La difícil construcción de la utopía
Alberto Acosta
Artículo originalmente publicado en La Directa (en català)
Romper visiones y prácticas arraigadas, aunque se demuestren sus errores y su inutilidad, siempre será una tarea compleja. Por eso, la idea de no explotar petróleo en un sector de la Amazonía del Ecuador, cuando se propuso oficialmente en el 2007, causó estupor y muchas resistencias en espacios de poder dentro y fuera del país. La conocida como Iniciativa Yasuní-ITT, que buscaba una compensación internacional, se proyectó durante 6 años. Luego, cuando fracasó en el ámbito oficial, cobró renovada fuerza impulsada desde la sociedad civil. Lo sorprendente ahora es que esta propuesta, sin que haya contribución internacional de por medio y cuando ya está en marcha la explotación petrolera, se hará realidad gracias a la voluntad del pueblo ecuatoriano.
Foto: Arxiu de La Directa
Tribulaciones de una propuesta revolucionaria
Hagamos un poco de memoria. La Iniciativa Yasuní-ITT —nombrada así por los yacimientos Ishpingo, Tambococha, Tiputini—, se fundamentó especialmente en la protección de la vida de los pueblos en aislamiento voluntario y en la extraordinaria biodiversidad de la región. Luego de años de defenderla como política de estado, el presidente Rafael Correa, en el 2013, dio marcha atrás, reconociendo que la Iniciativa le quedaba muy grande.
Sin embargo, la semilla que se sembró mucho antes del inicio del gobierno de Correa, germinó: un grupo de jóvenes conformó el colectivo Yasunidos, que en ese mismo año presentó ante la Corte Constitucional la propuesta de convocar una consulta popular para que fuera el pueblo quien decidiera sobre este tema.
Anotemos que esta lucha para proteger la Amazonía de la voracidad petrolera lleva ya varias décadas con activa participación de poblaciones indígenas y de colonos, así como de grupos ecologistas.
Cristalizar la consulta exigió un enorme esfuerzo. La represión gubernamental no logró frenar la recolección de más de 750.000 firmas. A través de un fraude mayúsculo y de una serie de maniobras tramposas se frenó entonces la consulta. Los atropellos que se iniciaron durante el correismo continuaron en las dos administraciones siguientes. Hasta que el colectivo Yasunidos, que nunca bajó la guardia, consiguió que la Corte Constitucional, en mayo del 2023, autorizara la convocatoria a la tan anhelada consulta.
Un triunfo histórico y ejemplar
El SÍ por el Yasuní demostró que se puede vencer nacionalmente a los extractivismos. Un logro aún más destacable si consideramos que se consiguió en un país cuya economía es adicta a los ingresos petroleros.
Este 20 de agosto, venciendo una feroz campaña de desinformación, mentiras y miedos orquestada por la oligarquía extractivista —gobierno, petroleras, mineras, cámaras de la producción, grandes medios de comunicación y sindicalismo petrolero—, casi el 60 % de los votos se inclinó por dejar el petróleo en el subsuelo.
Algo inédito. A nivel mundial, se trata de la primera suspensión de actividades petroleras, incluyendo el retiro de los equipos allí instalados, impulsada por la acción de la democracia participativa, es decir, desde la sociedad civil. No provino de partido político alguno. El SÍ por el Yasuní demostró que se puede vencer nacionalmente a los extractivismos. Un logro aún más destacable si consideramos que se consiguió en un país cuya economía es adicta a los ingresos petroleros.
Así, en concreto, se recupera la posibilidad de proteger la vida de pueblos en aislamiento —Tagaeri, Taromenane y otros clanes de la nacionalidad Waorani— y la biodiversidad de una región única por su potencial genético, considerada una suerte de arca de Noé.
Medio siglo de (des)ilusión petrolera
Ecuador es un prototipo primario de economía exportadora, con épocas de auge y sus consiguientes crisis sin conseguir una senda sostenible para el logro del bienestar. Una de las épocas más largas de dominio de un producto de exportación ha sido la petrolera, que se inauguró cuando zarpó el primer cargamento de petróleo amazónico el 14 de agosto de 1972.
Más de medio siglo después, Ecuador se encuentra cada vez más lejos de la ilusión del desarrollo. La heterogeneidad de su aparato productivo aumenta de la mano del petróleo, los monocultivos de exportación y, cada vez más, de la minería. La pobreza y la concentración de la riqueza crecen. La destrucción de la naturaleza es una constante. Y la frágil institucionalidad política se hunde en la corrupción y el autoritarismo. Realidades propias de este tipo de extractivismos desbocados.
Adicionalmente, cabría destacar que las provincias amazónicas petroleras —donde sorprendentemente ganó el No— son las más pobres de toda la Amazonía, que es la región más pobre todo el país.
La histórica lección del pueblo ecuatoriano
Ecuador, con esta acción democrática, sacude a la comunidad internacional. Demuestra que la sociedad civil puede actuar buscando todas las opciones posibles para defender los derechos de los pueblos y de la naturaleza.
Visto desde una perspectiva amplia, enfrentar el colapso ecológico global demanda acciones concertadas internacionalmente. Sin embargo, no podemos quedarnos de brazos cruzados esperando que algún día los poderosos del mundo actúen con responsabilidad. Necesitamos, entonces, respuestas concretas para enfrentar este colapso.
Es cierto que el petróleo que se extrae del ITT puede sustituirse por la extracción del crudo en cualquier otra región del planeta, pero lo que no se puede sustituir es la biodiversidad de esas selvas amazónicas, que configuran la casa de los pueblos en aislamiento voluntario. Además, este paso histórico marca el camino para dejar gran parte de todas las reservas conocidas de combustibles fósiles en el subsuelo, si no queremos seguir carbonizando la atmósfera.
Ecuador, con esta acción democrática, sacude a la comunidad internacional. Demuestra que desde la sociedad civil, sobre todo desde ámbitos comunitarios, se puede actuar buscando todas las opciones posibles para defender los derechos de los pueblos y de la naturaleza, para superar la civilización de la muerte, la civilización del capital.
La pelea es peleando
El tránsito a otros mundos no será para nada fácil, como no lo será cumplir el mandato popular del Sí por el Yasuní. Las voces de quienes sostenían la campaña a favor de continuar explotando el crudo del ITT siguen tronando, negándose a aceptar el resultado de las urnas. El propio presidente de la República, Guillermo Lasso, señaló que continuará explotando el crudo del ITT, pues «nos estamos yendo por el camino de que es inaplicable la consulta».
Esto nos lleva a fortalecer luchas unitarias, desde abajo, desde los márgenes, construyendo nuevas y más potentes solidaridades internacionales, tejiendo un entramado emancipador que sume todos los esfuerzos para frenar los extractivismos en el mundo, sea para proteger el agua, para detener la explotación del litio, para frenar la industrialización de la tierra…
Va siendo el momento de conformar una internacional ecologista sumando las luchas de resistencia y re-existencia presentes en todo el planeta.
Alberto Acosta
Economista ecuatoriano
Ministro de Energía y Minas (2007). Presidente de la Asamblea Constituyente (2007-2008). Juez del Tribunal Internacional de los Derechos de la Naturaleza