La vía campesina de los pueblos pescadores
Marcos SANTAMARÍA
Los problemas de la pesca artesanal son globales: pesca industrial, aumento de la acuicultura a gran escala, contaminación, crisis climática o la amenaza del «crecimiento azul». El Foro Mundial de Pueblos Pescadores, formado por 29 organizaciones de 23 países, tiene como objetivo dar voz a las comunidades pesqueras de pequeña escala ante organismos internacionales, poniendo en valor sus formas de vida y su gestión de los recursos pesqueros, la protección de la biodiversidad y la defensa de los derechos humanos.
Tengo 24 años y toda mi vida he estado relacionado con el mar porque mi familia está vinculada directamente a la pesca. Estudiar Ciencias Ambientales me permitió ampliar mi punto de vista sobre el sector. Vivo en Ribeira, Galicia, donde trabajan varios miembros de la asociación APROAMAR, formada por personas autónomas del sector pesquero artesanal y representante en el Estado español del Foro Mundial de Pueblos Pescadores (WFFP, por sus siglas en inglés). Ellas me dieron la oportunidad de participar en la toma de decisiones y la realización de proyectos y, con el paso del tiempo, me eligieron miembro del Comité de Coordinación del WFFP. Allí asumí responsabilidades al formar parte, entre otras cosas, del proceso de implementación de la Declaración del Campesinado, del Marco Estratégico Mundial desarrollado por el CIP y la FAO.
Los problemas que afectan a la pesca artesanal no son hechos aislados, sino fuertemente interconectados. Por eso, de forma muy parecida a como ocurre con la agricultura campesina, no es posible defender la pesca artesanal desde un punto de vista social o cultural sin hacerlo también desde el punto de vista ambiental y de la crisis climática. Es fundamental contar con una agrupación internacional que presione desde abajo para mejorar la grave situación que vive la pesca a pequeña escala.
Asamblea general del WFFP en Delhi, 2017. Foto: Marcos Santamaría
Contaminación, crisis climática y privatización del mar
No es posible defender la pesca artesanal desde un punto de vista social o cultural sin hacerlo también desde el punto de vista ambiental y de la crisis climática.
La pesca artesanal ve disminuir sus capturas en contraposición con la flota industrial, que utiliza artes a gran escala y poco selectivas como el arrastre o la pesca eléctrica, invade espacios en los que trabajan las embarcaciones de pesca artesanal acabando con las reservas en muy poco tiempo y destruyendo formas de vida. Todo esto está apoyado por gobiernos e instituciones internacionales. Países como Senegal o Mauritania no necesitaban más de 20 minutos de pesca al día para abastecer su población costera durante semanas, pero desde la llegada de la flota industrial, las embarcaciones artesanales tienen que alejarse más de 10 o 15 millas de la costa para poder encontrar pescado.
La acuicultura industrial comparte muchos de los efectos negativos de la pesca industrial, especialmente en lo referente al acaparamiento de las aguas. Se privatizan grandes cantidades de agua para alojar inmensas jaulas de peces, instalaciones que expulsan a las comunidades pesqueras locales. La mayoría de las especies piscícolas en jaulas son alóctonas a la zona en donde se instalan y a menudo, como en el caso del salmón o la tilapia, son grandes depredadoras de otras especies, y causan estragos medioambientales cuando existen fugas o roturas de las jaulas. La huella de carbono de la acuicultura y la pesca industrial es mucho mayor que la de la pesca artesanal porque consume muchos más recursos, aumenta el efecto invernadero y propicia la crisis climática.
En nuestro sector existe una mayor concienciación sobre la contaminación de plástico de las masas de agua. Hoy en día se cuida mucho no tirar al mar cajas plásticas, cabos o cualquier tipo de desecho propio de la actividad. El mayor son los denominados microplásticos, que acaban siendo ingeridos por las especies marinas y pasan a la cadena trófica, provocando enfermedades a las poblaciones, tanto marinas como terrestres.
Sin embargo, el cambio climático es el problema más preocupante para la pesca, ya que inestabiliza el sistema, dando lugar a la proliferación de especies alóctonas y a la desaparición de otras. La disminución de los bosques de coral es debida principalmente a la acidificación de las aguas marinas, consecuencia directa del cambio climático, un efecto muy nocivo al que hay que sumar la contaminación por hidrocarburos o el uso de artes de pesca no selectivas como arrastreros. En temas de medio ambiente todo está conectado.
