Revista SABC

Con la ayuda de organizaciones como EMAUS o REAS, presentamos proyectos de agricultura y alimentación que nos enseñan que la verdadera soberanía alimentaria se construye con prácticas que van mucho más lejos que el insolidario lucro capitalista.

 

 

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David y Maria de Articultura de la Terra, Agullent. Foto: Articultura de la Terra

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Cooperativa Integral Esnetik, Bizcaia. Foto: Esnetik

 

 

SOLIDARIOS SIN TIERRA
Brasil

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El Movimiento Sin Tierra, MST, surgió en Brasil en 1984 con tres objetivos: luchar por la tierra, por la reforma agraria y por una sociedad más justa, a través de la ocupación, resistencia y producción en grandes propiedades rurales sin cultivar. El movimiento sigue planteando dos etapas de ocupación: acampe y asentamiento. En ambas, la producción de bienes y servicios es clave y puede darse de modo individual, colectivo o mixto. Según avanzaron los años, la producción en la fase de asentamiento se fue complejizando, alcanzando actualmente la organización en cooperativas, asociaciones y agroindustrias de diversa índole y escala. El MST permite, en la actualidad, que más de 1,5 millones de personas dedicadas a la producción rural encuentren su medio de vida y subsistencia en tierras anteriormente improductivas.

 

   Más de 1,5 millones de personas dedicadas a la producción rural encuentren su medio de vida y subsistencia en tierras anteriormente improductivas.   
 

Si bien falta mucho camino por recorrer y logros políticos por alcanzar, las personas vinculadas al MST han logrado una significativa mejora de sus ingresos y su nivel de vida al acceder a la tierra, avanzado hacia la soberanía alimentaria mediante la mejor y mayor producción de alimentos. Y su forma de pensar y hacer, con valores de la economía solidaria, ha reportado otros beneficios:

1. La incorporación de toda la familia a las diversas actividades de producción y comercialización, jugando la mujer y los y las jóvenes un importante rol. Esta participación hace que cada uno de sus miembros se sienta considerado y valorado, reforzando su espíritu de lucha, compromiso y solidaridad
2. La puesta en práctica de diversas formas de cooperación en la producción posibilitó la construcción de más de 100 cooperativas (entre las cooperativas centrales, las locales de producción, servicios y comercialización y las de crédito), además de la puesta en marcha de más de 1.900 asociaciones y el desarrollo de 96 agroindustrias.
3. La elección de la agroecología como tecnología de producción, posibilitó, además de la producción de alimentos más sanos, la conformación de la Red BioNatur de producción y comercialización de semillas y hortalizas agroecológicas que con 11 años de existencia es actualmente la mayor productora de semillas agroecológicas de Latinoamérica.
4. El sostener la educación como una de las bases del movimiento, entendiéndola de manera mucho más amplia que la escolaridad y la alfabetización, hace que se convierta en un proceso de toma de conciencia y de liberación.
5. La producción de los asentamientos ha dinamizado la economía de la región, generando desarrollo, aumento del comercio y mejoras en las condiciones generales de vida de las familias asentadas.

 

CULTIVAR REDES
en Rosario (Argentina)

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En la década de los 70, como consecuencia del impacto social de las políticas neoliberales aplicadas en Argentina, se desarrolló un proceso de desindustrialización en la ciudad de Rosario, incrementándose la inmigración rural y la aparición de un significativo cordón de pobreza periurbano. En los años 80 y como respuesta popular a tal exclusión social, comenzaron a surgir huertos de autoconsumo. Dando continuidad a este proceso, como respuesta productiva a la fuerte crisis económica que se dio en el país a finales de 2001 (en Rosario se manifestó con niveles de pobreza del 60%) dio comienzo el Programa de Agricultura Urbana (PAU) de la ciudad de Rosario. Desde 2002 a la actualidad se ha vivido un periodo de construcción agroecológica y se ha consolidado e institucionalizado el PAU como política pública para avanzar en el desarrollo de la Soberanía Alimentaria del municipio.

