Amal EL MOHAMMADIANE TARBIFT
Monjane en la conferencia «Soberanía alimentaria, colonia y fronteras» en Ramallah, Palestina, octubre de 2019.
Foto: Germán Bedoya
Boaventura Monjane es periodista y activista mozambiqueño. De madre campesina y padre sindicalista, se vió desde pequeño agitado por un interés político en busca de la alianza “campo ciudad” que le inspiró desde casa.
Monjane nace en plena Guerra Civil, que duraría 16 años y en la que murieron alrededor de 1 millón de personas. Este hecho le llevó a tener una actitud proactiva adhiriéndose a diferentes procesos de luchas sociales en Mozambique hasta que trabajó como intérprete voluntario en la V Conferencia Internacional de la Vía Campesina, en octubre de 2008 en Maputo. Esto le permitió descubrir los procesos políticos de la organización, primero como voluntario y, posteriormente y hasta 2015 como miembro en el equipo de comunicación. Desde entonces, junto a otras personas, tuvo un papel decisivo para consolidar el movimiento por la soberanía alimentaria en África del Sur.
Monjane cursa sus estudios de posgrado en Poscolonialismo y Ciudadanía Global en el Centro de Estudios Sociales de la Universidad de Coimbra (Portugal). Aprovechamos su visita a la ciudad para conversar sobre su experiencia en los procesos de aprendizaje y activismo en la Vía Campesina [1] (LVC), así como sus conocimientos teóricos y prácticos en comunicación, poscolonialismo y soberanía alimentaria desde una mirada crítica hacia la africanidad.
¿Un periodista debe ser activista para poder ejercer la profesión?
Depende del periodismo del que hablemos. Eso sería imposible no hacerlo si trabajas con movimientos sociales como LVC, pero si trabajas con medios burgueses no es necesario. Yo creo que, cuanto más conciencia política tiene un periodista, mejor periodista será. De eso no cabe duda. El periodismo no es una narración objetiva imparcial de los hechos, el periodismo sólo tiene valor, desde mi punto de vista, porque el papel del periodista en cuanto a sujeto que interpreta, le da un enfoque u otro. Por eso creo que uno podrá ser mejor periodista si tiene formación política.
Entraste en LVC en 2008 ¿Cómo fueron los procesos aprendidos cuando formaste parte del equipo de comunicación de esta organización?
Aunque formara parte de la Secretaría Operativa Internacional, que apoya técnicamente la implementación de decisiones políticas del movimiento, estaba trabajando desde la Unión Nacional de Campesinos de Mozambique (UNAC). Desarrollar la perspectiva nacional y local, a la vez que cumplía funciones internacionales, me permitió una complementariedad interesante: estar al corriente de lo que sucede desde abajo y contribuir hacia arriba.
Una de las cosas importantes a saber es que en LVC no hablamos en nombre propio, sino en nombre del movimiento. Uno de los valores más nobles que la Vía ha adoptado ha sido ese. No se personaliza el trabajo de cada uno. Esa es una condición primera que se deja clara desde el inicio.
LVC se conforma por una gran diversidad de organizaciones de todo el mundo, por lo que hay que tener cuidado con lo que escribes y cómo lo haces para no destacar un movimiento u organización sobre otras y tener así la sensibilidad de buscar el equilibrio de género, de región, de idiomas, perspectivas, etc. En un comunicado o artículo hay que garantizar que ningún miembro se sienta excluido. Esas cosas a mi me han permitido aprender el sentido del colectivo, de que se pueden conseguir consensos. En LVC, no hay votaciones, funciona por consensos, si un miembro no está de acuerdo con una perspectiva, palabra o premisa y 100 sí lo están, hay que debatirlo hasta que se llegue a un consenso.
Estuve en LVC hasta que en 2015 decidí cursar estudios de posgrado en Postcolonialidad en el Centro de Estudios Sociales (Coimbra), inspirado en las propuestas metodológicas y teóricas de las epistemologías del Sur, promovidas por intelectuales como Boaventura de Sousa Santos y Maria Paula Meneses, con quienes trabajé en la Universidad Popular de Movimientos Sociales en 2014.
Estos aprendizajes me sirvieron para profundizar en mi investigación sobre las prácticas de luchas en el sur de África y conocer mejor los procesos estratégicos de LVC como investigador.
¿Cuáles fueron los temas que dominaron la agenda de la Vía Campesina en África y por qué?
