David Florido, Lucía López-López, Sebastián Villasante, Sílvia Gómez y Joan Moranta
Durante los días 19, 20 y 21 de enero de 2023, se celebró en Sevilla el IX Congreso Internacional de Agroecología. El grupo de trabajo de Ecosistemas Marinos y Pesca de Alimentta, formado por quienes firmamos este artículo, organizó un panel para conocer iniciativas con capacidad de generar potenciales cambios transformadores hacia una mayor sostenibilidad ecológica y justicia social en el sector pesquero y la cadena agroalimentaria de la pesca.
Pescadores artesanales de São Pedro (Isla de São Vicente, Cabo Verde) seleccionando el pescado antes de venderlo en el mercado local. Foto: David Florido
Las iniciativas que se presentaron promueven nuevas formas de pensar, hacer y reconsiderar la interacción entre las personas y el medio marino, y permiten abordar con mayor fortaleza los problemas y dificultades de carácter ambiental, social, económico y político que afrontan las comunidades pesqueras. Proponen adoptar una perspectiva socioecológica en los sistemas pesqueros que ponga el foco no solo en la salvaguarda de los recursos explotados, sino en la capacidad de las comunidades pesqueras, y de la sociedad en general, para afrontar estos retos. Como mostraron las ponencias que se presentaron, para responder a los problemas actuales del sector, se deben abordar inexcusablemente temáticas que vayan más allá del buen estado de conservación de los ecosistemas marinos, como la justicia social en los procesos de extracción, comercialización y consumo y la mejora de la gobernanza, entre otras cuestiones. De este modo, no solo se facilita una mayor resiliencia de los sociosistemas marinos a nivel local, sino que se pueden proponer soluciones a mayor escala, tanto en la dimensión ambiental, como en las dimensiones socioeconómica, política y cultural.
El grupo de trabajo de Alimentta pretende crear un espacio de diálogo que incentive un cambio en la forma de organizar la cadena agroalimentaria de la pesca, mediante proyectos, iniciativas, ideas y metodologías planteadas desde la colaboración y las acciones colectivas.
Una cuestión de escala y fase
Las distintas ponencias presentadas en el panel nos han permitido identificar dos temas clave para abordar propuestas de cambio: la escala a la que se aplican las iniciativas, y la fase/eslabón de la cadena de valor en la que se trabaja para implementar una iniciativa transformadora. Es también crucial tener en cuenta el objetivo final de cada iniciativa, su posibilidad de transferencia a otras escalas y su grado de congruencia con el ideario de Alimentta.
La escala es un aspecto fundamental para los procesos e iniciativas transformadoras. Una parte de las iniciativas presentadas se desarrollan a escala local mediante procesos colaborativos. Es el caso de los ejemplos expuestos por David Florido y Jorge Sáez en la ponencia sobre la ONG Soldecocos,[1] cuyo objetivo fundamental es el desarrollo comunitario; el proyecto Foodnected, [2] una red de comunidades de práctica e implantación local presentado por Annya Crane; o la propuesta de mujeres pescadoras en acción expuesta por Ericka Carneiro Leão de Oliveira.[3] A pesar de su carácter local, estas propuestas son escalables, e incluso algunas de ellas, han surgido ya con un claro enfoque regional, como es el caso de Foodnected, de alcance Mediterráneo. El hecho de que una organización coordine y sirva de unión entre distintas comunidades y experiencias es una garantía para que el proyecto sea escalable. La experiencia de la ONG Soldecocos pone de manifiesto los «procesos en racimo», en los que una experiencia genera demanda en otras localidades a las que se pueden trasladar herramientas y procesos, adaptando las metodologías a sus realidades. El caso de la certificación de MSC (Marine Stewardship Council) [4] presentada por Julio Agujetas, ejemplifica la existencia de un estándar que se traslada a realidades locales, aunque también puede definirse para un alcance regional superior, ya que el objetivo fundamental es conseguir la mejora ecosistémica de una pesquería para su posicionamiento comercial, aspirando a promover pesquerías gestionadas con base a información científica, con parámetros de control biológico y exigencias de gobernanza. Así, por ejemplo, el proyecto Medfish ha fomentado la puesta en marcha de procesos colaborativos a nivel local, que están contribuyendo a un aumento de la capacidad y organización del sector extractivo de cara a liderar sus propios procesos de mejora de la actividad pesquera y comercial.