 

   Las gentes de Rosario han puesto en marcha 791 huertas comunitarias, vinculando directamente a más de 10.000 familias a la producción de hortalizas orgánicas, lo que supone el auto abastecimiento con verduras de al menos 40.000 personas. Una parte de la producción se comercializa en ferias semanales, y otra, mediante dos Agroindustrias Sociales Urbanas, se transforma agregando valor a lo producido en la huerta, a la vez que genera puestos de trabajo adicionales.   

El objetivo principal de esta experiencia ha sido promover un proceso de construcción de desarrollo endógeno a partir de estrategias participativas y formas solidarias de producción, transformación, comercialización y consumo de alimentos sanos. Es decir, con planteamientos de la Economía Social y Solidaria, una práctica de Soberanía Alimentaria ha conseguido:

1. Mejorar la condición de vida de las personas excluidas urbanas a partir de la producción de alimentos de alto valor biológico y la generación de ingresos genuinos. También se ha mejoradoel paisaje barrial al transformar potenciales basurales en espacios productivos.
2. Construir una economía inclusiva a partir de relaciones directas entre personas productoras y consumidoras. Para lograrlo, se han realizado acciones de promoción de un consumo responsable, precios justos y una articulación de actores con fines comunes (sindicatos, gremios, comedores comunitarios, pequeños emprendedores/as).
3. Aumentar el empoderamiento de las mujeres huerteras al incluirse socialmente y poder controlarlos ingresos generados con las huertas. Una encuesta realizada en 400 huertas, encontró que un 70% de las mujeres cumple el rol de coordinadora de grupos productivos, y el 50% logra por medio de este emprendimiento el acceso al manejo de dinero.
4. Acceder a una tenencia segura de los terrenos. A partir del protagonismo de las familias productoras en talleres, se ha logrado definir, en función de sus necesidades, los criterios para elaborar los instrumentos legales. Se han elaborado y sancionado las ordenanzas y convenios de cesión por parte del ejecutivo y legislativo municipal.
5. Dar una alta valoración a los productos comercializados por parte de la comunidad, Creándose y consolidándoseespacios de comercialización e intercambio. Además, se han desarrollado sellos de calidad de los productos: marca y certificación institucional que garantizan las buenas prácticas de producción y manufactura de acuerdo a principios agroecológicos.
6. Además de las familias productoras y consumidoras, otras actividades han nacido a su alrededor: fabricantes de herramientas, de postes de cemento, de abonos, etc, que trabajan como proveedores de la Agricultura Urbana.
7. Se ha promovido la agroecología como tecnología de producción con el fin de no depender del uso de recursos externos y de mejorar la utilización de los recursos locales (residuos para elaborar abonos, etc.), además de recuperar espacios degradados o subutilizados.

 

   El sello “Economía Solidaria” garantiza buenas prácticas de cultivos.

 

 

LAS CONSERVAS QUE DINAMIZAN EL TERRITORIO
Fernando Fernández

‘Con Mucho Gusto’ es empresa de muy reciente creación que incorpora la producción primaria y la transformación de mermeladas, salsas y conservas a partir de nuestros productos y de materia prima local buscando dinamizar la pequeña agricultura campesina. Se constituyó formalmente hace tan solo un año, pero reúne a cinco socios y socias que ya tenían en marcha pequeños proyectos de producción primaria. Actualmente integra tres actividades.

EL CORRAL DE QUINTANAS, en la localidad de Quintanas de Hormiguera, Cantabria, es una granja de aves de corral criadas conforme a la tradición campesina y de manera ecológica. En la finca tenemos plantados 150 manzanos de seis variedades locales; reineta parda, reineta gris, tabardilla, rústica de otoño, libertad y naranja estriada que proporcionan sombra y cobijo a los pollos y nos surten de excelente materia prima para nuestras mermeladas. La actividad de la granja la coordinamos con otros cuatro productores y productoras de la provincia de Palencia con quienes organizamos el sacrificio y la comercialización fortaleciendo otras redes.

OBRADOR ARTESANAL DE MERMELADA, SALSAS Y CONSERVAS, en la localidad de Quintanas de Hormiguera, Cantabria, es una granja de aves de corral criadas conforme a la tradición campesina y de manera ecológica. En la finca tenemos plantados 150 manzanos de seis variedades locales; reineta parda, reineta gris, tabardilla, rústica de otoño, libertad y naranja estriada que proporcionan sombra y cobijo a los pollos y nos surten de excelente materia prima para nuestras mermeladas. La actividad de la granja la coordinamos con otros cuatro productores y productoras de la provincia de Palencia con quienes organizamos el sacrificio y la comercialización fortaleciendo otras redes.

