Revista SABC
Aunque en artículos anteriores ya hemos visto que el concepto y las cifras del despoblamiento rural también son matizables, es evidente que se trata de una preocupación histórica, un factor central en los problemas del medio rural y, en definitiva, del desequilibrio territorial de toda sociedad. Por eso, y sabiendo que son muchas las iniciativas que se llevan a cabo para evitar y revertir el despoblamiento, hemos recogido algunas acciones que se vienen poniendo en marcha desde la sociedad civil.
Las Dueñas, Teruel. Foto: Agustí Hernàndez
Mas de la comarca de L'Alcalatén, Castellón. Foto: Agustí Hernàndez
Tabanera de Cerrato
La soberanía de la alegría
Por Universidad Rural Paulo Freire del Cerrato. Palencia
www.universidadruralpaulofreiredelcerrato.wordpress.com
Creo que fue un general irlandés el que dijo: «si preparas una guerra no busques un banquero, busca un poeta». Las personas que conformamos el proyecto de la Universidad Rural del Cerrato no teníamos conexión con el mundo de la producción alimentaria o la ganadería. Venimos del mundo cultural y del arte. Nuestra visión fue siempre la de recuperar las sabidurías en peligro de extinción. Lo mejor de las culturas campesinas, sin idealizaciones ni nostalgias. Recoger lo verdaderamente valioso (que es mucho) para proponer una alternativa realista a este nuevo e inquietante futuro. La reconquista de las soberanías perdidas.
Nos están robando muchas cosas, las soberanías más fundamentales, las que nos permiten sentir que tenemos las riendas de nuestras vidas: soberanía alimentaria, energética, de la salud, etc. Pero entre ellas hay una que a menudo pasa inadvertida, la trivializamos o no somos conscientes de su verdadera importancia y potencialidad. La hemos llamado «soberanía de la alegría». La música, la comunidad, el encuentro, la metáfora, la danza, el juego, la palabra, la celebración, el rito... son un patrimonio, un tesoro intangible que sostiene, cohesiona y hace posible la vida en comunidad. Es tan necesario como el alimento que nos nutre o el agua que bebemos. Nos están robando muchas cosas, pero entre ellas hay una muy importante: nos están robando el alma. Hemos dejado de cantar, de bailar, de jugar en comunidad; la tristeza y la apatía allanan el camino a la resignación y la desmemoria.
La creación cultural colectiva genera sinergias poderosas que devuelven a las comunidades la autoestima y la fe en sí mismas.
El ocio, lo que los sabios del Mediterráneo separaban de neg-otium siempre fue generado colectivamente y no como un producto de consumo más. La creación cultural colectiva genera sinergias poderosas que devuelven a las comunidades la autoestima y la fe en sí mismas.
Nos pusimos a trabajar con esa perspectiva desde un proyecto humilde y en apenas 4 años los resultados superan con creces nuestras expectativas. Estamos en una población de apenas 40 habitantes en invierno asolada por la despoblación (800 habitantes en 1950). Realizando talleres, charlas, dinámicas culturales, habilitando un espacio de encuentro y de cotrabajo, con cursos de recuperación de todas las soberanías (principalmente la de la alegría), hemos conseguido incrementar la población en 12 personas. Albergamos 5 proyectos creativos ligados a la Universidad Rural: La trama, aula textil educativa; Cabeza de Vento, teatro; El Naán, música ibérica de raíz; Laboratorio de prehistoria, arqueología experimental y Abuelita Ceiba, alternativas de salud integral. Gente joven ha decidido traer su proyecto y su vida desde la gran ciudad hasta aquí, algo que parecía quimérico hace muy poco. Es solo un pequeño ejemplo pero estamos convencidas de que la generación de un discurso y una dinámica cultural atractiva (e interconectada con la comunidad tradicional del lugar) es la clave, más que las opciones materiales que podemos ofrecer.
Estamos en un momento de redescubrimiento, de nueva mirada (por necesidad o no) hacia el mundo rural. Pensamos que la recuperación de esta soberanía que nos conecta, que nos hace volver a mirarnos a los ojos y reconstruir comunidad puede ser más fundamental de lo que a menudo pensamos.
Para la cruenta batalla contra la despoblación seguiremos buscando un poeta, una melodía, una metáfora ganzúa...