Varias ponencias expusieron ejemplos de investigación a escala regional liderados desde una perspectiva más sectorial. Es el caso de los trabajos presentados por Miquel Ortega sobre las cadenas de valor en dos comunidades autónomas del Mediterráneo español;[5] Sílvia Gómez sobre las iniciativas de comercialización en Cataluña;[6] o José Pascual sobre la recuperación de estrategias de transformación de túnidos en Canarias.[7]
Otras iniciativas, sin embargo, han trabajado a una mayor escala. El caso más notable es el presentado por Rita Calvário e Irmak Ertör que intenta vincular los movimientos globales de pescadores, pescadoras y campesinado enfocándose en un caso particular en Brasil.[8] A partir del concepto articulador de soberanía alimentaria, desde movimientos sociales transnacionales como La Vía Campesina y el Foro Mundial de Pescadores, se pusieron en marcha acciones coordinadas de reivindicación y acción política entre comunidades de pescadores en conexión con comunidades campesinas. El proyecto ClimaPesca,[9] presentado por Marta Albo, con los talleres «Conversas Clima-Pesca» organizados en Portugal, tenía como objetivo detectar las percepciones de las comunidades pesqueras sobre indicadores de cambio climático. En estos ejemplos los actores sociales dejan de ser solamente polos de generación de información, pues sus acciones y objetivos se convierten en un elemento fundamental de un potencial proceso de transformación.
Respecto al objetivo de las iniciativas, algunas de las ponencias presentadas se enfocan hacia distintas fases de la cadena pesquera y el sistema alimentario. Por una parte, destacan aquellas que usan como unidad de análisis y de acción los sistemas extractivos y los mecanismos de gobernanza. Estos se abordan de modo combinado como regla común, incorporando procesos transformadores dirigidos a la población objetivo, al territorio y al ecosistema marino. Las certificaciones ambientales del MSC operan a este nivel, permitiendo evaluar la sostenibilidad ambiental de una pesquería, y empoderando a las flotas para que lideren su propia transición hacia la sostenibilidad. Es un modelo de trabajo que también comparte algunos de los procesos liderados por la ONG Soldecocos. Por otra parte, varias ponencias se centran en la distribución y comercialización, ya sea mediante un acercamiento cuantitativo a la cadena de valor, o ya sea mediante su caracterización cualitativa. Esta aproximación cumple el papel fundamental de caracterizar las cadenas de valor e identificar las condiciones iniciales de partida y sus puntos débiles, permitiendo realizar un diagnóstico de base que nos ayuda a mejorar su funcionalidad ecológica, económica y social. Los análisis de la cadena de valor permiten comprobar el grado de concentración de algunos operadores comerciales por puertos y pesquerías, su grado de conectividad con el mercado global y el carácter fluido y cambiante de sus posicionamientos en la cadena, lo que hace sea particularmente compleja y opaca, tanto a efectos de información como de posibilidad de incorporar estos operadores en procesos de transformación.
Con la iniciativa Ecotúnidos se ha facilitado a una docena de colegios de Tenerife sustituir el pescado importado por productos locales.
Dos de las presentaciones se centraron en los procesos de transformación, tanto en el procesamiento del pescado, como en el aprovechamiento de residuos, demostrando la posibilidad de corregir desequilibrios comerciales y de género, destacando la importancia de la formación en estos procesos. En el ejemplo de Brasil, además de la inclusión de la mujer en el mercado laboral, se ha afrontado otro de los grandes retos de la industria pesquera, la valorización de residuos y la mejora de su eficiencia ecológica. Además, ha permitido abordar el problema sanitario que causaban los desperdicios del pescado, creando una industria de transformación enfocada al aprovechamiento y transformación de estos desechos en compostaje, pienso para mascotas o incluso en biojoyas, realizadas con piel y escamas de peces. En el ejemplo de Canarias se expusieron las experiencias y estrategias adoptadas por organizaciones de pescadores artesanales, engarzadas con investigadores de la Universidad de La Laguna a través de los proyectos Macarofood y FoodE, para mejorar la penetración en el mercado de las capturas de la pesca artesanal. Además, con la iniciativa Ecotúnidos se ha facilitado a una docena de colegios de Tenerife sustituir el pescado importado por productos locales, procesados a demanda. Esto ha incrementado el valor de la producción local y ha demostrado que la innovación en la cadena de valor puede mejorar los ingresos de la pesca artesanal.