LA FINCA DEL DUJO es la finca más grande, de donde obtenemos la mayor parte de nuestro producto, situada entre Villanueva de Henares y Quintanas de Hormiguera, diseñada con una gran diversidad. En ella producimos algo de moras, arándanos, grosellas y frambuesas y desde luego muchas verduras y hortalizas. Esta actividad es complementaria a la de transformación pues al concentrarse mucha producción entre los meses de verano y principios de otoño, una actividad interesante es vender directamente las verduras y frutas dando la posibilidad a los consumidores y consumidoras de cosechar el producto y pagarlo a la salida de la finca. Decimos que es un supermercado campesino al aire libre.


Nuestro modelo empresarial se apoya en la economía solidaria. Buscamos la consolidación de una empresa abierta que nos permita vivir con calidad y dignidad en el medio rural, de la actividad agrícola y disfrutando de lo que hacemos, a la vez que buscamos dinamizar la estructura productiva de nuestra comarca a partir de nuestra actividad campesina. Desarrollando una empresa que no solo produce y transforma lo que produce, sino que interactúa actualmente con una red de 15 productores y productoras locales, que aspira a poder integrar a más socios y socias que aporten nuevas actividades e ideas (como producción de plantón para huerta, cereal o alguna otra línea de transformación) ofreciéndoles una forma de dar salida a sus producciones.

Nuestro producto encierra en sí mismo una serie de valores que destacamos dentro de los nuevos paradigmas de la economía solidaria y la soberanía alimentaria. Producto local ligado a un territorio y que se identifique con él. De calidad. Innovador, puesto que dedicamos una parte importante del tiempo a probar diferentes recetas y combinaciones que introduzcan mezclas de sabores novedosos.


 

   En definitiva, se trata de una empresa en construcción que trata de revitalizar la producción y el entorno desde claves solidarias y sostenibles

 


Al mismo tiempo, estamos tratando de trabajar con las personas técnicas de los servicios de agricultura y sanidad para solucionar las barreras iniciales que la legislación pone a lo que queremos construir, y en este sentido, y a pesar de las dificultades vamos dando pasos.

Por último comercializamos en primer lugar en el pequeño comercio de la comarca, y en segundo lugar a través de ferias y mercados, pero somos conscientes de la necesidad de ampliar al menos a las ciudades cercanas de Santander, Burgos y Palencia.

 

ARTICULTURA DE LA TERRA, COOPERATIVA VALENCIANA

+ Información

Somos una cooperativa de trabajo asociado creada en 2007 y formada por tres personas socias trabajadoras y veinte asociadas.

Durante el primer año nos dedicamos principalmente a los servicios agrarios y pudimos alquilar un nave industrial en la población de Agullent (Valencia) para empezar la elaboración artesana de bebidas alcohólicas. En 2008, con todos los trámites legales y administrativos adecuados, empezamos la producción de vino y cerveza bajo principios artesanos y de producción ecológica para especializarnos poco después y hasta la actualidad en la producción y comercialización de cerveza bajo el nombre genérico de Cervezas Lluna.

Partimos de un colectivo de personas vinculadas a la economía solidaria, la soberanía alimentaria y la autogestión y por ello uno de los principios que nos marcamos fue desarrollar la idea de trabajo cooperativo y autogestionado. La fórmula cooperativa de trabajo asociado nos permitió unificar ambos conceptos y nos dio la oportunidad de cubrir las necesidades económicas iniciales. De esta manera, la financiación la obtuvimos, por un lado y de manera bastante importante, gracias al espaldarazo de las personas asociadas, que no dudaron en apostar por el proyecto y, por otro lado, a través de una línea de financiación ICO.

Hoy por hoy, el objetivo principal de Articultura de la Terra Coop V, es conseguir elaborar todos nuestros productos con materia prima procedente de Km 0. La transformación de cereales en malta o la obtención de lúpulo ecológico figuran entre nuestros retos y ante la carencia de estructuras que lo hagan posible a corto plazo, nos lo planteamos como un camino a recorrer, como una motivación suficiente para continuar adelante.

