Helen GROOME
Mutur Beltz es el proyecto de vida de Laurita Siles (Marbella, 1981) y Joseba Edesa (Karrantza, 1985) que nace a partir del origen pastoril de la familia de Joseba, contagiado del afán común por el mundo ovino, tomando como punto de partida las ovejas carranzanas de cara negra, actualmente en peligro de extinción. Este proyecto tiene como uno de sus objetivos revalorizar la lana como materia prima, que en la actualidad, se tira, así como la recuperación de oficios en desuso y sostenibles: como el hilado, cardado, fieltrado, etc.
Laurita es artista e investigadora interdisciplinar, con una formación nómada en Bellas Artes: Valencia, Islandia, Canadá y Burdeos. Desde hace casi una década, residente en Euskal Herria. Su trabajo muestra, desde la praxis creativa, una preocupación por el lugar; desde la crisis ecológica hasta la nostalgia causada por la pérdida de las raíces. El origen de Joseba está entre ovejas de cara negra, queso, huerta, sidra, etc.
Joseba es licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, y actualmente es profesor de Educación Física. Además, es miembro activo de diferentes movimientos sociales y culturales en la comarca de Enkarterri (Bizkaia). Quizás por el origen pastoril de la familia de Joseba, tenía una interés por trabajar la lana, que posteriormente compartió con Laurita. Ella, al poco tiempo, se fue a Islandia con una beca de creación y allí apareció una rueda de hilar y aprendió a hilar. Juntos aprendieron a transformar la lana, esquilar, lavar, escarmenar, cardar y fieltrar.
Queremos convivir en otro modelo social.
¿Por qué esto de mudarse a un valle rural?
Nos conocimos a comienzos de 2013 y, poco a poco, hemos gestado un humilde sueño común: dejar la ciudad y vivir en el campo en busca del impulso ecológico, la autogestión y la soberanía alimentaria, desde la experiencia creativa. ¿Cómo hace uno para saber cuál es su lugar en el mundo? Suponemos que nos daremos cuenta cuando estemos en un lugar y no nos podamos ir. Por ahora solo tenemos este sueño, y muchas ganas de compartir, hacer, crecer, plantar, amar, cocinar, experimentar, cuidar... Un camino que tiene su comienzo en Karrantza y en el proyecto Mutur Beltz... pero no su final.
¿Por qué este proyecto en concreto?
Y ¿por qué no? Una serie de casualidades nos guio por diferentes caminos que, entre nuestras inquietudes y un gusto por el hacer común, hemos acabado definiendo de esta manera. Tenemos una perspectiva holística de la realidad, por lo tanto, esto ha sido así, pero podía haber sido de otra manera también.
¿Qué os distingue de un proyecto «convencional»?
Hemos trabajado desde el arte un proyecto agroecológico y planteamos el pedaleo de una bicicleta como máquina.
La mayoría de estas ideas se han trabajo con anterioridad, pero todas ellas juntas no son comunes; tampoco nos importa esta distinción. Lo que debemos decir es que nuestro proyecto está en fase de estudio e investigación en lo que a la lana se refiere, pero para nosotras la lana no es solo el proyecto. Nuestra idea es vivir en Karrantza y desarrollar todas las posibilidades que este lugar nos pueda ofrecer, pensamos en diversificar nuestras tareas y sobre todo vivir en armonía con la naturaleza y el resto de personas y animales.
¿Qué piensan las y los pastores de la zona?
En primer lugar, nosotras solo hemos trabajado con los pastores y las pastoras de ovejas de carranzana cara negra. Decimos esto porque hay diferentes realidades entre los pastores de una raza y otras. Pensamos que las familias de pastores con que hemos tenido la oportunidad de trabajar están ilusionadas con nuestro trabajo, cuando menos con el hecho de que una pareja joven está sensibilizada con su situación y además comienza a trabajar para colaborar en la mejora de la situación de esta raza ovina. El resto de familias pastoras de Karrantza no sabemos qué opinarán. Imaginamos también que hay gente muy escéptica con nuestras propuestas, ya que hablan del mucho trabajo que significa y de que no es viable económicamente... pero nosotras estamos muy contentas de que nuestro primer objetivo está cumplido, que es la sensibilización. Por una parte, la oveja carranzana cara negra es más conocida que antes y, por otra, hemos demostrado que nuestro modelo de vida consumista es un residuo; la lana, para nosotras que queremos convivir en otro modelo social, puede ser un producto de primer nivel y primera necesidad.