Finalmente, el segmento del consumo, una de las partes más difíciles de analizar de la cadena agroalimentaria de la pesca, ha sido el menos analizado en el panel, a pesar de su condición estratégica en las cadenas agroalimentarias al ser susceptibles de convertirse en un motor de cambio para el resto de los eslabones de la cadena. En la exposición de la ONG Soldecocos se presentó un caso en el que se trabaja en el concepto de «custodia alimentaria» para fortalecer las cadenas de proximidad en los entornos de los puertos pesqueros y garantizar que una parte de la producción pesquera local pueda ser consumida en su ámbito territorial. La ponencia sobre iniciativas de distribución en Cataluña mostró cómo tradicionalmente el sector se regía por relaciones de confianza, que descansaban en principios ético-sociales, que actualmente se han debilitado o no existen, lo que desequilibra la competencia entre los distintos agentes en la cadena de valor. Esta ponencia recogía cadenas alternativas de comercialización, con una relación más directa producción-consumo, un objetivo también existente en Foodnected. Un grado de conocimiento más exhaustivo de las cadenas de comercialización es fundamental para que las iniciativas puedan tener éxito, sean estables en el tiempo y favorezcan el consumo local y de proximidad.
La pesca del jonquillo (Aphia minuta) y el cabotí (Pseudaphya ferreri) se lleva a cabo en Mallorca entre diciembre y abril. Es una pesca artesanal muy selectiva, sujeta a cogestión entre la administración y el propio sector pesquero, que ofrece un buen rendimiento económico a la flota. Foto: Biel Morey
Retos para la transformación de la cadena agroalimentaria de la pesca
Las aportaciones plantean retos a los que debemos enfrentarnos, más allá del valor económico y del modo de relación entre extracción, comercialización y consumo. En primer lugar, los sistemas socio-ecológicos de la pesca y sus cadenas agroalimentarias no pueden pensarse hoy al margen del marco de la llamada economía azul, que supone un cambio de paradigma a nivel europeo en la utilización del mar y sus bienes y servicios. La comunicación expuesta por Lluís Miret [10], puso de manifiesto cómo en el caso valenciano la acuicultura, a pesar de su dinámica de estancamiento en cuanto a producción, genera tensiones con los sistemas de aprovechamiento pesquero, por cuanto suponen una competencia por la zona costera y fomentan una percepción y una categorización de los productos del mar sensiblemente distinta por parte de la sociedad. Además, la lógica tecnocrática y de crecimiento son diametralmente opuestas a los valores de sostenibilidad, y dificultan el mantenimiento a largo plazo de una estructura de socioecosistema, pudiendo conducir a la desposesión, al acaparamiento y a la exclusión de comunidades pesqueras perdiendo peso específico en los espacios de poder y en la distribución de fondos europeos.
Existen evidentes similitudes entre las luchas de los pescadores artesanales en territorios lejanos e incluso aislados.
Otro de los grandes retos actuales es la necesidad de incorporar el concepto de soberanía alimentaria al imaginario colectivo popular, ya que es un concepto con vertientes tanto teóricas como prácticas. En lo teórico, tiene capacidad de generar pensamiento crítico, mientras que en el ámbito local es una herramienta de movilización y un concepto unificador de la lucha de las comunidades locales. De hecho, existen evidentes similitudes entre las luchas de los pescadores artesanales en territorios lejanos e incluso aislados. En este sentido, hay varios movimientos a nivel internacional, cuya fortaleza surge de aunar las reivindicaciones de organizaciones pesqueras y otras entidades. Por tanto, más que aplicar el concepto stricto sensu en términos cuantitativos de autoabastecimiento, entendemos que se trata de una herramienta conceptual válida para la reivindicación, mediante acciones concretas, que aspiren a un fortalecimiento de circuitos comerciales de proximidad, que garantice transparencia sobre las especies y las técnicas de captura, así como seguridad alimentaria a los consumidores, y que explore mecanismos de colaboración entre productores y consumidores, garantizando una mejora en la renta percibida por los pescadores y no someta el precio final a dinámicas inflacionistas a lo largo de la cadena de valor.
