Entrevista a Nicolas Girod, de la Confédération Paysanne
Revista SABC
Traducción de Olistis SCCL
A finales de marzo fue noticia la acción masiva contra las megabalsas en Saint-Soline (Francia). Treinta mil activistas participaron en una acción directa contra el monopolio del agua por parte de la agricultura industrial y fueron reprimidos violentamente por los cuerpos de seguridad, dejando más de 200 personas heridas. A finales de junio, el gobierno de Macron, en alianza con el lobby de la agroindustria, publicó el decreto de disolución de Les Soulèvements de la Terre(‘Las Sublevaciones de la Tierra’), el movimiento que impulsó la acción.
A principios de 2021, tras el ciclo de confinamientos, se celebró la asamblea fundacional de Les Soulèvements de la Terre. El lugar que se eligió para ello fue la ZAD (Zone À Defendre) de Notre-Dame-des-Landes, recogiendo así todo el legado de alianzas y experiencia de la acción directa en la defensa del territorio de los últimos años. Una de las características de este movimiento es la participación del sindicato agrario Confédération Paysanne, que ha hecho confluir la lucha ecologista y campesina en la defensa de un nuevo modelo agrario.
Estamos viviendo un ciclo importante de movilizaciones en Francia y, en este contexto, observamos vuestras alianzas con otros movimientos. ¿Se trata de un nuevo enfoque en las luchas?
No, no lo creo. Desde siempre, la Confédération Paysanne (CP) ha tejido vínculos muy fuertes con organizaciones de la sociedad civil, ya sea por cuestiones de incidencia política o para realizar acciones conjuntas. En cierto modo, está en nuestro ADN: nos acercamos a los movimientos sociales, ecologistas y por la defensa del clima para reunir a más personas y ser más fuertes, y también para concienciar a todo el mundo sobre la importancia de la agricultura y la alimentación. Puede que en los últimos años se hayan intensificado estas confluencias que resultan imprescindibles en vista de las fuerzas contrarias que operan y la urgencia de la situación que poca gente se atreve ya a negar.
¿Puedes resumir el origen de vuestra alianza con Les Soulèvements de la Terre (LSDLT)? ¿Qué ha hecho que sea tan duradera?
Más que la alianza, el trabajo en común con LSDLT empezó en 2020, en torno a la cuestión de la artificialización del suelo agrícola; con acciones en contra del desvío de la carretera nacional en Haute-Loire, la manifestación en contra del desarrollo del proyecto Grand Paris (en Saclay y Gonesse) o las movilizaciones en Rennes y Nantes en contra de proyectos urbanísticos inútiles y que consumen terrenos agrícolas. A partir del segundo año, el tema del acaparamiento de tierras también ha ido tomando fuerza. Un ejemplo de esto es la defensa de los viñedos de los departamentos del Jura y el Var. Pero desde septiembre de 2021 la prioridad del colectivo ha sido el problema de la apropiación de aguas, con más de nueve acciones y concentraciones llevadas a cabo desde entonces. Esta confluencia funciona y se prolonga en el tiempo debido a la urgencia de la situación en el territorio, pero sobre todo gracias a la inteligencia de los actores que conforman nuestras organizaciones. Hemos aprendido a conocernos, a conocer nuestra manera de funcionar antes, durante y después de las acciones, y también a respetarnos. Lo que nos tiene que guiar es el respeto: nos permite aceptar las pequeñas diferencias que existen en nuestra forma de comunicar, actuar y vincularnos con nuestros miembros, porque sabemos que al fin y al cabo todos trabajamos con el mismo objetivo: ganar esta lucha y frenar los proyectos de construcción de megabalsas, así como restablecer el diálogo con todas las partes involucradas. Con esta visión compartida, sumamos nuestras habilidades y maneras de actuar para ser lo más efectivos posible.
¿En qué medida el hecho de pertenecer a LSDLT influye en la agenda de la CP? ¿Os ha llevado a reflexionar sobre algunas cuestiones que no habíais tenido en cuenta hasta ahora (ecofeminismo, lucha LGBTQ+…)?
No formamos parte de LSDLT, sino que participamos con ellos en las movilizaciones comunes. Para nosotros es importante seguir teniendo autonomía y llevar a cabo las protestas que queramos, ya sea por nuestra cuenta o junto con otras organizaciones. Los agricultores y agricultoras sindicalistas debemos poder establecer qué temas y movilizaciones queremos priorizar. Con la diversidad de cuestiones que ocupan el mundo agrícola, no siempre es fácil estar al día o anticiparse, así que no conviene dejarse imponer un calendario y unas prioridades por parte de otras organizaciones. Los temas que mencionas son transversales y si los incorporamos en nuestra organización, no creo que sea por la influencia de otra. Es más bien una necesidad por parte de nuestros miembros, que cada día se enfrentan a estas nuevas realidades.