Villacañas
Recuperando el valor de la tierra
Por Colectivo Transperiencias. Toledo
www.transperiencias.com
Compartimos aquí lo que hemos aprendido en Villacañas sobre su sorprendente transformación en los últimos años. Este pueblo manchego de 10.000 habitantes fue golpeado duramente por la crisis. En las diez fábricas que daban empleo a 6000 personas y producían once millones de puertas al año, en pocos años se perdieron 5.500 puestos de trabajo. Hoy el pueblo se está recuperando de esta caída y lo está haciendo con una nueva mirada.
¿Quiénes son los protagonistas de estos cambios? ¿Cuáles son los factores que han influido para que se produzca esta remontada? ¿Cuál es esta nueva mirada desde donde emerge el cambio?
Gustavo es un campesino vocacional. La marcha de su familia a Pinto no le desarraigó de su pueblo al que decidió volver para cultivar la tierra. Hoy coordina una sociedad agraria de pistachos que ya está dando sus frutos. Cuando nos acercamos al campo para visitar la plantación, nos explica con pasión la complejidad del cultivo de este fruto seco y le brillan los ojos al coger un puñado de tierra, ve un gusano y exclama: «Aquí hay vida». También Quico cultiva el pistacho y el almendro. Trabajó en la fábrica de puertas durante veinticinco años. «Ahora tengo menos dinero, pero soy más feliz. Tengo más calidad de vida». María Ángeles, de la Fundación Global Nature, es responsable de la limpieza de los humedales, que eran un vertedero y de los que hoy brota el agua limpia. Ella es también responsable de la envasadora de legumbres, que la Fundación se trajo a Villacañas desde Castilla y León.
En suma, tres ejemplos donde se visibiliza que la recuperación de Villacañas se ha centrado en la vuelta a la actividad agraria y que en esta centralidad ha sido fundamental el diagnóstico en primera persona: ¿Cuáles son nuestras necesidades?, ¿qué queremos?
Las iniciativas agrarias que se están desarrollando encuentran apoyo en la tradición cooperativista del pueblo y de colaboración entre personas, el amor por el medio ambiente, la recuperación de los humedales, y la claridad en apostar por cultivos ecológicos y empresas ambientalmente sostenibles. En el caso de Villacañas, parte de estos procesos están contando con apoyos institucionales como el propio Ayuntamiento o la Fundación Global Nature.
En Villacañas, no solo se están recuperando puestos de trabajo, lo que está emergiendo es una nueva mirada que se refleja en un nuevo lenguaje en el que economía, desarrollo, innovación y rentabilidad van de la mano de un trabajo bien hecho, en comunidad, conectados con el amor y el pulso de la tierra.
Zerain
Autogobierno y patrimonio como palanca
Por Jakoba Errekondo. Gipuzkoa
Zerain es un pequeño pueblo con 263 habitantes en 10 km2 de la montaña del interior de Gipuzkoa, situado en la cara norte de la sierra de Aizkorri, la más alta de Euskadi. Históricamente su economía ha estado ligada principalmente a dos tipos actividades. Por un lado, al sector primario, con un claro predominio de la ganadería ovina destinada a la producción mixta de carne y leche para su transformación en queso, pero también al aprovechamiento del bosque y otras producciones como la leche de vaca, la manzana de sidra, la codiciada alubia negra, el famoso queso de Idiazábal, etc. Y, por otro lado, en el sector secundario ha habido dos producciones dominantes: las canteras de piedra de Oa y el coto minero de Aizpea de donde se ha extraído sobre todo hierro desde tiempo inmemorial. Ambas actividades extractivas están hoy abandonadas y su vuelta a la producción parece totalmente descartada al estar situadas dentro de la delimitación del Parque Natural de Aizkorri-Aratz.
Zerain es el típico ejemplo de despoblamiento a lo largo del siglo xx, sobre todo a partir del cierre de las minas, que coincidió con la gran expansión industrial en los valles cercanos. De los casi 600 habitantes de principios de siglo bajó a 200.
En la década de 1970, las personas jóvenes comienzan a movilizarse con el objetivo de mantener el pueblo vivo. Se crea una cooperativa para la construcción de viviendas que es el detonante de que la gente comience a quedarse. Este mismo colectivo se presentó con una candidatura popular a las elecciones municipales posfranquistas; fue la única y coparon el ayuntamiento. Se instaura desde entonces un funcionamiento asambleario en el pueblo con un lema inapelable: «O solucionamos nosotros nuestros problemas o no vendrá nadie a ayudarnos». Esto insufla una energía enorme a la comunidad y trae una catarata de acciones: se recupera la escuela, se instaura el servicio médico diario, se construyen la biblioteca y la ludoteca, se impulsa la mejora generalizada de infraestructuras (frontón, caminos, electricidad, teléfono, agua y saneamiento...). Es la fase «inconsciente»: se detecta una necesidad y toda la energía de la comunidad se dirige a cubrirla.