El tercero de los retos es el de la justicia social, en varias de sus vertientes. En primer lugar, se expuso la campaña que presentó Abdoulaye Seck (Papalaye) [11] desde el Sindicat Popular de Venedors Ambulants de Barcelona, que llama la atención sobre el efecto que los acuerdos bilaterales de pesca de la UE con terceros países está teniendo sobre las flotas y las comunidades de pescadores de las costas de Senegal y otros países africanos. La irrupción de barcos de empresas pesqueras de capital mixto, con técnicas intensivas de captura, está favoreciendo la sobrepesca, incluso en zonas tradicionalmente faenadas por las flotas de pequeña escala. Ello está obligando a cada vez más pescadores de estos territorios a usar las embarcaciones para emigrar y no para pescar. Mientras que en las flotas españolas se está generalizando la falta de marinería para garantizar los enrolamientos necesarios para mantener a los buques activos, hay una población flotante de pescadores experimentados de origen africano que por su condición de ilegalidad no puede incorporarse formalmente a las tripulaciones españolas. Esta realidad pone de manifiesto la relación indisociable entre los modos de explotación ambiental y laboral. Buscar soluciones ambiental y socialmente justas son dos tareas interconectadas dado el carácter global complejo de la industria pesquera. La segunda vertiente de la justicia social es la mejora de las condiciones sociolaborales, mediante salarios y condiciones de trabajo que aseguren una vida digna a las personas pescadoras, y que a su vez sea atractiva para las nuevas generaciones. Este reto está directamente relacionado con la falta de relevo generacional en la profesión. El trabajo en la mar es un trabajo duro, pero la mayoría de los pescadores no cambiarían de trabajo si tuvieran oportunidad de elegir; no es un problema vocacional, sino de ofrecer condiciones de seguridad y salarios dignos. Facilitar la incorporación de la mujer al sector pesquero es una tercera vertiente de este reto. En primer lugar, porque podría ayudar al mantenimiento de empresas familiares, repensando la división del trabajo tradicional, por géneros. En este sentido, son muy instructivas las experiencias desarrolladas en Brasil, en la que se ofrece formación y capacitación a las mujeres para realizar un trabajo que cubre necesidades de la industria pesquera, otorgándoles poder social real al visibilizar, valorar y fomentar su participación en el sector, al tiempo que se mejora la seguridad alimentaria de la comunidad.
Hay una población flotante de pescadores experimentados de origen africano que por su condición de ilegalidad no puede incorporarse formalmente a las tripulaciones españolas.
Por último, el cambio climático es un desafío emergente, que puede poner en riesgo el éxito de los mecanismos de gestión actuales. El proyecto ClimaPesca, además de propiciar un encuentro necesario entre organizaciones pesqueras, científicas y otras entidades, favoreció la transferencia de conocimientos sobre esta cuestión, pues la exposición cotidiana y basada en la experiencia de las faenas de los pescadores son una plataforma capaz de definir Indicadores bioecológicos tempranos que pueden guardar relación con efectos de cambio climático en los ecosistemas marinos. Estos cambios pueden ser limitantes o pueden constituir oportunidades para el sector, pero en cualquier caso parece relevante trabajar esos canales de comunicación ciencia-pesca para avanzar en el codiseño de estrategias de adaptación.
Colaboratorio de pesca y sostenibilidad
Se sabe muy poco sobre cómo, por qué, cuándo y quién puede promover y apoyar cambios transformadores en el ámbito de la pesca y rara vez se han documentado en la literatura científica. Así pues, urge entender qué condiciones o factores son esenciales, cuáles son los puntos de apoyo para iniciar el cambio y qué oportunidades pueden surgir para el futuro de la pesca. Así lo expuso Sebastián Villasante en su ponencia sobre el proceso de cocreación de visiones de futuro deseables, plurales y significativas para el sistema alimentario local en torno a la pesca artesanal en Uruguay.[12] Este tipo de iniciativas, como sucede con este mismo panel, tienen la potencialidad, no solo de recolectar iniciativas transformadoras, sino de alimentar un análisis que permita entender las condiciones y factores que facilitan los procesos de cambio, generando dinámicas de colaboración con el sector pesquero de modo que este no sea un mero objeto receptor de políticas y discursos creados por otros, sino que se convierta en un agente proactivo y protagonista. Los procesos de inteligencia colectiva son más fructíferos y resilientes para dar respuesta en momentos de crisis multifactorial como el actual.
Se requiere una nueva perspectiva para rediseñar el sistema agroalimentario, a partir de principios como suficiencia, regeneración, distribución, procomún y cuidados.
El grupo de trabajo de Ecosistemas Marinos y Pesca de Alimentta pretende identificar procesos, experimentar y aplicar herramientas, generar espacios de diálogo y promover escenarios de transformación que ayuden a establecer las estrategias de acción analítica y política en el ámbito de la pesca como sistema alimentario. Este fue el objetivo de la última ponencia presentada por Joan Moranta con la propuesta de crear una Colaboratorio de Pesca y Sostenibilidad.[13] Para instaurarse en el territorio, es esencial que las iniciativas transformadoras tengan una implementación de abajo-arriba, posibilitando canales de empoderamiento y espacios de diálogo para la transformación. Se requiere una nueva perspectiva para rediseñar el sistema agroalimentario, a partir de principios como suficiencia, regeneración, distribución, procomún y cuidados, evitando reproducir la óptica y el relato hegemónico sobre la sostenibilidad y promover un modelo de post-crecimiento basado en el mantenimiento de los procesos de vida, humanos y no humanos. En este sentido, la mejora de los modos de gobernanza requiere además un compromiso hacia estos principios, fomentando la solidaridad y la vinculación inexcusable, tanto entre las dimensiones sociales y ecológicas como en las relaciones entre comunidades pesqueras y los entornos que habitan.