Sin nosotros, estas acciones no habrían trascendido el restringido círculo de los activistas ecologistas.
¿Piensas que LSDLT contribuye a cambiar la imagen asociada al mundo rural y al campesinado por una visión más combativa y de liderazgo social?
Creo que es sobre todo la conjunción entre LSDLT y la CP lo que permite que los temas relacionados con la agricultura y la alimentación tomen una posición relevante en la lucha social y ecologista. Sin LSDLT no habríamos podido llevar a cabo acciones tan grandes y con un eco mediático y social tan alucinante. Pero sin nosotros, estas acciones no habrían trascendido el restringido círculo de los activistas ecologistas, muy decididos pero bastante alejados de los movimientos sociales y medioambientales más tradicionales. Nuestra presencia hace posible el vínculo entre estos dos mundos, que antes se evitaban o, en todo caso, se conocían muy mal. Pienso que gracias a nuestro trabajo en común la lucha ecologista y social está empezando a tomar otra magnitud, y ya no hay reticencias a la hora de construir puentes entre lo social y lo ecológico, entre las protestas clásicas y la desobediencia civil.
Debido a estas acciones y alianzas, ¿ha habido cambios en el perfil de las personas que se interesan por la CP? ¿Habéis detectado un aumento de afiliaciones en general, y de jóvenes en particular, durante este período?
Es aún demasiado pronto para sacar conclusiones generales, pero parece que a partir de estas acciones algunos comités territoriales han empezado a sumar nuevos miembros, más jóvenes y determinados, pero también menos experimentados… No somos una asociación, somos un sindicato que defiende al campesinado y que promueve la agricultura campesina como proyecto agrícola, alimentario y de sociedad. Así que gran parte del trabajo sindical se realiza lejos de los momentos de acción y protesta, estos son solo una parte de nuestro trabajo como sindicalistas.
Este programa asociado a los movimientos ecologistas, ¿ha sido rechazado por algunos de vuestros miembros, ya sea porque lo consideran radical o por su metodología de acción?
Ha habido mucho debate interno para encontrar el equilibrio adecuado en las acciones compartidas y en nuestras confluencias en general. El congreso del pasado mes de abril validó ampliamente este programa, impulsando al equipo actual a darle continuidad sin dejar de cuestionarlo para no perder el control sobre las maneras de proceder, la elección de los objetivos y los ámbitos de acción. En general, esta estrategia de confluencia cuenta con el firme apoyo de la gran mayoría, aunque haya personas que no se sientan representadas y no deseen participar. Estas diferencias internas existen en las formas, pero no en el fondo de los asuntos. Nos permiten mantener una actitud atenta y lúcida para no caer en el activismo puro y duro, que me parece que se alejaría de la compleja tarea que desempeñamos como sindicalistas.
El Ministerio de Interior ha iniciado los procedimientos para poner fin al movimiento LSDLT. ¿Teméis que haya acciones judiciales contra la CP? ¿De qué modo influye vuestra posición a otras organizaciones agrarias con vocación industrial, como la Fédération Nationale des Syndicats d'Exploitants Agricoles (FNSEA)?
Sí, hemos temido y tememos que también haya ataques a nuestra representatividad o nuestra existencia. Estos ataques podrían originarse en el Gobierno, sobre todo si los otros sindicatos agrícolas siguen o llegan a intensificar sus ofensivas contra nosotros. Aun así, como obtuvimos la legitimidad y representatividad en las urnas hace cuatro años en las elecciones profesionales de las Cámaras Agrarias, no nos la pueden arrebatar con tanta facilidad. El factor determinante serán las elecciones programadas para enero de 2025. El otro problema es la gran complicidad que hay actualmente entre la FNSEA y este Gobierno, que sobrepasa ya la política de «cogestión» con los poderes públicos que impera desde hace 50 años.
En España siempre hemos admirado la gran tradición combativa del campesinado francés. ¿Está ahora más presente? ¿Hasta qué punto pensáis hacer presión desde la desobediencia civil?
Efectivamente, en los dos últimos años hemos pisado el acelerador en la lucha campesina y rural, y me parece muy bien. El tema de la alimentación debería ser una preocupación central para todo el mundo. Nuestro rol como sindicalistas combativos es conseguir que más personas tomen conciencia de estos temas y su urgencia, así como proporcionar medios a más agricultores y agricultoras para que puedan vivir de su trabajo y construir un futuro en sus granjas, sus territorios y sus vidas.
Nota de redacción: Pocos días después de esta entrevista, Nicolas Girod y otros activistas fueron encausados por organizar una concentración prohibida, la de Saint-Soline. Actualmente se encuentra a la espera de juicio, que será el 8 de septiembre.
Revista SABC
Traducción de Olistis SCCL