Stéphanie Chiron
Ni colectivo organizado ni luchas aisladas; en Francia, las ZAD (Zone À Défendre) formaron y siguen formando una red de experiencias diversas basadas en la ocupación de territorios, que ponen en el centro la especificidad de cada medio natural e incluyen la lucha en una dimensión global anticapitalista.
Manifestación en París el 27 de febrero de 2020. Fotos: Michèle Loup, Collectif pour le Triangle de Gonesse
«Nosotros no nos planteamos la cuestión del territorio de la misma manera que el Estado. No se trata de poseerlo, sino de densificar localmente las comunas, los tránsitos y las solidaridades hasta tal punto que el territorio se vuelva ilegible, opaco a toda autoridad. No es cuestión de ocupar, sino de ser el territorio».
Comité invisible, La insurrección que viene (2007)
Todo empezó en Notre-Dame-des-Landes, una población cercana a la desembocadura del Loira. La reactivación de un proyecto de aeropuerto cerca de Nantes, paralizado desde los años setenta, provocó que agricultores y agricultoras crearan en el año 2000 la asociación ACIPA (Association Citoyenne Intercommunale des Populations concernées par le projet d’Aéroport de Notre-Dame-des-Landes) para luchar contra su construcción. Las siglas ZAD tienen su origen en las Zone d’Aménagement Différé (‘zonas de planificación territorial aplazada’), término utilizado por la administración para clasificar el terreno donde se planeaba esa intervención. En 2008 se lanzó el llamamiento a la ocupación y empezó una serie de acciones como el sabotaje de las instalaciones de la constructora Vinci, los encuentros multitudinarios y las obras colectivas para establecer un campamento en toda la zona.
En el caso del Triángulo de Gonesse, la resistencia fue al proyecto Europacity, un macrocentro comercial y de ocio con una pista de esquí y un parque acuático en las últimas tierras fértiles de la región de París, impulsado desde 2006 por la empresa francesa de supermercados Alcampo y la multinacional china Wanda. En 2011, algunos habitantes de los municipios afectados se organizaron en el Colectivo por el Triángulo de Gonesse y, más tarde, en febrero de 2021, a pesar del abandono del proyecto, un grupo decidió ocupar la zona para denunciar la construcción de una estación de tren, como prueba de la permanencia de un proyecto urbanístico destinado a hormigonar las tierras agrícolas.
La ocupación se presenta como una opción estratégica para reactivar y mediatizar una movilización
En Bure, el colectivo antinuclear CEDRA (Collectif contre l’enfouissement des déchets radioactifs), denunciaba ya en 2006 el proyecto de enterramiento de los desechos nucleares y diez años después se organizaron las primeras barricadas para defender el bosque de Mandres-en-Barrois. Normalmente, la ocupación se presenta como una opción estratégica para reactivar y mediatizar una movilización estancada tras largos procesos de lucha jurídica, recogida de firmas y otras acciones contra macroproyectos impuestos sin consulta por parte de una autoridad pública (principalmente el Estado y el Consejo regional) que responde a intereses económicos públicos y privados.
La insurrección que viene
La ZAD de Notre-Dame-des-Landes supuso en 2008 la primera ocupación multitudinaria del siglo xxi en Francia, en un contexto político y económico dominado por las sucesivas reformas de las pensiones y la banalización de los discursos de extrema derecha por una gran parte de la clase política. Nicolas Sarkozy, entonces presidente de la República, creó el Ministerio de la Identidad Nacional y en 2007 ante los estudiantes de la Universidad de Dakar (Senegal) pronunció un discurso impregnado de clichés racistas sobre la colonización y lo que aportó al «hombre africano». Por otra parte, la represión policial era cada vez más brutal en las manifestaciones. En estos años, en Francia como en otros países europeos, el enemigo interior se encontraba en colectivos «altermundialistas» inspirados por el Movimiento Sin Tierras de Brasil, la revolución zapatista en Chiapas o la resistencia NO TAV, que intenta desde 1993 parar las obras del tren de alta velocidad entre Lyon y Turín; modelos de pensamiento y organización que no se ajustan a los esquemas de los sindicatos y partidos políticos tradicionales de esta época.
