Y LA TRANSFORMACIÓN DE LA FORMACIÓN
A veces quisiera que toda la formación se transformara. Encontrar amor a las diferencias donde nos pusieron odio y rencor. Aunar nuestras capacidades en vez de enfrentar violentamente nuestros defectos. Compartir el mundo en vez de repartirlo. Descubrirnos felizmente para no seguir angustiados de nuestra propia existencia. Liberar nuestra creatividad para resolver todo aquello que nos preocupa......Y nos entiendo, tras tantas horas de escuela conceptual y marchita. Os perdono vuestra severa disciplina sin autoridad, pero autoritaria, para poder liberar mi espíritu. Necesitamos cambiar sin atarnos al raciocinio del cambio. Elegir del pasado lo que nos sirva para evolucionar.
A veces, cuando me encuentro, soy feliz de vivir en el campo, de ser capaz y creativo, de poderlo ofrecer y compartir con otras decisiones de vida. Soy feliz como agricultor creando vida, ofreciendo salud y vitalidad para éste mundo enfermo y cruel. Y así también se alejan de mí todas aquellas reiteradas críticas a una dudosa elección de vida, las que recibí. Son fruto de la ignorancia y el miedo de aquellas personas que se han dejado dirigir.
Y en esos pequeños instantes, deseo de todo corazón que la formación que salga de mis labios lo haga con toda la fuerza de ese espíritu que entre mucha gente se ha ido creando con el paso de los tiempos. Que los principios agroecológicos beneficien la integridad de las personas. Que podamos crecer nutriéndonos de armonía, actuando en libre conciencia. Y no sólo a veces.
No disfracemos de utopía nuestras necesidades y las del planeta, porque las convertiremos en frustraciones estériles y enfermizas. No nos paremos en críticas de forma, como las que se le pueden hacer a éste texto. Busquémonos allá donde nos encontremos cómodos, hay mucho trabajo por hacer ¡Ojala podamos elegir bien, formarnos libremente, acercarnos respetando nuestras diferencias y allanar los obstáculos con cariño! Cuando algo no nos acabe de satisfacer, otorguémosle el beneficio de la duda sin dejarnos atrapar por ella. La formación debe dar paso a una acción libre, no dirigida. Y el consumismo se transformaría en un uso creativo y saludable. Y la tierra en un planeta más habitable.
Y, para los amantes de la soberanía alimentaria, en la línea de la cual creo que se encuentra éste mi punto de vista, os invito a releer y reflexionar sobre la declaración de Nyeleny. Es un maravilloso derroche de esfuerzo y creatividad concentrado en unas líneas.
Salud.