Agradecimientos
Las autoras y autores quieren agradecer a las personas que participaron en el Panel 5 del IX Congreso Internacional de Agroecología por su implicación y a todas las ponentes por sus aportaciones al panel y las correcciones que han ayudado a mejorar la redacción de este texto: Marta Albo-Puigserver, Julio Agujetas, Annya Crane, Rita Calvário, Erika Carneiro Leão de Olivera, Irmak Ertör, Lluís Miret, Miquel Ortega, Jose Pascual, Jorge Sáez y Abdulay Seck.
[1] Florido D., J. Sáez, F. Sobrado, I. Martínez. La Sociedad para el Desarrollo de Las Comunidades Costeras como herramienta para el desarrollo comunitario sostenible en sociecosistemas.
[2] Cavallé M., A. Crane. Foodnected, hacia sistemas alimentarios justos y sostenibles.
[3] De Oliveira E. Carneiro Leão. Mulheres pescadoras em ação: a experiência das mulheres pescadoras de Caravelas – Bahia – Brasil, no aproveitamento integral do pescado – recuperação pós-covid e óleo nas praias.
[4] Agujetas J. La certificación MSC y el proyecto Medfish como herramientas para la mejora pesquera.
[5] Ortega M. y M. Coll. Cadenas de valor de la pesca en el Mediterráneo español.
[6] Gómez S., B. Patraca, F. Maynou y J.L. Molina. Nuevas iniciativas de comercialización de productos del mar para hacer frente a los desafíos.
[7] Pascual J.J., J.R. Bruquetas y R. de la Cruz. Mercados y cadenas de valor en la pesca artesanal: oportunidades y experiencias para el procesado del pescado local en Canarias.
[8] Calvário R., I. Ertör y Z. Brent. La soberanía alimentaria como traducción política: fortalecer las luchas globales y cultivar las alianzas entre personas campesinas y pescadoras en Brasil.
[9] Albo-Puigserver M., M. Pinto y F. Leitão. Conversas Clima-Pesca: evaluación participativa de medidas de adaptación de la pesca portuguesa al cambio climático.
[10] Herrera-Racionero P., Ll. Miret-Pastor y R. Cervelló. Revolución azul y alimentación.
[11] Bathily L. y A. Seck. Presentación de la campaña «Mi sueño no era ser Mantero, soy pescador», en defensa de la pesca artesanal sostenible.
[12] Gianelli I., M. Trimble, S. Juri, N. Beretta, D. Torena, M. Acosta, R. Acosta, M. Del Bó, J. Fuster, V. González., D. Kurta, M. Kurta, T. López, M.E. Marfetán, P. Montes de Oca, A. Morales, V. Pardo, J. Sandoval, N. Schuch, C. Taroco, A. Norström, L. Pereira y S. Villasante. Pescando Transformaciones: co-creando futuros deseables para la pesca artesanal en Uruguay.
[13] Moranta J., S. Gómez, D. Florido, L. López-López y S. Villasante. Colaboratorio de pesca y sostenibilidad.
David Florido, Lucía López-López, Sebastián Villasante, Sílvia Gómez y Joan Moranta
Grupo de Trabajo de Ecosistemas Marinos y Pesca del Think Tank Alimentta
David Florido, Grupo para el Estudio de las Identidades Socioculturales en Andalucía (Geisa), Departamento de Antropología Social, Universidad de Sevilla. Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo..
Lucía López-López, Centro Oceanográfico de Santander, Instituto Español de Oceanografía (IEO, CSIC). Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo..
Sebastián Villasante, Centro de Investigación Interdisciplinar en Tecnologías Ambientales (CRETUS), Departamento de Economía Aplicada, Universidad de Santiago de Compostela. Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo..
Sílvia Gómez, Grup de Recerca en Antropologia Fonamental i Orientada (GRAFO), Departament d’Antropologia Social i Cultural, Universitat Autònoma de Barcelona. Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo..
Joan Moranta, Grupo de Oceanografía de Ecosistemas (GRECO). Centre Oceanogràfic de Balears, Instituto Español de Oceanografía (IEO, CSIC). Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo..