La mujer en el mundo pospetróleo
Maria Castelo
Traducción de Eva García Moreno
Artículo publicado en el n.º 25 del Jornal Mapa
Foto: Begoña de Bernardo
Para la gente de la costa, la red simbolizaba el sustento, pues con ella se pescaba. Quienes pescaban eran los hombres, pero quienes preparaban las redes eran las mujeres, las rederas. La red era la base de la producción del sustento, pero también de seguridad, de descanso y de ocio. Nos interesa la creación de estas otras redes, redes sociales de cooperación y de saberes capaces de traspasar fronteras y de unir lugares distantes geográficamente pero no tanto culturalmente.
Con internet podemos entender cómo transmite información una red. Su utilidad es ser capaz de comunicarse usando nodos y enlaces que funcionan en todas direcciones y sentidos, creando no solo la conexión sino también la interconexión y la retroalimentación, de forma que cada nodo se comunica indirectamente con todos los demás para facilitar su funcionamiento. No implica que cada punto tenga conexión directa con todos los demás, sino que cada nodo o punto de enlace pueda llegar a cualquier otro, de modo que las personas, grupos y comunidades puedan compartir recursos y elementos materiales, pero especialmente elementos inmateriales.
Construimos nuestra red
La activista y pionera de los estudios prospectivos, Elise Boulding, insistió en que es imposible trabajar para lograr un objetivo que no podemos imaginar, pues la visión de futuro es la que fundamenta la acción del presente.
Imaginemos un mundo donde los sistemas de comunicación, de producción y de transporte no funcionan. Ya no podemos, al menos no con la misma intensidad y facilidad, comunicarnos con Australia, pero el aislamiento absoluto no es ni posible ni deseable. Hay que construir nuevas redes. Sabiendo que cada lugar tiene sus propios condicionamientos, necesidades y potencialidades, ¿cuáles serían entonces las bases de nuestra red en Galicia? Veamos la organización territorial, el acervo cultural y la lengua como dimensiones determinantes para dar respuesta a las nuevas necesidades de alto nivel de autosuficiencia, frugalidad, localismo y cooperación.
Veamos la organización territorial, el acervo cultural y la lengua como dimensiones determinantes para dar respuesta a las nuevas necesidades de alto nivel de autosuficiencia, frugalidad, localismo y cooperación.
La organización territorial
Con vistas a una nueva organización, ya sea sin cobertura estatal o con una superestructura social muy debilitada, la base sería la comunidad local. El concepto de comunidad local tiene un significado distinto en cada lugar. En Galicia, nuestra base sería la parroquia en el entorno rural y el núcleo urbano (no la gran aglomeración moderna establecida bajo el nombre de área metropolitana). Reducimos la escala territorial porque las superestructuras territoriales y las megaglomeraciones humanas ya no tienen sentido y no serán operativas, como dice Ted Trainer, autor de The Transition to a Sustainable and Just World: «La nueva economía estará constituida principalmente por muchas pequeñas economías, economías locales, de tal manera que los productos básicos que necesitamos se produzcan cerca de donde vivimos, a partir de la tierra, bosques y recursos locales, gracias a la fuerza del trabajo y a los conocimientos de la gente local».
Considerando que el transporte de personas y mercancías depende, en más del 90%, del petróleo, uno de los primeros efectos del pico petrolero será la dificultad de mantener ese sistema, disponer de productos procedentes de lugares lejanos y viajar de la manera en que lo hemos estado haciendo. Todo tendrá que hacerse en proximidad, con medios de transporte que no consuman combustibles fósiles.
Debido a la proximidad geográfica, la similitud climática y la biodiversidad, para Galicia será más práctica y viable, materialmente, la relación con el norte de Portugal que con los Países Catalanes, por ejemplo, o con las partes del Estado español no peninsulares. Los nodos de esta red deberían tener esa biorregión como prioridad.
Acervo cultural
En la nueva sociedad será indispensable disponer de muchas habilidades y conocimientos, como la agricultura tradicional y la pesca, los usos del ganado como fuerza de trabajo, la conservación artesanal de alimentos, la producción de ropa, el uso de las hierbas medicinales, la eficiencia energética, el ocio… El acervo cultural que necesitamos sigue ahí y es fácil de recuperar, ya que solo ha pasado una generación desde que formaba parte de la vida cotidiana.
Con vistas a una nueva organización, ya sea sin cobertura estatal o con una superestructura social muy debilitada, la base sería la comunidad local.
La importancia de la lengua
La lengua, en todo este proceso, es uno de los elementos más importantes con los que contamos en la creación de nuestra red. «Las historias transmitidas en el seno de una comunidad son lo que las mantiene unidas», dice la Guía para el Decrecimiento Energético de la Asociación Véspera de Nada. De esta forma, una labor importante que debe abordarse en la preparación de nuestra comunidad es la producción de historias que expliquen los cambios radicales que está experimentando la comunidad en su conjunto, o nuestra comunidad local, derrumbando los mitos que nos han traído a donde estamos y permitiéndonos aprehender nuevos valores y conocimientos que deben guiar la nueva cultura posindustrial, a la vez que recuperamos o mantenemos elementos de la cultura tradicional gallega.
El lenguaje, y por tanto la lengua, tiene una función mediadora entre el pensamiento y la percepción de la realidad, y se emplea como vehículo de la ideología e instrumento de dominación. Así, también podemos utilizar la poderosa metaherramienta del lenguaje para desarmar una ideología destructiva y construir una nueva.
La mujer ha sido un elemento clave en todo este proceso por ser mayoritariamente quien conserva estos saberes de los que hablamos, especialmente en el mundo rural, donde todavía son ellas quienes transmiten a las nuevas generaciones conocimientos útiles para la crianza, los cuidados, no solo de la familia, sino también del ganado, del campo y, por extensión, de la vida.
Las mujeres de distintas procedencias y de distintas culturas que ponen en común esos conocimientos son el eslabón fundamental para la creación de nuestra red de sustento, de seguridad y de supervivencia.
Maria Castelo
Rede Galega pelo Decrescimento