La región de Epiro, en Grecia, amenazada por la extracción de hidrocarburos
Save Epirus
Desde que las potencias europeas aprendieron a saquear de minerales y recursos agrarios a países de África o América, el extractivismo se ha convertido en algo común. Si Galeano volviera a escribir Las venas abiertas de América Latina, sus capítulos dedicados al extractivismo minero —«Las fuentes subterráneas del poder»— y al extractivismo agrario —«El rey azúcar y otros monarcas agrarios»— necesitarían libros enteros para narrar las atrocidades cometidas en su nombre. Pero actualmente, además, una suerte de colonialismo energético se expande también en el sur local a gran velocidad.
Aunque la democracia es actualmente la forma de gobierno más común en el mundo (irónicamente, inventada en Grecia), no es un secreto que la ciudadanía tiene cada vez menos voz en las decisiones que se toman y que le afectan directamente en su vida cotidiana. Lo que está sucediendo en la región de Epiro es, tristemente, un ejemplo perfecto de ello.
El Gobierno de Grecia concedió permisos a dos grandes corporaciones de petróleo y gas para explorar y explotar hidrocarburos en la región. Nuestra organización solo supo de esto en noviembre de 2017 cuando un compañero estaba en el campo recogiendo setas y vio camiones con los logotipos de estas empresas. Fue a partir de entonces cuando empezamos a investigar qué estaban haciendo en la zona y descubrimos que los acuerdos entre el Gobierno y las empresas se remontan al año 2014, incluidas algunas leyes sospechosas que benefician enormemente a estas compañías.
Una de las regiones menos industrializadas de Europa en peligro
Se trata de una situación ilegal por varias razones. En primer lugar, un permiso de exploración debe ser independiente del permiso de extracción, y ambos requieren la conformidad de los procesos administrativos establecidos. En segundo lugar, las empresas (entre ellas, Repsol, Exxon Mobil, ELPE y Total) comenzaron a trabajar sin el consentimiento público informado o sin evaluaciones imparciales sobre el impacto ambiental. Se les ha concedido el derecho de prospección de petróleo y ya han empezado a trabajar en pruebas sísmicas, han cortado franjas enormes en los bosques públicos y han establecido su infraestructura incluso en tierras privadas. Durante las pruebas sísmicas explosionan dinamita en agujeros profundos practicados en la tierra cada 50 metros a lo largo de un área de 500 kilómetros cuadrados. Han construido carreteras y helipuertos invadiendo bosques, pastos, tierras de cultivo y viñedos de la población local. Dodona, el oráculo helénico más antiguo; Zagori, una red de 44 aldeas famosas por su cultura geológica (Centro del Patrimonio Mundial de la UNESCO) y por el valor de su biodiversidad (Zagori abarca el Parque Nacional de Pindos del Norte, parte de la red Natura 2000), y Epiro, en general, una de las zonas menos industrializadas de Europa, están todas incluidas en los planes de exploración de petróleo y gas, lo que supone un peligro para la ecología, la identidad y la cultura de toda la región.
El Gobierno no informó a ninguno de los residentes locales de nada de esto. Es nuestra organización quien lo ha descubierto gracias a una investigación minuciosa y a nuestras visitas al lugar. Es más, el Gobierno aún nos oculta información. Debido a la geología de nuestra región, sabemos que si las empresas siguen adelante con la extracción de hidrocarburos, lo más probable es que tengan que utilizar métodos no convencionales como el fracking o la pirólisis. Pero nadie del Gobierno o de las compañías lo admitirá. Cuando se les hacen preguntas directas, cambian de tema o simplemente suspenden la rueda de prensa, algo a lo que no tienen ningún derecho. En resumen, el gobierno NO representa a la población ni protege sus intereses.
Beneficios económicos que no compensan
Esta extracción de hidrocarburos no supone ningún beneficio financiero para la ciudadanía griega en general ni ningún beneficio político para Grecia.
