Cursos de música en la comuna de Şehîd Mezlum en Rojava. Foto: WJAR
Las academias, un cimiento importante del confederalismo democrático de Rojava. Foto: WJAR
El actual régimen económico, que abarca todo, tiene mucho de totalitario. El neoliberalismo, la fase actual del capitalismo, está dejando poco margen para otras formas de entender la vida, incluida la visión rural o campesina. Pero, como resaltamos en este Vistazo, aunque poco visibilizadas, son muchas las acciones y movimientos de lucha presentes en el campo en nuestros días.
Movilización de trabajadoras del Grupo Godoy (Almería)
En la provincia de Almería ha tenido lugar recientemente (otoño 2019) una huelga de 30 días por parte de las 43 personas trabajadoras de la empresa de hortalizas Grupo Godoy, quienes, habiendo sido privadas de sus derechos fundamentales, han decidido reclamarlos de forma clara, concisa, política y simbólica. Un incumplimiento de los estatutos, una ausencia salarial y una falta de respeto a las condiciones que les corresponden fueron, entre otras causas, el detonante. El responsable provincial del SAT (Sindicato Andaluz de Trabajadoras y Trabajadores) de Almería, José Cuevas, ha estado en primera línea:
En el campo de Almería existe desde hace bastante tiempo una situación de explotación y en los últimos dos años, los trabajadores y las trabajadoras de la industria del manipulado están tomando conciencia. Con la ayuda del sindicato, han pedido sus derechos, organizándose y movilizándose ante la patronal. El del Grupo Godoy no es un caso único; ha habido bastantes conflictos en algunas empresas, sobre todo grandes, y algunas de ellas son empresas que se han apuntado a la moda del capitalismo verde, a la moda bio que no es más que la continuidad de un modelo de explotación de los recursos y personas.
El mercado laboral y la propia producción agrícola en Almería, lo dominan la ideología capitalista neoliberal, las grandes multinacionales de la agroquímica, de la distribución y demás. Ellas han hecho que la agricultura aquí se rija por los valores de la bolsa, el mercado regula los precios, y esa ideología la han trasladado a las relaciones laborales. Tenemos enfrente al continente africano, que tiene una situación más difícil que la nuestra, y precisamente el capitalismo y la burguesía local se han aprovechado de ella para desregular el mercado laboral. Lo vemos en los más de 4000 trabajadores que viven en chabolas.
El fascismo ha cuajado incluso en sectores trabajadores de la población, por lo que entendemos que la única forma de romper esto es la lucha social y política en los barrios e intentar aunar a toda la clase trabajadora, porque da igual de dónde vengan, están sometidos a explotación tanto quienes vienen de Marruecos como quienes son considerados de Andalucía. Hay que plantarles cara a quienes plantean esa política económica y esa ideología fascista y racista.
Primero, hay que informar sobre sus derechos a las personas afectadas y facilitar los medios para la lucha. La caja de resistencia, que ha sido fundamental para que la gente pueda aguantar estos treinta días, ha sido apoyada por compañeras y compañeros de distintas regiones de Europa, Andalucía y otros sitios del Estado. Segundo, lo que le preocupa a la mafia que gobierna aquí es la presión comercial; por eso, es importante ponerla en evidencia mediante informes pormenorizados que puedan enviarse a las certificadoras, cadenas de supermercados y asociaciones de consumidores para que no sean cómplices de la explotación. Una asociación de consumo de Inglaterra nos ha echado una mano importante en esta situación. Y, tercero, hace falta movilización, para visibilizar el conflicto en la calle. Quieren aparentar que aquí no pasa nada; pero si sacamos a la luz esta realidad oculta de miseria y explotación, eso se termina por discutir en la agenda de quienes nos gobiernan.
La resolución del conflicto ha tenido un buen resultado, al menos el que las personas trabajadoras han decidido en asamblea. A mí me hubiese gustado la vuelta al trabajo de todas las implicadas, pero tras un mes de lucha y desgaste, un grupo aceptó que se le indemnizase la totalidad de su despido y otro ha empezado a trabajar aguantándole el pulso a la empresa. Creo que las luchas van a continuar, los conflictos nunca mueren. Hemos avanzado un poco, pero van a intentar salirse con la suya y hay que continuar en pie para conquistar derechos.
Lo que pueden hacer quienes lean esta revista, fundamentalmente, es apoyar a esas personas que intentan organizarse aquí en Almería teniendo en cuenta que la «huerta de Europa» va a aumentar la producción ecológica y esta producción va a perjudicar a quienes ejercen la agricultura y la ganadería en otros territorios que tienen conciencia y responsabilidad social con las personas trabajadoras que se organizan. Si no queremos que el mercado europeo se inunde de productos 'bio' bajo los parámetros de la explotación, es necesario apoyar la lucha de las personas trabajadoras y poner el foco en ellas.
Sindicato Andaluz de Trabajadores y Trabajadoras (SAT)
Huerto comunitario La Kol·lectiva (La Safor, País Valencià)
Vivimos en una zona afectada por el monocultivo de la naranja, el uso de pesticidas y el abandono y empobrecimiento de la tierra. La especulación urbanística de nuestra comarca infla el precio de la tierra, sin una ordenación del territorio sostenible y con la biodiversidad amenazada.
