Testimonio de Alberto Gómez
Unión Nacional de Organizaciones Regionales Campesinas Autónomas (UNORCA)
La UNORCA es una organización de representación indígena y campesina de amplia participación, de lucha, de trabajo y de propuesta, que se constituyó en el VII Encuentro Nacional realizado en Cuetzalan, Puebla, en marzo de 1985.
La UNORCA la integran campesinos, pequeños productores, jornaleros, avecindados, colonos, jóvenes, mujeres, pescadores y trabajadores del campo de Campeche, Chiapas, Chihuahua, Colima, Distrito Federal, Durango, Guanajuato, Guerrero, Hidalgo, Jalisco, México, Michoacán, Morelos, Nayarit, Oaxaca, Puebla, Querétaro, Quintana Roo, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tabasco, Tlaxcala, Veracruz, Yucatán, Zacatecas.
La UNORCA impulsa la amplia participación social en el ámbito nacional e internacional, y es integrante de diversas expresiones del movimiento campesino internacional, como La Vía Campesina, la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo y la Federación Internacional de Productores Agricultores.
El pasado 23 de enero, campesinas y campesinos de México iniciamos un ayuno colectivo y un plantón frente al monumento del Ángel de la Independencia de la capital, en donde permanecimos durante una de las semanas más frías del invierno para expresar nuestra indignación ante el enorme atropello que significaría la aprobación de la siembra comercial de maíz transgénico en nuestro país.
Los integrantes de la UNORCA y de la Vía Campesina decidimos realizar esta acción para llegar a las mentes y a los corazones de la gente de México y el mundo, para compartir nuestra preocupación por la salud, la cultura y la economía de nuestra nación, deterioradas por un modelo de desarrollo que favorece a una minoría, incluidas las empresas trasnacionales que ahora conspiran para apoderarse de una de las mayores riquezas de nuestros pueblos: el maíz.
En septiembre del pasado año 2012, Monsanto, Dupont-Pioneer y Dow solicitaron seis permisos para sembrar de manera comercial maíz transgénico en los estados de Sinaloa y Tamaulipas. Sinaloa es el primer productor de maíz en México y su cosecha se destina a la elaboración de tortillas que se consumen en las principales ciudades del país. Monsanto solicitó sembrar su maíz transgénico en todas las hectáreas de riego de ese estado, inclusive en las parcelas de nuestros compañeros y compañeras integrantes de la Vía Campesina. Dupont-Pioneer y Dow, también solicitaron sembrar de manera comercial maíz transgénico en 352 mil hectáreas de Tamaulipas. Uno de los maíces de los que hablamos es el maíz NK o Mon 603, famoso en el mundo por los experimentos con ratas del Dr. Gilles Eric Seralini, de la Universidad de Caen, Francia, con los que demostró graves daños a la salud por la alimentación con este maíz transgénico.
Esta diversidad es la herencia de nuestros antepasados, los antiguos mesoamericanos creadores del maíz y es el futuro de nuestras próximas generaciones. No podemos permitir robarles su futuro.
En México el maíz es el alimento básico de toda la población, principalmente se consume en forma de tortillas, pero también en una gran variedad de alimentos. El maíz recorre numerosos circuitos comerciales y conocer su procedencia es muy difícil pues se mezcla en los silos, elevadores, transportes y almacenes. Además México ha evitado el consenso internacional de obligatoriedad de etiquetado de los productos genéticamente modificados. Si se cosecha el maíz transgénico de las multinacionales, la población mexicana correremos graves riesgos.
Pero además México es centro de origen del maíz, en el país existen más de 59 razas y cientos de variedades que al aprobarse las siembras comerciales se contaminarán sin remedio. Esta diversidad de maíces es la herencia de nuestros antepasados, los antiguos mesoamericanos creadores del maíz, y es el futuro de nuestras próximas generaciones. No podemos permitir robarles su futuro.
Era muy importante que, tanto el gobierno como la sociedad, pudieran escuchar la palabra de las y los campesinos quienes «inventamos diariamente el maíz con nuestra terca persistencia». Dicen que los transgénicos comerciales tienen ventajas para los agricultores, que son semillas resistentes a herbicidas, o semillas resistentes a ciertos insectos. Pero no es cierto, no son ventajas, sino amenazas. Desde nuestra perspectiva a partir de los transgénicos las agroindustrias productoras de semillas buscan apropiarse de nuestro conocimiento colectivo cristalizado en las semillas campesinas; y del control de nuestros saberes, al impedir que las semillas sigan evolucionando en manos del campesinado como patrimonio de los pueblos. Las corporaciones buscan que sólo ellas definan la ruta que siga la evolución y la domesticación.
Los campesinos y campesinas mexicanas, junto con quienes también se saben pueblos del maíz, nos movilizamos para demandar la salida de Monsanto y oponernos a las siembras de maíz transgénico. Las corporaciones esperaban obtener los permisos a finales del año pasado pero la resistencia social hasta ahora lo sigue impidiendo. Estamos en lucha por un futuro digno y libre.
PARA SABER MÁS
http://www.unorca.org.mx/