Así, el 11 de noviembre de 2008, 150 policías irrumpieron de madrugada, ante las cámaras de televisión, en el pueblo rural de Tarnac, en el centro de Francia, para llevarse a una decena de personas acusadas de terrorismo y sabotaje de las líneas del tren de alta velocidad. La ministra de Interior, Michèle Alliot-Marie intervino en directo para felicitarse de la detención de activistas de «la ultraizquierda autónoma». Lo que los periódicos llamaron «l’affaire Tarnac» tendría un eco muy especial en toda una generación en búsqueda de nuevos horizontes y contribuiría a la difusión de las ideas del Comité Invisible con su obra fundadora La insurrección que viene, cuya autoría se atribuye a los miembros del grupo de Tarnac.
En la ZAD se defiende un territorio y un ideal. La autogestión, el apoyo mutuo y el respeto de todas las diversidades, entre otros, conforman los fundamentos de un espacio de experimentación donde la convergencia de luchas se combina con el aprendizaje. Como dice el preámbulo de la página web de la ZAD de Notre-Dame-des-Landes: «profiter d’espaces laissés à l’abandon pour apprendre à vivre ensemble, à cultiver la terre, à être plus autonomes vis à vis du système capitaliste» (‘aprovechar espacios abandonados para aprender a vivir juntas, a cultivar la tierra, a ser más autónomas frente al sistema capitalista’).
La ZAD supone la creación de un espacio físico donde se encuentran diferentes generaciones, clases sociales, ámbitos profesionales y vitales, así como nacionalidades, que forman un conjunto de gente muy diversa, fruto de una lucha que se dibuja a lo largo de varias etapas. Sin embargo, esa diversidad conlleva también una gestión constante de los conflictos que surgen en el marco de la ocupación. En Notre-Dame-des-Landes, el abandono del proyecto de aeropuerto supuso una gran victoria, pero también dio paso a una lucha interna entre las distintas maneras de enfocar el porvenir de las tierras. En la página web de la ZAD de Carnet, encontramos un documento que propone herramientas para la mediación de conflictos. El relato de varias agresiones sexuales en esta ZAD pone en evidencia también la cuestión de la lucha feminista así como la conquista por el respeto de todas las diversidades dentro de la ocupación.
Cada ocupación tiene su propia historia. En el documental radiofónico Génération ZAD, Clémence cuenta como en Notre-Dame-des-Landes, donde vivió una experiencia que daba sentido a su vida, supo que se había creado una nueva ZAD en la isla del Carnet. Así se encuentran personas que viajan de una ZAD a otra, se forman en la autogestión, viven una experiencia humana y participan en la creación de una nueva ZAD en otro territorio. Se tejen solidaridades y, siempre que se pueda, cada nueva ZAD recibe el apoyo de zadistas que aportan experiencia en bioconstrucción, en organización de la vida cotidiana y en defensa del nuevo territorio ocupado.
Las ZAD frente a la represión
En muchos aspectos, la represión y los medios movilizados por parte del Estado para recuperar su autoridad sobre la ZAD dan la dimensión de lo que está en juego con la ocupación.
En 2021, en el Triángulo de Gonesse, Jean-Marc recuerda que la policía, desde las primeras noches de la ocupación, dirigía un foco de luz hacia el precario campamento. La ocupación duró 17 días, ya que no pudieron resistir el despliegue de fuerzas del 24 de febrero. Las detenciones forman parte de la estrategia de intimidación del Estado.
En Bure, el gobierno de Emmanuel Macron no se podía permitir la pérdida de un nuevo territorio tras el abandono del proyecto del aeropuerto en Notre-Dame-des-Landes. La presión policial, un dispositivo de videovigilancia de la población en todo el departamento y las amenazas de acciones legales en contra de la población local para limitar el apoyo a los «zadistas», entre otras medidas, aceleraron el abandono progresivo del bosque de Mandres-en-Barrois, destinado al enterramiento de desechos nucleares. El juicio, en el que siete personas estaban acusadas de asociación de malhechores, reveló miles de horas de escuchas telefónicas, entre ellas, conversaciones entre personas acusadas y sus representantes legales, en clara violación del derecho a la defensa.
