Mujeres de la comunidad de Todjedi en Benin, que han montado una cooperativa agraria para mantener los conocimientos tradicionales. Foto: Fabrice Monteiro (Exposición We Feed the World)
Los feminismos, en sus diversas miradas, han estado muy presentes en los debates propios del movimiento por la soberanía alimentaria y las economías transformadoras y también en debates más ajenos, alcanzando una visibilidad enorme. Se han despertado procesos de reflexión en las organizaciones y también individualmente, cada uno con sus lenguajes, ritmos y objetivos particulares. Algunos de estos procesos van, también, en dirección contraria: generan resistencias a lo que desde la revista SABC entendemos como feminismo, las luchas contra las distintas formas de opresión. Se dispersa un mensaje confuso respecto a su significado, se cuestiona su prioridad, se caricaturiza a las activistas, etc. Estas resistencias, que también se dan en nuestros movimientos, las leemos como una prueba de que el feminismo no es inofensivo, sino que ataca a muchas de las raíces del capitalismo.
Hace tres años dedicamos un número a la economía feminista. Su valoración fue muy positiva, sin embargo, en esas páginas solo hubo dos contenidos que abordaron ese tema (que son, por cierto, de los más visitados en nuestra web). En aquel momento tomamos dos decisiones: hacer un esfuerzo mayor por integrar la visión feminista en todos los textos de la revista y volver a tratar ese tema a fondo más adelante. Estamos aprendiendo a poner en práctica la primera y el resultado de la segunda lo tenemos aquí.
En este tiempo, además, han pasado muchas cosas. Los feminismos, en sus diversas miradas, han estado muy presentes en los debates propios del movimiento por la soberanía alimentaria y las economías transformadoras y también en debates más ajenos, alcanzando una visibilidad enorme. Se han despertado procesos de reflexión en las organizaciones y también individualmente, cada uno con sus lenguajes, ritmos y objetivos particulares. Algunos de estos procesos van, también, en dirección contraria: generan resistencias a lo que desde la revista SABC entendemos como feminismo, las luchas contra las distintas formas de opresión. Se dispersa un mensaje confuso respecto a su significado, se cuestiona su prioridad, se caricaturiza a las activistas, etc. Estas resistencias, que también se dan en nuestros movimientos, las leemos como una prueba de que el feminismo no es inofensivo, sino que ataca a muchas de las raíces del capitalismo.
Puede que precisamente por interpelarnos de forma radical, los cambios feministas que anhelamos en el mundo de la agroecología y la soberanía alimentaria vayan mucho más lentos de lo que nos gustaría. El punto del que partimos al construir este número es que actualmente la agroecología no es feminista. Consideramos importante decirlo alto y claro para poder seguir avanzando.
Abrimos el número desde el campo, llevando a la tierra una palabra que a veces se identifica con lo urbano. De los testimonios campesinos que nos cuentan cómo sienten la palabra feminismo pasamos a pensar cómo pueden dialogar el feminismo y la agroecología. ¿Cómo es un proyecto feminista? ¿Qué aspectos son los que más cuesta transformar? Para no quedarse en la teoría, proponemos una conversación entre cinco compañeras que ejercen su activismo desde la producción, el consumo, la universidad y los medios de comunicación; la cooperativa Germinando nos explica cómo usar el timón de la economía feminista y atendemos a saberes tradicionales ligados al monte comunal y a las mujeres: reciprocidad, biodiversidad, comunidad.
Fuera ya de la sección «Amasando la realidad» y debido al aumento de violencias y represiones que están sucediendo en América Latina, hemos entrevistado a Diego Montón, secretario de la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones Campesinas (CLOC). Habla de la ruptura de los procesos progresistas en el continente, de su interpretación de la misma y de cómo afecta al campesinado y a los pueblos originarios, y de las estrategias colectivas para enfrentar la situación.
En este número también miramos atrás para recordar el valor de la algarroba, cómo se manejaban los rebaños comunales o qué se hacía con los recursos que nuestra sociedad considera residuos, como la paja del arroz. «El arraigo a lo local y a lo comunal es uno de los principales obstáculos al proyecto histórico del capital», dice la antropóloga feminista Rita Segato. Esperamos que este conjunto de textos acompañe reflexiones para removernos y arraigarnos.