Una tierra, colectiva, para sembrar semillas de esperanza
Estitxu Eizagirre
Entrevista publicada y actualizada en colaboración con la revista vasca Argia
Traducción: Mirene Begiristain Zubillaga
En la costa guipuzcoana, en el barrio de Iraeta y el meandro del río Urola, se encuentra el caserío Amillubi, un pequeño paraíso. La Asociación Guipuzcoana para el fomento de la Agricultura Ecológica, Biolur, que en 2024 cumple 30 años, pretende convertir este espacio en un bien colectivo, con un cultivo respetuoso con la tierra, donde las personas agricultoras puedan trabajar en condiciones dignas y las ciudadanas tengan derecho a alimentos saludables y sostenibles. La llamada está abierta a la población, instituciones y empresas para que cada una proteja un metro cuadrado de tierra. Con una mirada estratégica se responde desde la práctica a los retos de futuro de la alimentación.
Foto: Dani Blanco / ARGIA-CC-BY-SA
Quien haya estado alguna vez en Amillubi no necesita razones para entender el llamamiento a convertir ese patrimonio natural en un bien colectivo: no hay nada más grande que sentir la fuerza de la naturaleza. Además, ¿quién mejor para preservar esa zona que las manos que cultivan de forma respetuosa la tierra? La relación de la población con este paisaje de 5 hectáreas de bosque y 4 hectáreas de tierras agrícolas se consolidará en el valle del Urola cada vez que se pongan a disposición de la ciudadanía los alimentos sanos producidos. «La tierra late en Amillubi», dicen las impulsoras del proyecto; junto a la campaña de recaudación, el grupo motor de Amillubi trabaja en la planificación de cultivos de los terrenos del caserío.
En el cuadro de este reportaje se pueden leer los proyectos concretos que se pretenden llevar a cabo en Amillubi y las razones que los impulsan. Pero nos hemos reunido con Mirene Begiristain Zubillaga, Ioritz Aizpuru Goitia y Myrian Imaz Juaristi, integrantes del grupo motor, para conocer la visión estratégica que sustenta esta iniciativa. Les preguntamos qué traerán las tierras de Amillubi y nos responden: «Esperanza. En estos tiempos, los proyectos de cara al futuro son realmente necesarios, no podemos quedarnos en el diagnóstico; porque, vistos los diagnósticos, no faltan razones para este tipo de iniciativas: los obstáculos y dificultades de las personas baserritarras para mantenerse, los precios de los alimentos y de ahí cuánto reciben las agricultoras y ganaderas… Amillubi genera condiciones para la esperanza; es un proyecto estratégico, pero desde la práctica. No cambia los problemas estructurales, pero responde a algunos».
Los problemas no son nada nuevo: las condiciones laborales de las productoras, la falta de relevo, las dificultades de acceso a la tierra derivadas de la artificialización y especulación con ella… En este sentido, Amillubi quiere proporcionar «herramientas para solucionar estos problemas desde la práctica». «El relevo es uno de los problemas más graves que vive el sector primario. A las personas que quieran empezar se les cederán tierras para que puedan producir alimentos en condiciones dignas, y recibirán apoyo para emprender el proyecto. Queremos crear buenas condiciones de trabajo en Amillubi, de forma colectiva».
Sin embargo, han querido dejar claro que el problema es estructural y que tendrán que seguir incidiendo a nivel político: «Las políticas públicas son muy importantes para el futuro del sector primario, y las que hay actualmente en marcha no responden a esos problemas. Pero no podemos esperar, ni mirar hacia otro lado. Desde lo pequeño, con este proyecto concreto, vamos a dar algunas respuestas, dentro de una estrategia, sabiendo que los problemas estructurales seguirán ahí».
Desde lo pequeño y la práctica, ¿cuál es la estrategia que van a sembrar? «Amillubi ofrece a Euskal Herria la posibilidad de construir una estrategia de soberanía alimentaria a través de alianzas. No tenemos soberanía alimentaria; y en cuanto al acceso a la alimentación, en muchos casos se nos olvida que no estarían garantizados los alimentos cotidianos si se cerraran las fronteras, porque apenas el 10 % de lo que comemos es local. Tenemos definida la estrategia de soberanía alimentaria, pero nos faltan estructuras materiales y colectivas con mirada agroecológica para dar el salto de escala necesario. Amillubi da un paso en esa dirección».
Sin embargo, han querido dejar claro que «esto no lo hará Biolur en solitario, sino junto con otros agentes». El tejer red de productoras-agentes sociales-ciudadanía es fundamental.
Fotos: Dani Blanco / ARGIA-CC-BY-SA
«EN GIPUZKOA NO HAY OTRAS TIERRAS DE ESTE TIPO»
Amillubi es un lugar rico en biodiversidad. El meandro en forma de U del río Urola constituye un núcleo singular. Así nos lo han explicado: «Las tierras de la ribera siempre han sido fértiles. Los suelos de Amillubi son de un gran valor agroecológico, tienen mucha profundidad y, aunque estén junto al río, no es una zona inundable». Además de la tierra fértil, otro tesoro de Amillubi es el agua: «En el contexto de la emergencia climática, el acceso al agua es vital y, en Amillubi, el agua del meandro y las aguas de montaña que recibe permiten una autonomía sostenible a tener muy en cuenta».
Advierten que hoy en día en Gipuzkoa no hay terrenos con este tipo de condiciones para el cultivo: un terreno extenso y llano, fértil y bien situado logísticamente para facilitar el transporte de los alimentos generados… ¿Qué ha pasado con los fértiles suelos de nuestros pueblos para que hoy Amillubi sea una excepción? «Nuestras mejores tierras agrícolas se han artificializado para construir casas, polígonos, carreteras e infraestructuras. Se da prioridad a otros usos y la agricultura no se considera estratégica».