A finales de la década de 1980 surge una preocupación sobre el patrimonio, tanto material como inmaterial. A raíz de ello se plantea la necesidad de racionalizar el impulso de la comunidad y la actividad se vuelve «consciente». Se crea una hoja de ruta que define y estructura las acciones en tres grupos:
1. El Ayuntamiento trabaja la calidad de vida del pueblo: infraestructuras, mantenimiento.
2. El grupo de cultura incide en la compactación de la comunidad: formación, actividades culturales, promoción de las energías endógenas, trabajos comunitarios, promoción del patrimonio como articulador social.
3. La Fundación Zerain Dezagun actúa como promotora de la reactivación económica del municipio.
Toda la actividad del pueblo se articula en torno a este trío. La clave del salto a la consciencia es la Fundación, que es público-privada, y en ella toman parte dos grupos del pueblo (el grupo de cultura y los amigos de Zerain) así como el Ayuntamiento. Trabaja en crear puestos de trabajo tanto en el sector primario (banco de tierras de pasto, atraer nuevas personas para pastorear y elaborar queso, comercialización de productos de calidad, marca Zerain...) como en la restauración, puesta en valor y aprovechamiento turístico del patrimonio natural y cultural. Esto ha generado numerosos puestos de trabajo ligados directamente al territorio y a la dinámica de la comunidad, y atrae a nuevos habitantes.
Repoblar Laponia
Asociación para el desarrollo de la Serranía Celtibérica
Por Francisco Burillo Mozota, catedrático de Prehistoria. Universidad de Zaragoza
www.celtiberica.es
La Serranía Celtibérica es un territorio que ocupa parte de las comunidades autónomas de Aragón, Castilla y León, Castilla-La Mancha, País Valencià y La Rioja, con un total de 65.825 km2 (más del doble de la superficie de Bélgica o de Catalunya) habitados por 483.191 personas censadas, lo que supone una densidad de 7,34 hab/km2. (menos de 10 hab/km2 se considera desierto demográfico). Hasta ahora solo Laponia se encontraba por debajo de los 8 hab/km2, cifra que la Unión Europea establece para definir las regiones escasamente pobladas.
Pero la baja demografía de Laponia responde a causas estructurales. Su adaptación a la climatología extrema, y los apoyos estables que recibe de la Unión Europea le han llevado a tener un desarrollo estable, incluso, un bajo índice de envejecimiento. Sin embargo, la Serranía Celtibérica se ha convertido en el territorio más desestructurado de toda la UE. Lo muestra el hecho de que de sus 1355 municipios, tan solo 3 superan los 20.000 habitantes: Teruel, Soria y Cuenca. Pero lo más grave es que cuenta con 625 poblaciones con menos de 100 habitantes, mientras que en el resto de España hay 597. Unido a que registra la tasa de envejecimiento más alta de toda la Unión Europea podemos afirmar que, si no se toman de forma urgente las medidas adecuadas, en un plazo de diez años va a desparecer el sector agroalimentario de al menos la mitad de sus municipios.
Esta situación extrema de la Serranía Celtibérica se debe a un acto continuado de demotanasia, término que define «el proceso de acciones y omisiones políticas que han conducido a la desaparición lenta y silenciosa de la población de un territorio». Para revertir su situación se ha constituido la Asociación para el Desarrollo de la Serranía Celtibérica, abierta a todos los sectores sociales, económicos y a las personas que quieran luchar contra la demotanasia (www.celtiberica.es) y la Red de Universidades de la Serranía Celtibérica, para transferir la investigación al desarrollo sostenible de este territorio.
El proyecto Serranía Celtibérica propone un programa de soluciones efectivas para estabilizar la población, atraer a nuevos pobladores y desarrollar el sector agroalimentario y turístico. Lo más urgente es la aplicación de la máxima exención fiscal, el desarrollo de sus comunicaciones, la instalación de la banda ancha (imprescindible para vivificar el territorio) y las ayudas legisladas para territorios de sus características extremas.