 

   Queremos conseguir que la cerveza artesana y ecológica elaborada desde el trabajo en el campo por medio de la transformación agroalimentaria, y comercializada de manera ética no sea una hecho anecdótico, sino una realidad sostenible en nuestras comarcas.  

Esta motivación nos llevó a rechazar trabajar para grandes superficies de venta cuando un grupo de empresas nos comunicó su interés. La coherencia nos impide colaborar con empresas que desordenan el territorio urbano y rural, creando espacios a su medida que condicionan los hábitos de consumo sin tener en cuenta principios de estacionalidad y respeto medioambiental, concentrando amplias cuotas de poder en el mercado y provocando la pérdida de los comercios tradicionales.

Deseamos que la coexistencia y colaboración entre tiendas tradicionales, grupos de consumo -cada vez más consolidados- y los incipientes mercados campesinos hagan posible que los agricultores y agricultoras puedan desarrollarse con principios de comercio justo y sostenible.

 

 

PESCA ARTESANAL COMO PRÁCTICA DE ECONOMÍA SOLIDARIA
Antonio García Allut. Director Ejecutivo de la Fundación Lonxanet

www.fundacionlonxanet.org

La pesca artesanal de pequeña escala cumple un importante papel económico, social y ecológico. En concreto, agrupa a más de 200 millones de personas en el mundo, la mayoría poblaciones rurales que viven en países con un IDH muy por debajo de la media; proporciona alimento a más de 2.000 millones de personas; aporta el 50% de pescado para el consumo humano en el mundo; genera empleo local (gran parte empleo femenino), fija población al territorio y dinamiza social y económicamente a muchas poblaciones costeras, fluviales y lacustres dependientes de estos ecosistemas; y, por último, contribuye a la sostenibilidad social, ambiental y económica más que ningún otro sistema productivo pesquero (semi-industrial o industrial).

Pese a estos hechos, se trata de una actividad económica en regresión y especialmente vulnerable ante la falta de atención y apoyo por parte de las políticas públicas de muchos países. Dicha desatención genera abandono de la actividad, pobreza, emigración, desarraigo y exclusión social.

En defensa de esta actividad y desde los valores de la Economía Solidaria, la Fundación Lonxanet en Galicia y otros puntos del Planeta, actúa sobre las condiciones que debilitan a la pesca artesanal con el propósito de fortalecerla y consolidarla como un sistema productivo que contribuye a la sostenibilidad social, económica, ambiental y política de las comunidades pesqueras.

Con tal enfoque, perseguimos contribuir a la creación de una sociedad con un sistema más justo de distribución de la riqueza, en la que los derechos humanos de las poblaciones más débiles se reconozcan y se respeten en su integridad.


 

   Se trata entonces de visibilizar la pesca artesanal como un sistema productivo sostenible y responsable.  

 

El pilar sociocultural: Uno de los objetivos de la Fundación Lonxanet es el de dignificar la profesión de pescador y el patrimonio cultural en el entorno de la pesca artesanal y ante la sociedad en general. Con ello perseguimos dar a conocer, sensibilizar y transmitir a la sociedad la profesión del pescador artesanal y su contribución a un mundo más justo y sostenible

El pilar ambiental: El mar es la principal fuente de ingresos de las y los pescadores, por lo que su buena salud y equilibrio es vital para la actividad pesquera. Ellas y ellos, por su proximidad y conocimiento, son clave para liderar el proceso de protección de los recursos marinos. Así pues, buscamos trabajar la concienciación ambiental, fomentar el interés colectivo y promover el desarrollo sostenible de las áreas y recursos marinos. Para cumplir con esta misión la Fundación Lonxanet elaboró una metodología innovadora para la creación y gestión de Reservas Marinas de Interés Pesquero Cogestionadas. La principal innovación de este modelo es su enfoque participativo, aplicado en todas sus fases de diseño, creación y gestión. En este sentido, son los propios pescadores y pescadoras quienes impulsan la creación de la Reserva Marina que, una vez formalizada, es administrada bajo un modelo de cogestión paritaria entre la administración pública y las y los pescadores artesanales. Científicos y ONGs actúan como observadores con derecho a voz.

El pilar económico: Condicionadas por un sistema económico que fomenta la desigualdad social, las personas que se dedican a la pesca artesanal se encuentran en situación de fragilidad. Por esta razón, resolver en primer lugar el problema de la falta de ingresos económicos es un paso fundamental. Se trata entonces de visibilizar la pesca artesanal como un sistema productivo sostenible y responsable. Así, intervenimos fomentando la comercialización directa de los productos provenientes de la pesca artesanal sostenible, mejorando su trazabilidad y gestión de la cadena de valor y desarrollando sistemas alternativos o complementarios de generación de ingresos para las comunidades de pescadores (diversificación del sector pesquero).

El pilar de la participación ciudadana: La participación de las gentes de la pesca artesanal en la esfera pública es esencial para la puesta en valor de la actividad pesquera en la sociedad. Además, su participación contribuye al cambio de percepción de todos los sectores, que pasan a considerarlas actores legítimos en la construcción de un mundo más sostenible.

COOPERATIVA L’OLIVERA: CONSTRUIR LA ECONOMÍA SOCIAL DESDE EL MUNDO RURAL
Carles de Ahumada y Pau Moragas, director y responsable de campo de L’Olivera Cooperativa. Vallbona de les Monges, Lleida.

www.olivera.org

EL LUGAR, LA HISTORIA Y EL PROPÓSITO

Vallbona de les Monges es un pueblo de la Cataluña interior de secano, rodeado de colinas modeladas por frágiles paredes de piedra seca y que ha crecido al abrigo de un monasterio cisterciense femenino del siglo XIII. Unas 90 personas habitan sus casas -en verano algunas más-, si bien a principios del siglo XX llegó a contabilizar sobre los 1.000 habitantes. Encontramos también un bar y apenas un reparto de periódicos. El paisaje es una estampa bastante frecuente en los territorios que han ido quedando aparte del desarrollo agroindustrial: parcelas pequeñas, cultivos poco exigentes en mano de obra (cereal, olivo), abandono de las fincas menos accesibles, pérdida progresiva de elementos del patrimonio agrícola (terrazas, cabañas, campos) y reducción del número de agricultores a tiempo completo.

En este contexto, común en muchos pueblos de nuestro medio rural mediterráneo, Vallbona empieza a ser conocida también por albergar desde el año 1974 una experiencia social y productiva que intenta caminar en sentido diferente. De hecho, L’Olivera comienza cuando un escolapio y tres mujeres de Barcelona crean en los años 70 un proyecto colectivo y de integración social –personas con discapacidad psíquica en los inicios- en este pueblo rural. Vallbona de les Monges, que 800 años antes nacía alrededor de una comunidad monástica, acogía entonces un pequeño grupo que quería sumar trabajo, ideales y sueños para hacer viable un proyecto social, a escala humana, y donde -como con el tiempo se fue descubriendo- fuera compatible la dimensión social con la viabilidad económica y productiva.

VIVIR EN EL MUNDO RURAL SIENDO AGRICULTORES: TIRAR DEL HILO DEL FAMOSO “VALOR AÑADIDO”

La economía del grupo quiso ser desde el inicio agraria, como los demás vecinos del pueblo, y cooperativa, por las potencialidades de esta forma de organización.

Los numerosos intentos de ser viables durante los años 80 (pequeñas inversiones en riego, participación en la cooperativa local, etc) llevaron a finales de esta década a la certeza de que sólo cultivando, elaborando y comercializando seríamos capaces de vivir de nuestro trabajo, permitir que personas con capacidades diferentes participaran en el proceso, y que el conjunto fuera sostenible. Lo que el año 1989 era una intuición y el principio de una realidad se fue consolidando durante los años siguientes. Actualmente elaboramos 16 tipos de vino y 3 tipos de aceites de oliva, cultivando 40 hectáreas de viña y olivos de secano en producción ecológica certificada. Constatamos que para nosotros la única manera de sobrevivir siendo agricultores es intentar que nuestros productos transporten un conjunto de “valores añadidos”: económico, social, territorial, ambiental, sensorial. El alimento acaba siendo el reflejo de una tierra y una gente que la trabaja y la interpreta detrás. Tierra y Gente.