En la ZAD del Testet en Sivens, donde se defendía una zona húmeda contra un proyecto de presa destinada a la agricultura intensiva, la ocupación estuvo acompañada de numerosas agresiones e intimidaciones por parte de agricultores miembros del sindicato agrícola FNSEA y, en 2014, durante un enfrentamiento, la policía francesa mató al estudiante Rémi Fraisse como consecuencia del lanzamiento de una granada.
Iniciativas sociales tras la ocupación
Tras la expulsión de la ZAD en el Triángulo de Gonesse, actualmente, el colectivo se pregunta cómo retomar la iniciativa tras la ocupación. Por el momento, la candidatura de la presidenta de la región, Valérie Pécresse, en las próximas elecciones presidenciales (abril 2022) ha dejado las obras de la estación de cercanías en suspenso. Sin embargo, otras entidades locales, comprometidas con la economía social y solidaria, intervienen en la lucha en el plano de las ideas y las propuestas. En 2016 se formó la asociación CARMA, Coopération pour une ambition agricole, rurale et métropolitaine d’avenir (‘Cooperación por una ambición agrícola rural y metropolitana con futuro’), que propone un proyecto piloto para alimentar Gonesse recuperando el cultivo tradicional de cereales, cuya calidad era reconocida en toda la zona. Apoyándose en las experiencias de Milán y Turín, en Italia, y del Parc Agrari del Baix Llobregat, en Catalunya, CARMA defiende la conversión de estas tierras en un territorio de experimentación agrícola donde la población local, castigada por el paro y el abandono de las políticas sociales por los sucesivos gobiernos, pueda participar en proyectos de ganadería, agroecología y agrosilvicultura en un ciclo de producción autosuficiente.
Les Soulèvements de la Terre
Las ZAD están dando paso a una fase de la lucha más ofensiva y determinada a convertirse en algo más que una piedra en el zapato del capitalismo.
Más de diez años después de la dinámica impulsada por la ZAD de Notre-Dame-des-Landes, la lucha toma ahora un nuevo rumbo con el movimiento «Les Soulèvements de la Terre» (algo así como ‘las sublevaciones de la tierra’), que nació en 2020 con ánimo de —según sus propias palabras— «construir una red de luchas locales para impulsar un movimiento de resistencia y redistribución de la propiedad de tierras a gran escala». Y que «parte de la voluntad de ejercer una presión real con el objetivo de recuperar la tierra del desastre industrial y mercantil».
Ocupaciones, sabotajes, concentraciones... Las ZAD están dando paso a una fase de la lucha más ofensiva y determinada a convertirse en algo más que una piedra en el zapato del capitalismo, a pesar de la indiferencia y el vacío de los medios de comunicación mainstream.
Por ejemplo, el 29 de junio de 2021, se sabotearon las instalaciones de la empresa multinacional de cemento Lafarge, cuando 400 personas irrumpieron en la fábrica con lemas como «Bajo el hormigón, la rabia», dejando las instalaciones inoperativas, como un acto de denuncia del proyecto del Grand Paris, que planea expropiar 10 000 m² de huertos familiares para construir un solárium y un centro de fitness. Unos meses después, en una zona rural de Aquitania, se reunieron miles de personas en un ambiente de fiesta para ocupar y sabotear una macroreserva de agua alimentada por los acuíferos que, con el apoyo de las autoridades locales y de la FNSEA, pretende seguir cultivando maíz a pesar de las repetidas sequías. En cada territorio, Les Soulèvements de la Terre interviene con la ayuda de movimientos locales, sindicatos como la Confédération paysanne y colectivos como Extinction Rebellion. En el mes de marzo, dentro de una campaña descentralizada contra Bayer-Monsanto, han convocado un asedio contra la sede francesa de la multinacional en Lyon, dándole un ultimátum de tres meses para que abandone la ciudad. En el documento «L'agritech: une révolution contre la paysannerie», desarrollan su argumentario contra el nuevo modelo tecnológico vendido por Monsanto y defendido por Macron, y cierran con esta afirmación: «La única innovación real sería permitir la instalación de un millón de campesinos en territorios vivos, en el corazón de los sistemas alimentarios que beneficiarían a todos. Necesitamos manos e imaginación colectiva, no drones y algoritmos».
En suma, las ZAD han marcado profundamente los movimientos sociales franceses y han permitido la construcción de un nuevo relato acerca de la ocupación y una nueva consciencia en la que la acción directa es una opción válida que, en muchos aspectos, permite conseguir grandes victorias.
Algunas ocupaciones y ZAD
- No TAV, valle de Susa en Italia. Es la lucha más antigua. Empezó en los años 90 para impedir la construcción de la línea de tren de alta velocidad entre Lyon (Francia) y Turín (Italia) y está marcada por numerosos episodios de violencia por las tentativas de intimidación de la policía, la criminalización de los oponentes al proyecto y la represión policial. En diciembre de 2020, se ocupó un pequeño bosque en una parte del tramo cerca de San Didero, donde en abril de 2021 la policía irrumpió con fuerza dejando al pueblo en shock. La lucha No TAV representa para muchas personas una referencia de ocupación contra los macroproyectos inútiles.
- ZAD de Notre-Dame-des-Landes (Departamento de la Loire-Atlantique, oeste de Francia)
Es la primera lucha declarada como ZAD. En diciembre 2007, tuvo lugar la ocupación inicial que, tras el llamamiento del 1 de mayo de 2008, se extendió 1 650 ha de zona húmeda destinada a la construcción de un aeropuerto internacional. El 17 de enero de 2018, el primer ministro francés anunció el abandono del proyecto. Sin embargo, la ZAD ha sido expulsada poco a poco por las fuerzas policiales, en un proceso doloroso. Se ha abierto paso a una nueva etapa donde varios proyectos construyen sus actividades en el marco de la agroecología, la ganadería extensiva, la agroforestería.
- ZAD du Testet à Sivens (Departamento del Tarn, suroeste de Francia). Se alzó contra un proyecto de presa destinada a la agricultura intensiva en una zona húmeda del río Tescou. Se ocupó una primera parcela el 23 de octubre de 2013. El gobierno abandonó oficialmente el proyecto el 4 de diciembre de 2015, pero las tensiones siguen muy vivas desde la muerte de Rémi Fraisse a quien la guardia civil mató con una granada ofensiva el 26 de octubre de 2014. Se desalojó el 7 de marzo de 2015.
- ZAD de Bure en el departamento de Meuse (este de Francia). Se ocupó el 20 de junio de 2016 y fue desalojada el 22 de febrero de 2018
Se ocupó el bosque de Mandres-en-Barrois, de acceso prohibido por su proximidad con el “site de Cigeo” (entidad encargada del enterramiento de desechos nucleares en esta zona).
- ZAD du Triangle de Gonesse (Región de París)
En 2019 se abandonó el proyecto Europacity, pero el consejo regional decidió seguir con la construcción de una estación de cercanías en medio de los terrenos cultivados.
Se ocupó el 7 de febrero de 2021 y fue desalojada el 24 de febrero de 2021
- ZAD du Carnet para la protección de la isla del Carnet entre Nantes y Saint-Nazaire (oeste de Francia). Ocupación el 31 de agosto de 2020 – expulsión el 23 de marzo de 2021.
- ZAD le plateau de Saclay (Región de París). Se montó un campamento legal en tierras en oposición a la creación de una nueva línea de cercanías en pleno campo el 22 de mayo de 2021.
nonalaligne18.fr/viens-a-la-zad-de-saclay
- ZAD du Moulin (Estrasburgo, Francia). Contra la construcción de una autopista para rodear a la ciudad de Estrasburgo.
- ZAD du Haren (Bélgica, Bruselas)
- ZAD de la Colline (Canton de Vaud, Suiza). Lucha contra un proyecto de extensión de una mina de cal. Se ocupa en octubre de 2021.
Stéphanie Chiron
Podcast Toma la Tierra