Tatiana ROA AVEDAÑO
Asoquimbo: cinco años de lucha por la justicia ambiental e hídrica.
A inicios del presente siglo, cuando al sur de Colombia los campesinos y las campesinas del departamento del Huila se enteraron que una nueva represa sería construida sobre el Río Magdalena, volvió la angustia y la preocupación a la zona. Ya en los años 80 del siglo XX se había construido otro gran proyecto hidroeléctrico, Betania, 30 km al sur de Neiva, capital del departamento. Betania destruyó la dinámica natural del río y por ende la pesca artesanal de la que vivían numerosas familias en las riberas, acabó con la producción campesina local, y desplazó a cientos de familias que aún sufren el incumplimiento de las obligaciones de la empresa constructora para compensar los daños provocados por la construcción de la represa y la inundación de sus tierras. El prometido desarrollo regional que generaría la hidroeléctrica nunca llegó, el trabajo tampoco, las oportunidades para la gente local se quedaron en promesas incumplidas. Betania no sólo inundó las mejores tierras en un departamento que sufre los embates de los procesos de desertificación, también despojó a las y los campesinos de su territorio y los desplazó hacia las ciudades o hacia tierras más lejanas e improductivas donde su vida es ahora aún más difícil.
El actual emprendimiento se llama Proyecto Hidroeléctrico del Quimbo, concesionado por el gobierno colombiano a la empresa colombo-española Emgesa (subsidiaria de Endesa, actual propiedad de la italiana ENEL), y tiene el propósito de generar 400 MW de energía, según dicen para "abastecer la demanda energética que el país requiere a futuro", pero la sospecha de los pobladores es que esta nueva hidroeléctrica solo traerá beneficios a las multinacionales dueñas del proyecto.
La hidroeléctrica El Quimbo está ubicada en la región central del Huila, en el sitio denominado El Quimbo a 12 kms al sur, aguas arriba, de Betania, y represará las aguas de los ríos Magdalena y Suaza, inundando alrededor de 8.500 ha de tierras en los municipios del Agrado, Garzón, Altamira, Gigante, Paicol y Tesalia. De acuerdo a las denuncias de las organizaciones locales, afectará a miles de personas que viven directamente del río, de la pesca, de cultivar en sus vegas o de la minería artesanal, entre otras labores, y del trabajo en las fincas que serán inundadas por el proyecto hidroeléctrico. La inundación afectará a la Reserva Forestal Protectora de la Amazonía y al Macizo Colombiano; desplazará más de 1500 personas, la mayoría vinculadas a empresas comunitarias en plena producción agropecuaria, y destruirá las cadenas productivas que estos grupos campesinos han construido durante décadas de trabajo comunitario.
ASOQUIMBO: SE HACE CAMINO AL ANDAR
La experiencia con Betania enseñó a las comunidades pobladoras del Huila que sin organización es imposible defender su territorio, por ello decidieron hace cinco años constituir una organización con el fin de ganar más fuerza para detener el avance del nuevo proyecto hidroeléctrico. De esta manera, el 26 de Julio de 2008, en el Centro Poblado Rioloro, Inspección de Gigante (Huila), con la presencia de 50 personas fue constituida la Asociación de Afectados por la construcción del proyecto hidroeléctrico El Quimbo -Asoquimbo- con el objeto principal de defender el territorio y garantizar los derechos civiles, políticos, económicos, sociales, culturales y ambientales de sus asociados.
De esta manera, Asoquimbo ha levantado una de las más importantes luchas por la justicia ambiental en el país. Su lucha en la defensa por el Río Magdalena ha nutrido de nuevas narrativas las resistencias contra las hidroeléctricas, no sólo en Colombia sino en toda América Latina.
La estrategia ha sido fundamentar su lucha en la resistencia civil y pacífica, lo cual demarca con precisión la cancha en la que quieren jugar. De acuerdo a Miller Dussan, uno de los más emblemáticos líderes de Asoquimbo y profesor universitario, la resistencia civil pretende abrir un nuevo camino, donde "el fusil (...) no interfiera con mi bolígrafo". La propuesta de Asoquimbo es igualmente contundente: la creación de una Zona de Reserva Campesina Agroalimentaria como parte integral de una Reforma Agraria.
Asoquimbo ha buscado articular su lucha con otros procesos del plano nacional e internacional que luchan contra las represas en Colombia y el mundo, por ello su participación en el Movimiento Nacional en Defensa de los Territorios y Afectados por Represas, Ríos Vivos, ha utilizado diversas acciones jurídicas, de movilización, comunicativas, de denuncia y de trabajo permanente en el ámbito local para defender su territorio, las cuales le han permitido trascender desde el nivel local hasta el nacional.
Dentro de sus logros están haber logrado la suspensión de la Licencia Ambiental por la Defensoría del Pueblo, poner en marcha investigaciones dentro del gobierno de la República y, desde luego, se ha ganado una amplia solidaridad Nacional e Internacional.
LA ZONA DE RESERVA CAMPESINA
Sobre este proceso es importante saber que gran parte de las tierras que se inundarán por la represa del Quimbo son de familias campesinas. Allí hay empresas comunitarias resultado de luchas campesinas de las décadas de los sesenta y setenta del siglo XX, que producen cacao, sorgo, maíz, arroz y que son la garantía de la seguridad y la soberanía alimentaria de la población huliense. La producción de esta región asciende a más 33 mil millones de pesos anuales (aproximadamente 17 millones de dolares). De ahí que haya surgido la idea de constituir esta región como una zona de reserva campesina agroalimentaria (ZRC).
Esta figura no es nueva en el país, tiene fundamento en la Constitución Política de Colombia, en la Ley 160 de 1994 y en el Decreto 1777 de 1996. El fundamento de las ZRC, producto de las luchas campesinas y de procesos de negociación con el Estado, busca frenar el avance de los latifundios y defender la pequeña producción campesina, porque en esta área delimitada se restringe la posibilidad de adquirir predios por parte de un propietario.
Haciendo uso de esta figura, pero enriqueciéndola con otras perspectivas propias de su lucha, Asoquimbo ha propuesto como alternativa al proyecto hidroeléctrico del Quimbo la constitución de la ZRC como parte de una política autónoma y soberana que garantice la tierra, el territorio y la producción agroalimentaria para la gente local y el departamento.
YA PARA TERMINAR
La lucha no ha sido en vano, el pasado 21 de junio de 2013 El Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural expidió el Decreto número 1277 del 21 de junio de 2013 "Por el cual se establece un programa especial de Dotación de Tierras". El Artículo 1, numeral 1 de este decreto, establece como primer beneficiario a las "Personas vulnerables de la zona de ejecución del proyecto hidroeléctrico "El Quimbo" en el departamento del Huila, que no sean propietarias de tierras y sean sujetos de reforma agraria".
Sin duda este reconocimiento no es gratuito, han sido años de lucha y resistencias en el que han primado la defensa de los bienes comunes, el interés colectivo.
La lucha aún no termina, la resistencia continúa.
Censat Agua Viva – Amigos de la Tierra Colombia