L’OLIVERA EN LA ACTUALIDAD. LA EMERGENCIA DE LA AGRICULTURA SOCIAL.

Todo este camino de esfuerzo compartido, complicidades, lucha y profundos debates internos nos lleva actualmente a ser una organización con unos 42 miembros, integrando en este grupo a 22 personas “frágiles”. Y desde el año 2010, L’Olivera desarrolla un segundo proyecto en el PARC NATURAL DE COLLSEROLA de la ciudad de Barcelona (en la llamada “Agricultura Periurbana”), un equipo de 22 miembros con 12 jóvenes con dificultades, gestionando la viña de la ciudad y elaborando su vino institucional.

 

   Agricultura Social, que propone que más allá de la actividad productiva o de conservación del entorno, la agricultura puede jugar un rol importante en el ámbito social y terapéutico.  

Con el tiempo descubrimos que nuestra praxis, junto a nociones como la Agricultura Campesina o la Agroecología, se acerca al concepto emergente de Agricultura Social, que propone que más allá de la actividad productiva o de conservación del entorno, la agricultura puede jugar un rol importante en el ámbito social y terapéutico. Una constelación de experiencias europeas (la mayoría de pequeña escala) nos lo demuestra y nos abre nuevas perspectivas para seguir creyendo que continuarán las alternativas para un mundo rural vivo.

 

 

LA COOPERATIVA DE LA ÉTICA

www.esnetik.com

Pronto hará un año desde que la cooperativa integral Esnetik se puso en marcha. Varias personas, con el apoyo del sindicato agrario Ehne Bizkaia, habían decidido poner toda la carne en el asador e impulsar una idea que se llevaba barajando durante bastante tiempo. Había que hacer algo que permitiese asegurar la continuidad de la producción láctea en Bizkaia, históricamente la más potente del sector agrario en la zona, pero también la más debilitada a medida que se va implantando el sistema agroalimentario neoliberal. La intensificación de la producción y la pérdida de control de la elaboración y la comercialización, amenazan con la desaparición de los caseríos que trabajan a pequeña y mediana escala, ahogados entre los cada vez mayores costes de producción y la poca capacidad de maniobra al competir en igualdad de condiciones con una industria dominante, ante el desconocimiento de la mayor parte de la sociedad en su conjunto.

 

   Se debía poner el foco en los valores, que las personas, la justicia social, o el cuidado del medio ambiente, no tenían porqué ser un impedimento para que fuese viable desde un punto de vista económico y tuviese perspectiva de futuro sino todo lo contrario, eran la clave para plantar cara.  

Cuando se planteó impulsar este proyecto, no todo estaba definido, pero sí había dos cosas claras. La primera es que se debía poner el foco en los valores, que las personas, la justicia social, o el cuidado del medio ambiente, no tenían porqué ser un impedimento para que fuese viable desde un punto de vista económico y tuviese perspectiva de futuro sino todo lo contrario, eran la clave para plantar cara. En segundo lugar, el éxito de Esnetik se obtendría a medida que se consiguiese implicar a la ciudadanía en general. La soberanía alimentaria no es sólo una lucha campesina sino que es una reivindicación que nos incumbe a todas y todos, y sólo con una implicación más amplia será posible darle un vuelco a la situación.

El significado de Esnetik proviene del euskera, y está compuesto por las palabras esneki que significa lácteos y etika (ética), pone de manifiesto no sólo a qué se dedica, sino lo que es más importante, cual es el principio que motiva su funcionamiento. Su actividad propiamente dicha es simple. Compra la leche a los caseríos asociados, elabora diferentes lácteos mediante una quesería local que ya existía, y se encarga de llevar a cabo la comercialización. Pero lo que realmente marca la diferencia es que todo ello lo hace con una estructura organizativa formada por tres colectivos, personas productoras, consumidoras y entidades colaboradoras que se han puesto de acuerdo para, por encima del negocio, priorizar una serie de valores que deben guiar su funcionamiento: ética, transparencia y confianza.