Por último, es importante mencionar el «crecimiento azul» (blue growth en inglés) que Europa está promoviendo y que sitúa a la pesca como sector de futuro por el que «apostar» a favor del desarrollo sostenible. Como en tantos otros ámbitos, detrás de esta moda, encontramos el ánimo de lucro de siempre: empresas petroleras, de gas, mineras y empresas de turismo a gran escala, y con ellas privatizaciones de playas y costas, acuicultura y pesca industrial a gran escala, etc. Un ejemplo es la declaración de algunas áreas marinas protegidas que expulsan a las poblaciones pesqueras que, tradicionalmente, han cuidado y gestionado esas áreas. Tras la imagen de pequeños proyectos de ecoturismo y conservación del medio ambiente o de estudios sobre esta materia, se esconde un desarrollo de capital con la complicidad de gobiernos e instituciones para que las empresas más poderosas sigan aumentando su riqueza. Utilizan a personas de las comunidades pesqueras para lavar su imagen en vídeos y portadas de folletos.
Organizarse para cambiar esta situación
El WFFP colabora en diferentes espacios de diálogo y de realización de proyectos de la FAO o la ONU, como la publicación de las directrices de la pesca a pequeña escala, que fueron aprobadas por el COFI (Comité de Pesca de la FAO, en el cual concurren también los gobiernos) y redactadas por el grupo de trabajo de pesca del CIP (Comité Internacional de Planificación para la Soberanía Alimentaria), del que forman parte otras organizaciones internacionales, incluyendo pueblos indígenas. Igualmente, hemos participado, junto a La Vía Campesina, en el proceso para la Declaración de los Derechos Campesinos, aprobada por la ONU en 2019.
Otra tarea fundamental del WFPP es la redacción de informes e investigaciones que logren incidir en los medios de comunicación y en la población para ayudar a entender la situación que vivimos. Asimismo, publicamos manifiestos para posicionarnos sobre sucesos concretos, como el de 2018 sobre la primera conferencia internacional Our Ocean en Indonesia, que apoyaba el «crecimiento azul». En cuanto a las problemáticas regionales, en el Foro cobran gran importancia los 5 grupos de trabajo continentales (Europa, América, África, Asia y Pacífico Sur).
Los objetivos se aprueban en la asamblea general, formada por todas las organizaciones miembros, y es competencia de la secretaría y del comité coordinador alcanzar los objetivos que se marcan. Las tareas se reparten entre los diferentes grupos de trabajo, cuyas reuniones, con personas de procedencia tan diversa, son muy enriquecedoras. Siempre hay buen ambiente de trabajo y se conversa de forma constructiva (eso sí, con ayuda de intérpretes, que tienen un papel clave).
Contamos con varias organizaciones que apoyan en términos económicos, de logística, ejecución de trabajos, etc., como el TNI (Transnational Institute) o FIAN.
La pesca como forma de vida
Hay muchas cosas que deben cambiar para que este oficio pueda ser atractivo para personas jóvenes y tener relevo, empezando por un sueldo digno.
Este último año he estado trabajando en un barco de bajura que se dedica a la pesca de pulpo mediante nasas para poder conocer de primera mano lo que defendemos. Como sucede con la agricultura y la ganadería, la pesca es una forma de vida.
Hay muchas cosas que deben cambiar para que este oficio pueda ser atractivo para personas jóvenes y tener relevo, empezando por un sueldo digno y la disminución de carga de trabajo en horas. Actualmente, si estudias algo en relación con la pesca, lamentablemente, está más enfocado a la pesca y la acuicultura industrial. Los gobiernos e instituciones deberían hacer una fuerte apuesta por la pesca artesanal, siempre teniendo en cuenta la capacidad de carga de cada zona.
Las cofradías y las cooperativas de pesca o marisqueo son un elemento esencial. Son nuestras formas tradicionales de organización; algunas funcionan muy bien, con personas muy activas y que realizan proyectos muy interesantes. La entrada de gente joven en estas estructuras debería ser un punto clave porque es muy necesario recibir nuevas ideas y nuevas energías. Desafortunadamente, es muy raro encontrar menores de 30 años en funciones técnicas o en los patronatos, muchas veces porque no se amplía el número de plazas en las cofradías debido al limitado presupuesto con el que cuentan. También existen cofradías cuyos miembros no son participativos y donde apenas hay movimiento, lo que genera malestar en el sector y, en consecuencia, peores condiciones de trabajo. Las mujeres tienen un papel fundamental en muchas cofradías del Estado español (como patronas de la cofradía o biólogas) y la lucha por la visibilidad y la mejora de sus condiciones está siendo muy importante para acabar con la desigualdad en cuestión de género.
En agricultura, la revolución verde agotó la fertilidad de la tierra y destruyó formas de vida. Por desgracia, lo que ocurre en el medio marino (y en los ríos y lagos), a veces solo se percibe desde las costas y los barcos, pero podemos decir que se trata de un proceso análogo. Grandes buques pesqueros que esquilman los recursos y los ecosistemas, grandes intereses económicos, políticas que no favorecen a quienes durante generaciones han podido vivir de la pesca cuidando sus territorios y alimentando a sus pueblos. Ya es tiempo de que nos unamos y actuemos.Marcos Santamaría
Este artículo cuenta con el apoyo de la Fundación Rosa Luxemburgo