Funcionamos como terreno comunitario, como comunidad en continuo aprendizaje y experimentación, aprendiendo a cuidar la tierra desde una perspectiva holística. Consideramos que mantener y fomentar espacios libertarios es la mejor forma de combatir la violencia y el fascismo, que nutre al Estado y al sistema capitalista del que trabajamos por independizarnos. Siempre nos ha inspirado la tradición histórica del comunal ibérico y las colectivizaciones durante la Guerra Civil y quienes dignifican la manera de producir y alimentarse, como Fukuoka, John Seymour o Bill Mollison. Por eso, nuestros principios son:
- Frente a la competencia, apoyo mutuo
- Frente al trabajo asalariado, el trabajo autogestionado
- Frente a la empresa competitiva individual, la cooperativa de trabajadoras
Nuestras formas de lucha son la okupación, el autoconsumo y la autogestión. Usamos las redes sociales para la difusión de nuestras actividades y convocatorias. También nos servimos del crédito mutuo y la moneda social como herramientas para luchar contra el euro y fomentar la economía circular y de proximidad, así como del apoyo mutuo (a tornallom) y la permacultura.
ESCANDA (Ronzón, Asturies)
Los métodos y motivos de nuestras luchas se recogen en el nombre completo de nuestro colectivo: Espacio Social Colectivo para la Autogestión, Diversidad y Autonomía (ESCANDA). Apostamos por la gestión colectiva de nuestras vidas como herramienta de lucha contra el individualismo consumista y destructivo y contra el sometimiento a las normas impuestas por el mercado y el Estado.
El fascismo mercantil y estatal, y sus manifestaciones contemporáneas nos aprietan el cuello con mordazas legislativas; la alienación creciente cada vez nos distancia más de la producción y reproducción de nuestras vidas y recursos. Queremos contribuir a los debates e imaginarios sociales, no solo con voces disidentes, sino también visibilizando prácticas alternativas.
Apostamos por la construcción de alternativas viables, por abrir grietas en los márgenes del sistema que sean accesibles para todo el mundo. Intentamos cuestionar todo lo dado por hecho y reconstruir nuestras vidas desde el cariño y la ternura radical. Trabajamos para ampliar las redes de colaboración y apoyo mutuo con el objetivo de alcanzar la soberanía alimentaria y tecnológica. Creemos en la recuperación de lo rural, tanto del espacio como de sus saberes. La okupación nos parece una estrategia legítima y necesaria para ello, lo mismo que compartir los conocimientos de manera horizontal y gratuita. Apostamos por la economía neopaisana, colectiva y autogestionada.
Nos inspiran nuestras abuelas, las brujas, las paisanas y todas las luchas desde los márgenes, anticolonialistas, indígenas, maricas. Nos inspiramos en las luchas anarquistas y transfeministas, tanto por su pensamiento como por sus estrategias.
Pobladores de Fraguas (Guadalajara)
Este es un proyecto de okupación rural, lo que significa que luchamos en contra de la privatización de las tierras antiguamente comunales. También es un proyecto de recuperación de la memoria. Buscamos un espacio de empoderamiento para desarrollar valores como la autosuficiencia, el autogobierno, el apoyo mutuo y la vida en comunidad, gestionando los recursos colectivos disponibles de forma respetuosa con la naturaleza, de manera que nos permitan vivir de una manera digna.
El fascismo en este país está presente en muchos aspectos de la vida. Sin ir más lejos, las expropiaciones de los pueblos se perpetraron durante la dictadura de Franco, con la excusa de sus plantaciones masivas de pino (para un presumible interés económico futuro que con el tiempo no dio la rentabilidad esperada), que lo que buscaban era desalojar los pueblos para conseguir mano de obra en las fábricas de Madrid y el corredor del Henares y quitarse de un plumazo los problemas que las gentes libres y alejadas de los poderes de la capital pudieran llegar a dar.
El fascismo es gran amante de la opresión, la vida que hemos llevado siempre en la ciudad donde todo está prohibido y regulado. Por eso queremos autoabastecernos de alimentos y de energía, y apoyarnos en comunidad para ser dueñas de nuestras propias vidas. El Estado ve un peligro en proyectos como el nuestro, una posibilidad de que algo salga de su control y, como todo poder fascista y autoritario, quiere reprimir cualquier estallido de libertad. La solidaridad es nuestra mejor herramienta. Una de las razones que vertebran este proyecto es que es un punto de encuentro rural. Queremos ayudar a crear una red de rizomas que autónomamente difundan y apoyen el espacio a las duras y a las maduras, haciendo crecer el poder popular que salvará Fraguas: charlas a escala europea, redes sociales, manifestaciones coordinadas, cartelería, pintadas y acciones directas diversas, con la intención de advertir al sistema de que estamos preparadas para resistir.
Son cientos y cientos los ejemplos que tenemos de lucha por la tierra y el territorio, la autonomía y la libertad... Desde la insurrección campesina de Casas Viejas (Cádiz) hasta el EZLN, Lakabe (Navarra) y otros proyectos que nos recuerdan que hay que resistir, defender y luchar por esta forma de vida como el bosque de Hambach (Alemania), las ZAD (por sus siglas en francés, «zona a defender»), los pueblos de Itoiz, Sasé… Nos inspiramos en las personas que les han dado vida, que siguen plantando cara, compas que nos recuerdan cada día por qué y para qué estamos y que seguiremos okupado y repoblando. Para acabar, queremos mencionar a quienes poblaron Fraguas en el pasado, como Isidro Moreno García, cuyas palabras nos inspiran y acompañan cada día:
Para los nuevos habitantes de Fraguas: A ver si vosotros recuperáis la historia de nuevo de este pueblo, aunque algunas instituciones tanto militares como religiosas hayan tratado de destruirla y hasta el gobierno quiere venderlo a particulares (finca privada prohibido el paso). Quiero recordaros que tratéis con cariño y el respeto que se merecen a esas piedras que hoy están muertas y caídas entre las zarzas y la maleza, que en otros tiempos tuvieron vida y formaron parte de la historia de estas gentes que tanto lucharon por la vida y tantas calamidades pasaron.