Incluso si nos limitáramos a considerar los beneficios económicos potenciales (ignorando todos los factores externos negativos asociados al desarrollo de los hidrocarburos), el Estado griego saldría perdiendo, ya que se quedaría con las migajas de cualquier beneficio potencial y soportaría a cambio toda la carga de unos riesgos alarmantes para el medio ambiente y para las actividades económicas del país, de gravedad incalculable. No existen proyectos de extracción de hidrocarburos que no contaminen. Estamos hablando de actividades industriales pesadas. Y contrariamente a lo que se nos dice, el riesgo de accidentes no es pequeño. En América, por ejemplo, la cifra de accidentes (pequeños o grandes) debidos a la producción y al transporte de hidrocarburos supera, en ciertos casos, los 150 al año.
Además, el coste de la limpieza de estos accidentes es enorme. Las vías fluviales (mares, ríos, lagos, etc.) nunca acaban de limpiarse completamente y tienen que pasar décadas para que vuelvan a un estado razonable. Si comparamos los costes de tales accidentes con el tamaño de la economía griega, podemos ver que cualquier accidente podría ser fatal para una nación ya económicamente frágil. Por ejemplo, la limpieza de un accidente "menor", como el vertido de petróleo cerca de Refugio State Beach, en la costa oeste de los EE. UU., en 2015, costó 335 millones de dólares.
Por otra parte, la extracción de hidrocarburos no ayudará a Grecia a avanzar hacia la autonomía energética. Todo el petróleo o gas extraído pertenecerá a las empresas que efectúen la extracción... Por lo tanto, el argumento expuesto en relación con la eficiencia energética y la independencia es simplemente falso. Cabe destacar que la explotación comercial se concede a las multinacionales mientras que el Estado griego, salvo en situaciones especiales como una guerra o en caso de emergencia, no tendría acceso a sus propios recursos. El mercado interno seguirá siendo impulsado por las empresas multinacionales privadas de comercio de hidrocarburos. Por lo tanto, no habrá ningún beneficio financiero para la ciudadanía.
Siglos de convivencia simbiótica con el entorno
El colapso energético más que cercano está agrandando el alcance de los radares capitalistas y en los países del sur de Europa la búsqueda de minerales y petróleo está haciendo añicos el medio ambiente y las economías campesinas, arruinando sus paisajes, acabando con su biodiversidad, con sus equilibrios ecológicos y con sus fuentes de agua. No hace falta decir que los mismos patrones que hoy empobrecen al Sáhara Occidental por su riqueza en fosfatos básicos para los fertilizantes de la agricultura industrial, o empobrecen a las poblaciones andinas de Perú donde las minas de cobre crecen sin parar para poder fabricar coches eléctricos en Europa, son los que diseñan este modelo de «desarrollo» para Grecia. La contaminación y la pérdida de ruralidad y soberanía alimentaria no beneficiará a nadie salvo a un puñado de multinacionales.
Epiro es una de las regiones más importantes de Europa desde el punto de vista medioambiental, cultural e histórico. En nuestra organización, Save Epirus, abordamos los problemas locales y globales del cambio climático, la pérdida de la biodiversidad, la deforestación, la destrucción del hábitat y los daños al ecosistema. Es desastroso e irresponsable, económica, social y ecológicamente, continuar invirtiendo en hidrocarburos. Se trata de una "solución" a corto plazo para problemas de largo recorrido como las crisis económicas de Grecia y la interminable necesidad de energía de la humanidad.
Lo que necesita Epiro es un desarrollo local viable y sostenible que beneficie a las pequeñas economías provinciales, conserve los recursos naturales y tenga en cuenta el bienestar de toda la población de la región. También necesita el apoyo sistemático de las economías locales ya existentes que trabajan en armonía con la naturaleza. Cientos de personas agricultoras, panaderas, apicultoras, vinicultoras, queseras, pastoras, recolectoras de setas, artistas, fotógrafas, especialistas en ecoturismo, escritoras y propietarias de pequeñas empresas sabemos lo atadas que estamos a la tierra, y valoramos el modo en que convivimos simbióticamente con nuestro entorno. Bajo ningún concepto toleraremos que destruyan nuestra tierra ni envenenen nuestro aire y nuestra agua. Un desarrollo que renuncia al patrimonio ambiental local, transmitido por nuestros antepasados generación tras generación, no puede considerarse desarrollo en absoluto.
Save Epirus
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Este artículo cuenta con el apoyo de la Fundación Rosa Luxemburgo