Actualmente, hay ocho pequeños caseríos que han dejado de vender su leche a la industria y se han asociado a Esnetik. Una vez recogida la leche, se elaboran diferentes tipos de lácteos en una quesería que estaba a punto de cerrar sus puertas, de modo que se aprovechan recursos que ya existían. En cuanto a la comercialización, en principio, se trata de que la mayor parte de los alimentos sean adquiridos por las personas o grupos de consumo que se han asociado a la cooperativa, en torno a una red cercana donde el peso de la distribución recae en ambas partes y el intercambio de ideas, conocimientos y opiniones es constante, potenciando así una relación que va mucho más allá del simple intercambio de dinero por mercancía, donde la confianza entre los colectivos que forman parte de la cooperativa marca la relación del día a día. Finalmente, los excedentes se distribuyen a su vez por establecimientos locales o directamente a personas consumidoras, evitando las cadenas de supermercados y que los alimentos recorran miles de kilómetros.

También la construcción de precios es singular, ya que se parte de dos ideas: el precio legítimo que debe pagarse por la leche y el coste lo más asequible posible que puede asumir una persona o familia consumidora. Además, en la etiqueta aparecen los costes desglosados, es decir, de cada alimento podemos saber el dinero y porcentaje que se destinan a las pastoras y pastores, a la elaboración y a la comercialización, y cualquier persona puede acceder tanto a la información técnica o económica de cada alimento, promoviendo así una transparencia elemental para poder diferenciar entre el modelo dominante y el alternativo.

 

   Por encima del negocio, priorizar una serie de valores que deben guiar su funcionamiento: ética, transparencia y confianza.  

 

Además de los cambios en la actividad económica propiamente dicha, la cooperativa va más allá en su planteamiento, buscando ser coherente con los principios que defiende dentro de su estructura organizativa. Por ello, formar parte de las finanzas éticas, las alianzas con redes o entidades que trabajen por el mismo fin, la inclusión de la perspectiva feminista, los canales de comunicación participativos o la toma de decisiones horizontal, son retos que se han tenido presentes desde el primer momento y que se trabajan día a día.

Llevamos unos pocos meses impulsando este proyecto, meses en los que nos hemos encontrado con dificultades y barreras añadidas casi en cada momento ante las que mantener la coherencia no siempre ha sido sencillo, pero también han sido meses cargados de ilusión, motivación y esperanza por parte de todas aquellas personas que se han ido sumando a la iniciativa, que han creído que otra economía y otro modelo de sociedad es posible. Es gracias a ese apoyo, que estamos convencidas de que Esnetik, de que la soberanía alimentaria, tienen ante sí un largo recorrido. Un camino que estamos construyendo entre todas y todos.

  PARA SABER MÁS

   García Jané, J., “Cooperativas que se reproducen”, Nexe 27, enero de 2011.

   GAIGER, L..I “Emprendimientos económicos solidarios”. En CATTANI, Antonio David, La otra economía, Colección lecturas sobre Economía Social, Altamira, Buenos Aires, 2004, pág 237.

   EMAÚS FUNDACIÓN SOCIAL, REAS EUSKADI, HEGOA y RILESS (2010): Guía de Experiencias de Economía Social y Solidaria Sur-Norte.

 

EL MICROCREDITO AL SERVICIO DE LA SOBERANIA ALIMENTARIA
Jose A. Piñas Sanfacundo. Asociación Elkarcredit

www.mundubat.org

Promovida por la ONGD Mundubat, la asociación Elkarcredit nace en el año 2004 en el ámbito de la cooperación internacional, partiendo de la convicción de que la pobreza estructural de las mayorías supone una violación de los Derechos Humanos, incluido el derecho al crédito. El objetivo de Elkarcredit es ser una herramienta micro-financiera capaz de fortalecer a las instituciones locales proporcionándoles liquidez para que afronten con mayor solvencia los desafíos del proceso transformador en el que se encuentran.

Nuestro trabajo promueve una soberanía local desde la participación y tiene dos ejes estratégicos. El eje económico o de economías populares se propone alcanzar la seguridad alimentaria, excedentes y capacidad de comercialización, así como una mejor organización comunitaria y el fortalecimiento del papel de las mujeres. El eje democrático se sustenta en la participación ciudadana, el impulso de redes asociativas y el fortalecimiento de la vida campesina y su incidencia en las políticas públicas. Una sociedad participativa que construya una ciudadanía con capacidad de presión, de lucha y sentido crítico.