La Serranía Celtibérica es el único proyecto que ha recibido el apoyo de las dos comisiones del Senado sobre el tema de la despoblación y del Congreso de los Diputados, que el 8 de octubre de 2015 aprobó por unanimidad instar al Gobierno de España y a las cinco comunidades autónomas implicadas a que se reconozca la identidad interregional de la Serranía Celtibérica en el marco de la Europa de las Regiones, como región escasamente poblada, región montañosa y zona rural remota; a que la cultura celtibérica sea declarada y reconocida como Patrimonio de la Humanidad; a que se declare la Serranía Celtibérica como Inversión Territorial Integrada y a que se impulse la creación del Instituto de Investigación de Desarrollo Rural Serranía Celtibérica. Sin embargo, los cinco gobiernos autónomos implicados todavía no han constituido la Asociación de Regiones de la Serranía Celtibérica, institución imprescindible para reclamar a la Unión Europea las inversiones que deberían llegar desde los Fondos de Cohesión, y al Gobierno de España la deuda histórica existente con este territorio. Las inversiones en la Serranía Celtibérica han sido 0 (cero euros).
Asociación contra la Despoblación
Por Asociación contra la despoblación en el medio rural
www.contraladespoblacion.com
Desde 2011 un grupo de personas, mayoritariamente veraneantes en pueblos de Aragón y alrededores, veíamos como nuestros pueblos se encogían, los bares y los colegios se cerraban, y no se veía casi gente por las calles en invierno. Creíamos que algo había que hacer y formamos nuestra asociación y la web www.contraladespoblacion.com para mantener a la población rural de Aragón, Soria, Cuenca y Guadalajara y, si es posible, asentar nuevas familias y personas.
Enseguida, personas que querían cambiar de la ciudad al pueblo nos contactaron, pidiéndonos que les informásemos y ayudásemos en ese proceso de búsqueda. Desde la asociación hacemos de intermediarios y pasamos la información sobre sus perfiles a las 40 personas socias que viven en distintos pueblos, que buscan posibilidades. Así empieza un proceso bastante artesanal, distinto en cada caso, que intenta cubrir las tres necesidades: trabajo o autoempleo, casa y entorno social (que favorezca la mutua integración).
Cada 6 meses convocamos reuniones que intentan matar dos pájaros de un tiro: por un lado, dinamizar una zona o un pueblo durante un fin de semana y, por otro, invitar a 10 ponentes que traten esta temática de lucha contra la despoblación, para unir fuerzas, informar a las personas que se encuentran en proceso de búsqueda e impulsar emprendimientos rurales.
En este tiempo se han asentado unas 22 personas o familias, y otras 10 han hecho viaje de ida y vuelta a la ciudad. En estos casos no ha funcionado por falta de empleo, por no adaptarse a la vida tranquila y aislada, o por separación de la pareja. No contamos con subvenciones, ni personal, trabajamos desde el voluntariado.
Associació de Micropobles de Catalunya
AMC
La Associació de Micropobles de Cataluña (AMC) aglutina los municipios de menos de 500 habitantes para reivindicar la igualdad de oportunidades. Cuando una docena de cargos electos municipales la fundaron en 2008, se hablaba demasiado de fusión de municipios para conseguir mayor eficiencia aprovechando economías de escala. Desde la AMC se defiende la viabilidad económica de los micropueblos sobre todo en términos sociales y de preservación del territorio y el medio rural.
En Catalunya, hay 328 municipios con menos de 500 habitantes, que representan tan solo el 1,2 % de la población pero ocupan el 35 % del territorio. Esta desproporción demográfica comporta un escaso peso político de los micropueblos, que reciben y deben aplicar políticas pensadas desde la ciudad y con mentalidad urbana que no encajan con su realidad. Poder incidir en el momento de la elaboración normativa es un objetivo fundamental para la AMC y, poco a poco, aumenta la presencia en las instancias de toma de decisión, aunque no con la misma fuerza que otras asociaciones municipalistas donde predominan las ciudades.
La asociación persigue hacer llegar a las instancias políticas, a los medios de comunicación y a la sociedad en general, un nuevo concepto de ruralidad. Ya no todo lo rural es sector primario. En el mundo rural se dan nuevas necesidades, nuevas actividades y nuevas oportunidades, nuevos productos y servicios vinculados a la proximidad y el medio ambiente y nuevos valores (tranquilidad, contacto con la naturaleza y el paisaje...) que quienes habitan las ciudades quieren disfrutar. Dar respuesta a esta demanda de forma sostenible y socialmente cohesionada ha de permitir que los micropueblos puedan revertir la pérdida de población y asegurar un futuro próspero a sus habitantes.