La acaparación de tierra para los movimientos africanos era prioritaria porque gran parte del capital agroindustrial entró en África de forma estrepitosa. Hubo casos de éxito en Mozambique con las luchas de la UNAC y otros aliados, quienes frenaron el programa de desarrollo agrario capitalista de larga escala Prosavana, lanzado en 2009 por los gobiernos de Mozambique, Brasil y Japón como un medio para la modernización de la agricultura. Aquí también tuvo que ver la fuerza de LVC junto con otros sectores.
Otro de los temas prioritarios para La VC ha sido la denuncia de las semillas transgénicas, que suponen la criminalización de los conocimientos y hábitos del campesinado africano. Esta amenaza ha dado como resultado iniciativas de resistencia y de denuncia. Como el surgimiento de la Alianza para la Soberanía Alimentaria en África [2] (AFSA) que, junto con LVC, han liderado campañas a nivel mundial contra la privatización y el acaparamiento de semillas en manos de grandes multinacionales.
La reforma agraria, a diferencia de otros territorios como Suramérica, no ha sido un tema muy vibrante para la mayoría de las organizaciones en África, quizá con la excepción de Sudáfrica, donde el Movimiento de los Sin Tierra, Landless Peoples Movement, sí insistia en la redistribución de tierras.
En Mozambique, por ejemplo, no hay terratenientes como en Brasil. La mayoría del campesinado tiene acceso a la tierra.
¿África se ha librado del colonialismo agrario tras su independencia?
La estructura agraria en África ha sido largamente influenciada por el proceso colonial. Hubo lugares donde el colonialismo de ocupación fue más fuerte (Zimbabwe y Sudáfrica); territorios donde hubo un colonialismo tardío, donde el campesinado no fue demasiado expropiado; y otros donde sí.
Fue muy importante que la soberanía alimentaria fuera inmediatamente conectada con la soberanía nacional. Las luchas de liberación en el Sur de África contra el colonialismo eran también luchas por liberar la tierra. En este contexto es muy importante restaurar los debates sobre qué es nuestro país, qué es nuestra nación, y qué significa perder las tierras, porque significa perder la soberanía también, más allá de ser un medio de subsistencia. Las luchas de liberación no hubieran sido victoriosas si el campesinado no hubiera participado activamente.
¿Las potencias europeas en África siguen ejerciendo el mercantilismo y la globalización empresarial?
En Zimbabwe, a pesar de haber conseguido la independencia en 1980, el régimen colonial británico no entregó las tierras agrícolas al campesinado hasta comienzos del siglo XXI. El acuerdo Lancaster House estipulaba que la devolución de las tierras se haría 10 años más tarde, pero nunca llegó. Por eso, en los años 2000-2001 hubo un movimiento popular masivo de ocupación de fincas de agricultores blancos (la agricultura comercial más productiva con las mejores tierras estaba copada por los colonos británicos) y no fue hasta 2002 cuando realmente se lleva a cabo la reforma agraria descolonial en Zimbabwe.
En Mozambique, la reforma agraria se hizo posteriormente a la independencia nacionalizando las tierras a las élites locales, aunque el campesinado se liberó del colonialismo.
En Sudáfrica, a pesar de que terminara el Apartheid en el año 94, el 77% de las tierras productivas siguen estando en manos de una minoría blanca. El oro, platino, por ejemplo, siguen en manos de los ingleses, igual que en el periodo del apartheid.
La llegada de corporaciones que acaparan tierras vienen a agregar una continuidad colonialista que no ha terminado. El proyecto imperial sigue siendo el mismo y en África, como otros lugares del Sur Global [3], siguen siendo territorios del “no-ser”, es decir, territorios que han sido sometidos a procesos de exclusión y dominación, cuya existencia no puede ser gobernada por la tensión entre la regulación y la emancipación.
Frente a la presión capitalista en el mercado agrario local, ¿cuáles han sido las respuestas de la población africana?