La expansión del capitalismo ha desmantelado los sistemas de crédito públicos específicos que se habían creado en décadas anteriores y que trataban de beneficiar a la producción nacional y local con líneas de crédito ventajosas; se suprimieron todas las medidas de apoyo a las y los pequeños agricultores y ganaderos, a los sistemas de mercados locales y a la producción agrícola y ganadera intensivas. Desplazó la agricultura de autoconsumo y de traspatio familiar, a la categoría de subsistencia, socavando no solo la seguridad alimentaria de las personas, su cultura y su dignidad, sino también perjudicando una relación sostenible con el entorno natural.

 

   El crédito es una forma de financiamiento y por tanto una herramienta al servicio de la actividad económica, que a su vez debería tener como objetivo central el bienestar de las personas y el respeto al medioambiente.  

 

Los microcréditos no son una herramienta apropiada para todas las personas ni para cualquier situación, tampoco eliminan otras necesidades sociales básicas (salud, educación, infraestructuras,...). Somos conscientes de que el crédito no es la solución para conseguir un desarrollo integral, pero creemos que coordinado con otras herramientas puede facilitar los procesos de desarrollo endógeno participativo. El microcredito posee la ventaja de tener formas diferentes en las que puede gestionarse, adaptándose mejor a la realidad local particular para apoyar modelos de organización comunitarios. De modo que: apoyar la creación de cooperativas agrícolas y de producción de alimentos en asentamientos del MST en Brasil, el acopio de granos básicos y recuperación de semilla autóctona en El Salvador, la actividad agropecuaria en cooperativas de autoconsumo en Nicaragua, abrir canales de comercialización directa de los productos campesinos a las poblaciones consumidoras facilitando una retribución justa a los productores, y la transparencia y la democracia en la cadena agroalimentaria en Nicaragua... son ejemplos que, en colaboración con Mundubat, se han convertido en nuestra práctica microfinanciera.

En definitiva, en el ámbito rural nuestra opción de trabajo es la de potenciar la estructura económica rural definida por el modelo familiar campesino y/o cooperativo. La soberanía alimentaria ha sido capaz de unir viejas y nuevas reivindicaciones en el medio rural. Todas las luchas, desde la reforma agraria, o los derechos de los pueblos originarios, pasando por el derecho a la salud y al consumo de alimentos sanos y nutritivos, o la defensa de la biodiversidad, han tenido cabida. La soberanía económica, con un financiamiento adecuado al mundo rural, tiene que seguir enriqueciendo esta alternativa.

 

EN LOS PUPITRES, UNA NUEVA ECONOMÍA
Emma Sánchez. Casolem

www.casolem.cat

Un buen ejemplo para entender cómo las actividades económicas, pensadas desde el corazón, son capaces de generar cambios lo tenemos mucho más cerca de lo que pensamos. Y así empezó todo, cuando el interés de Paula por cocinar en la nueva escuela de sus hijas provocó el inicio de un proyecto para dar servicio a las familias que tenían que dejar a sus hijos e hijas a comer en la escuela.

La inquietud de Paula -hoy muy habitual cuando analizamos quien controla la restauración colectiva- por defender una cultura alimentaria ha llevado, no sin mucho trabajar, a la creación de Casolem, una pequeña empresa que ofrece en dos escuelas públicas de Cardedeu, Barcelona, alimentación saludable, sostenible, con producto fresco de temporada y, en la medida que la proximidad nos lo permite, ecológico. Junto a ello, ofrecemos, también, el servicio de monitoraje, el cual vela por hacer pedagogía al respecto, de la manera más amena y afectuosa posible.


 

   Pequeñas operaciones de transformación económica a partir de modificar la esencia y los valores

 


Y Casolem no es solo una empresa que alimenta sanamente a niñas y niños, es una actividad que en el interior de la escuela sensibiliza sobre estos temas, y que fuera dinamiza la economía local, siendo una oportunidad para el desarrollo de proyectos campesinos, generación de empleo y creación de nuevas redes.

Esa es nuestra reflexión y práctica. Saber hacer de un cambio en la mentalidad de la sociedad respecto a la alimentación, pequeñas operaciones de transformación económica a partir de modificar la esencia y los valores de ofrecer estos servicios. Casolem es un ejemplo de que se puede conseguir.

 

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