Fundación
Abraza la Tierra
Creada en 2004, su propósito es la revitalización del medio rural con un modelo de actuación que consiste en facilitar la llegada y la integración de nuevas personas en las zonas rurales. Partiendo de su propia experiencia ha elaborado un protocolo de actuación fiable y contrastado, que pretende minimizar los riesgos en el asentamiento del nuevo vecindario ofreciéndole las máximas garantías posibles.
A través de las oficinas de acogida en los territorios, Abraza la Tierra realiza un estudio de las potencialidades económicas de los municipios en los que actúa y de los recursos existentes; a partir de ahí, las personas interesadas en vivir en un pueblo contactan con la Fundación a través de la página web (www.abrazalatierra.com) y reciben ayuda en el proceso de selección del pueblo, de búsqueda de los recursos necesarios, de planteamiento y desarrollo de su proyecto y establecen contacto con las personas del municipio. La Fundación mantiene un seguimiento de su acogida e integración.
Abraza la Tierra, a través de su sitio web, brinda las oportunidades de negocio existentes en sus zonas de actuación (y en otras) que faciliten el emprendimiento. En algunos casos también se gestionan ofertas relativas a puestos de trabajo vacantes en municipios o empresas locales.
Lo más radical,
recuperar pueblos
A partir de información del Grupo cooperativo de las Indias
www.lasindias.coop
Si los pantanos hablaran, nos transportarían a un Estado español rural que en los años cincuenta decidió evacuar centenares de poblaciones para poner en marcha el Plan Hidrográfico Nacional. Sobre aquellos pueblos inundados hay preciosos textos y fotografías, historias mágicas de repiqueteo de campanas en fechas señaladas y otras leyendas populares nacidas a partir de la nostalgia y la deificación pagana de la tierra.
También están los que se salvaron en el último momento, aquellos que a pesar ser clasificados como inundables, no llegaron a ser alcanzados por la subida de aguas. Despojados de población, los matojos crecieron al ritmo de las grietas en los tejados y fachadas. En poco tiempo, esos pueblos pasaron a ser la imagen de la desolación. Calificados como dominio público, en los años ochenta el gobierno comenzó a negociar la cesión de su uso durante un periodo limitado (sobre 50 años) a cambio de su rehabilitación y repoblación. En ese momento, organizaciones sindicales se hacen cargo de varias localidades, hoy convertidas en centros vacacionales, escuelas o centros de producción artesanal. Es el caso, por ejemplo, de la CGT en la recuperación de Ruesta, en el corazón románico de Zaragoza, a la orilla del pantano de Yesa. Concebido como un espacio social creativo donde se celebraban conferencias, congresos de contenido social y artístico, hoy se encuentra en proceso de transformación hacia ecoaldea. También Morillo de Tou, en el Pirineo aragonés, en las inmediaciones del embalse de Mediano, fue rehabilitado con fines turísticos y rurales por CC. OO. Su modelo económico se basa en la oferta de servicios y actividades como centro de vacaciones de turismo activo. Muy cerquita, se encuentra Ligüerre de Cinca, expropiado para construir el embalse de El Grado. El proyecto a cargo de UGT, comenzó bajo la fórmula cooperativa con menos de una docena de personas, cuyo fin era la reconstrucción del pueblo para su uso como centro vacacional. Actualmente, han desarrollado una oferta sofisticada y de calidad, han recuperado los viñedos y cuentan con bodega propia, spa con enoterapia, hotel para eventos y paquetes personalizados, y pueden albergar hasta 800 personas en las épocas de vacaciones.
Progresivamente, colectivos de gente joven cargada de nuevas energías se animan a repoblar estos pueblos. Quizás la experiencia más conocida la encontramos en Navarra, en las cercanías del embalse de Usoz. Lakabe fue ocupado en la década de los ochenta por un pequeño grupo de jóvenes que buscaban vivir en contacto con la tierra en un ambiente aislado y austero. A lo largo de este tiempo, la comunidad ha crecido hasta convertirse en uno de los principales referentes del movimiento ecoaldeas, que cada vez son más y trabajan de forma coordinada.
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