Las experiencias más militantes y progresistas de los movimientos sociales en África están focalizadas en lo agrario porque es donde el capital incide más a través de la acaparación de tierras, explotación de mano de obra, contaminación de rios, etc. Precisamente, lo que intento plasmas en mi tesis es cómo los movimientos agrarios en Sudáfrica, Zimbabue y Mozambique responden y resisten con creatividad y estrategias políticas. Intento establecer un puente entre dos tradiciones que pocas veces dialogan: la tradición materialista (referida a la evidencia y la economía política agraria) y la teoría poscolonial referida a la subalternidad. Esta perspectiva permite ver, ya no solo el elemento de clase como lo más importante o único, tal y como lo ha concebido el marxismo ortodoxo, sino que intenta añadir a esta más elementos (culturales, identitarios, etc) que hay que mirar para comprender y explicar el mundo rural africano. De esta manera quiero contribuir para que se haga una reflexión desde las organizaciones y el campesinado. Es ahí cuando me quedaré contento.
¿Cuáles son los ejemplos de lucha de los movimientos campesinos en África?
En África existen diversas formas de llevar a cabo acciones estratégicas y de lucha, según el contexto político. La Confédération Paysanne del Congo (COPACO)[4], por ejemplo, nunca hace acciones directas (bloqueo, piquetes, etc.), sino que se adentra en las estructuras institucionales, internacionales y empresariales. Tienen aliados en el parlamento porque saben que si ocupan espacios públicos el aparato represivo del estado les podría matar. Prefieren hacer lobby e influenciar desde las instituciones a bloquear una vía.
Sin embargo, en Sudáfrica, los trabajadores agrícolas realizan acciones más directas. La huelga que durante varias semanas hizo el campesinado dio como fruto el incremento salarial en un 55%.
Entonces, sí es posible la soberanía alimentaria en África.
La propuesta de la soberanía alimentaria y la agroecología donde más sentido tiene es en África porque se dan todas las condiciones para que salga de la utopía a la realidad. En Mozambique la población campesina es del 75%. Habría que incidir en medios de producción alejados de la especulación, tener su control (la tierra, el agua, las semillas) y también de los procesos de producción como el mercado y los precios. Sería necesaria la emergencia de un movimiento por la soberanía alimentaria más inclusivo, incorporando a la ciudadanía, la academia, los movimientos urbanos e identitarios y otros sectores de la sociedad para presionar y promover un debate nacional sobre lo que significa la soberanía alimentaria. No conozco ningún país del mundo que haya salido de la categoría de país “en vías de desarrollo” tras la implantación de políticas neoliberales agrarias. Los procesos de desarrollo no son endógenos, no están pensados desde los lugares, por eso es fundamental ese debate. Es inevitable que acontezca esta reivindicación, ya que es la agricultura familiar la que está sosteniendo la vida en África.
Las epistemologías del Sur
Se trata de una propuesta teórica y metodólogica de Boaventura de Sousa Santos. Ofrecen mecanismos y herramientas para formular preguntas y comprender las respuestas. Su objetivo es reparar los daños ocasionados por el colonialismo, capitalismo y patriarcado que homogeneiza el mundo con la eliminación de las diferencias culturales y la invisibilización y desprecio de muchas experiencias liberadoras que han sido llevadas al “epistemicidio”. De esta forma se suprimen y destruyen de forma violenta los conocimientos, espiritualidades, formas artísticas, modelos igualitarios de organización social y de ejercicio del poder no occidentales considerados anticuados.
Amal El Mohammadiane Tarbift
Periodista e investigadora en Comunicación Social
Este artículo cuenta con el apoyo de la Fundación Rosa Luxemburgo
[1] Boaventura Monjane no concede entrevistas para hablar en nombre de la Vía Campesina, sino como investigador de procesos decoloniales en África y de su experiencia de aprendizaje en la organización
[2] La Alianza por la Soberanía Alimentaria en África (AFSA) es una coalición pan-africana de organizaciones campesinas, ONG y redes que apoyan a la agricultura familiar en África. Entre sus objetivos está la defensa del derecho a la soberanía alimentaria.
[3] El Sur Global es un término utilizado en estudios postcoloniales que extiende el concepto de lo que occidente denomina “país en vías de desarrollo”. Habitualmente se refiere a todos aquellos territorios que tienen una historia interconectada de colonialismo, neocolonialismo y una estructura social y económica con grandes desigualdades en niveles de vida, esperanza de vida o acceso a recursos.
[4] La COPACO defiende un sistema de producción diversificada basado en el control sobre las tierras para garantizar la soberanía alimentaria para las generaciones presentes y futuras. Los principios de la agroecología, radicalmente opuestos a la implementación de monocultivos dependientes de insumos químicos, son fundamentales.