Además, Amillubi, que cuenta con 90.000 metros cuadrados de tierra, tiene la oportunidad de crecer de cara al futuro. De hecho, las tierras que limitan con sus terrenos son propiedad del Gobierno Vasco; en concreto, otros 260.000 metros cuadrados de tierra calificada como agrícola. Esto convierte la zona y el proyecto de Amillubi en un proyecto de alto valor agroecológico y para la soberanía alimentaria.
AGROECOLOGÍA, LA ALIMENTACIÓN DEL FUTURO
Es significativo que a finales de 2023 se inicien en Gipuzkoa dos proyectos considerados estratégicos: el de Amillubi, agroecológico, basado en la colectivización de la tierra y que tiene como objetivo la soberanía alimentaria. Y el otro en el parque tecnológico de San Sebastián, Biotech Foods, multinacional biotecnológica de la industria cárnica, orgullosa de ser la carne sintética que más importa a nivel europeo. Dos formas muy diferentes de ver la alimentación del futuro.
Mirene Begiristain toma la palabra: «La agroecología propone, además del modo ecológico de producción, otras dimensiones: vender local, a precios accesibles para la mayoría, en condiciones dignas de trabajo, atendiendo a nuestra cultura… Es reconocida incluso por parte de instituciones internacionales. Pero el choque de dos modelos de producción y alimentación es evidente; en la década de los 70 le llamaron la revolución verde; hoy asistimos a una propuesta de agricultura verde y digital, y la agroecología se enfrenta con esos intereses, porque los dos modelos no son compatibles. Cuando plantean carne artificial, impulsan la biotecnología… están orientados a otros intereses, no al cuidado y la salud del planeta y de las personas».
«Está más claro que nunca, en este contexto de crisis climática, energéticas, etc., tenemos que crear nuestra alimentación en formas respetuosas con la tierra. Por eso tenemos que hacer agroecología. La carne sintética, la comida producida en el laboratorio… Es más importante que nunca poner en marcha alternativas», nos dice Ioritz Aizpuru.
Myrian Imaz añade: «Son alimentos reales los que quiero para mis hijas y no los alimentos procesados, artificiales y emergentes; eso es lo que me mueve especialmente. Viendo que cada vez tenemos más problemas de salud… La responsabilidad con la salud me lleva a las raíces. Tenemos que demoler muchas estructuras y construir nuevas con sentido común».
Amillubi lanza la pregunta: ¿Qué tipo de alimentación, cultivo y entorno queremos para el futuro? Un paso para trabajar este futuro puede ser la protección de un metro cuadrado de tierra del proyecto Amillubi.
¿POR QUÉ AMILLUBI?
1 / Responde a la necesidad de acceso a tierra del sector primario en condiciones favorables.
2 / Es una zona de alto valor agroecológico, con suelos muy fértiles y llanos.
3 / En el meandro del río Urola el agua está disponible para una gestión sostenible.
4 / Logísticamente está muy bien ubicado para distribuir los alimentos
5 / En Gipuzkoa no hay tierras similares para trabajar en estas condiciones.
6 / Las tierras limítrofes con Amillubi permiten un crecimiento futuro del proyecto, otras 26 hectáreas de terreno propiedad del Gobierno Vasco, con calificación de agrícolas.
¿QUÉ SE VA A HACER ALLÍ?
1 / Ceder tierra a personas productoras (ya productoras de alimentos o nuevas) en buenas condiciones.
2 / Crear condiciones laborales dignas para las agricultoras de forma colectiva.
3 / Producir alimentos a disposición del sistema alimentario local.
4/ Esta primavera ya se ha preparado el terreno para un vivero de plantel de puerro y la siembra de alubia y maíz.
Se han identificado los siguientes proyectos concretos que se están definiendo con el sector:
5 / Vivero de plantel ecológico.
6 / Espacio de experimentación agroecológico.
7 / Colectivización de maquinaria agrícola.
8/ Centro de transformación (subsector a definir).
9 / Punto logístico de suministro de alimentos.
10 / Espacio test para quienes quieran iniciarse en el sector.
11 / Formación y sensibilización.
12 /...
www.amillubi.eus
CONSEGUIR 390.000 EUROS: PROTEGER UN METRO CUADRADO DE TIERRA
La asociación Biolur para la agricultura ecológica quiere adquirir el caserío Amillubi y sus tierras sin endeudarse con los bancos. Necesita 390.000 euros. El pago se realiza en dos años, en varios plazos. Esto está permitiendo poner en marcha diferentes iniciativas para recaudar fondos.
Para completar esta cifra, en primer lugar, acudieron a las propias personas socias de Biolur, formada por más de 300 baserritarras, ciudadanas y agentes sociales. Posteriormente, se ha buscado el apoyo de varios ayuntamientos, así como de organizaciones públicas y privadas.
Ahora se convoca a la población para que, hasta el 31 de mayo, cada una proteja un metro cuadrado de Amillubi, aportando entre 50, 100, 200 euros o la cantidad que se considere. Para ello, han organizado con la Fundación Coop57 la campaña de recaudar fondos por internet. La aportación se puede realizar de forma sencilla a través del sitio web. El objetivo es recaudar 150.000 euros. Para el 11 de mayo están organizando también una fiesta en Amillubi, con distintas actividades (teatro, comida popular, conciertos…). Además, quien lo prefiera, puede realizar su aportación directamente en la cuenta corriente ES37 1550 0001 2400 1666 3726; y otra forma de apoyar el proyecto puede ser la organización de actividades en los municipios.
Estitxu Eizagirre