Fotografías de Mutur Beltz
EL PROYECTO MUTUR BELTZ
Este proyecto se puso en marcha el pasado verano (2015) gracias a un apoyo económico y material de una beca en la Fundación BilbaoArte y a una subvención del programa Fábricas de Creación —Ikertu— del Gobierno vasco. El proyecto se puede dividir en cuatro líneas:
1. Documental Mutur Beltz
Durante los meses de verano, realizamos un recorrido por alguno de los caseríos de los pastores y pastoras que mantienen la raza de ovejas carranzana de cara negra; así como el encuentro con mujeres conocedoras del proceso de hilado tradicional del valle; para aprender y conocer sus labores y poder acercar parte de ellas, mediante un documento videográfico.
2. Construcción de ARTEfactos para trabajar la lana: BiziKarder + BiziRueka + BiziFeltro
Paralelamente hemos creado tres objetos-esculturas: Una BiziKarder (bicicleta cardadora de lana), una BiziRueka (rueda de hilar sobre un bicicleta). Y un BiziFeltro artilugio fieltrador adaptado a una bicicleta e inspirado en un mecanismo similar utilizado en la construcción de las yurtas, las casas tradicionales de Mongolia. Nosotras adaptamos esta idea a nuestra bicicleta en un tamaño reducido para fieltrar pequeñas piezas, con resultados muy exitosos.
3. Experimentación con la propia materia prima: la lana
Estos tres ARTEfactos para trabajar la lana han sido el inicio de un compendio de piezas. Como por ejemplo, una serie limitada de 50 txapelas Mutur Beltz, (boinas de lana de oveja carranzana de cara negra) confeccionadas a partir de la técnica de fieltrado húmedo. También otras piezas singulares como chalecos, zapatillas, sombreros personalizados, planchas, etc.
4. Sensibilización desde la acción creativa
A partir del uso de la lana de las ovejas carranzanas de cara negra como protagonista, hemos realizamos diferentes acciones performativas.
¿Cómo veis futuro ganadero de Karrantza y en general?
Nosotras tenemos que decir que acabamos de llegar a Karrantza y es ahora cuando empezamos a conocer el pasado y el presente ganadero de la zona, condiciones fundamentales para poder hablar del futuro. No sabemos dónde dirigirán sus esfuerzos de futuro las personas ganaderas de aquí pero lo que sí sabemos es cómo no debe continuar. Estamos en momentos de cambio y, aunque conscientes de que los sistemas no caen de un día a otro, sabemos que el sistema capitalista está acabado y no debemos continuar alimentándolo. Simplemente por el uso de los recursos que tiene este sistema, nos deberíamos percatar de que a este ritmo es inviable continuar y, por otro lado, viendo las curvas de la evolución de los recursos energéticos, sabemos que todas las materias fósiles se agotan y solo las renovables perduran en el tiempo. Lo que pasa es que tienen un inconveniente: no dan tanto, ni tan rápido. Dicho esto, mientras continuemos con modelos ganaderos intensificados, que utilizan los recursos de forma desproporcionada y provocan grandes desequilibrios, tendremos dificultades de futuro. Como dice el refrán, «pan para hoy hambre para mañana». No debemos caricaturizar el pasado y hay que reflexionar para poder proyectar un futuro mejor.
¿Es viable económicamente un proyecto como el vuestro?
Nosotras todavía no hemos tenido una intencionalidad económica, por lo tanto, no podemos realizar esta valoración; pero, por otra parte, nos atrevemos a decir que sí. La clave está en qué uso demos a esta lana. Ahora estamos comenzando a explorar más este trabajo ya que hasta el momento solo proyectábamos la sensibilización mediante la práctica artística. Es una tarea muy nueva en nuestro entorno. Es cierto que existe en Balmaseda una fábrica textil, pero nunca ha utilizado lana encartada. La lana del valle se llevaba fuera y se explotaba económicamente en otros lugares. Debemos entender las características de nuestro entorno y las de la industria. En la industria la cantidad es la clave de la viabilidad de un proyecto, por eso ni siquiera hace dos siglos se trabajaba con la lana de Karrantza. En cambio, en nuestro entorno, por su orografía, clima y recursos energéticos, podemos obtener buenos productos y de calidad.
Quisiéramos decir que, de momento, estamos en la fase de estudio y trabajo sobre cómo hacer este proyecto viable, pero queremos y creemos que es mejor desarrollarlo de forma plural, colectiva y cooperativa. Por lo tanto, ya veremos si se hace viable. Lo que tenemos claro es que nuestra intención no es hacer negocio de esto, sino que se reflexione sobre nuestros modelos de vida actuales y cambiemos nuestro punto de vista sobre la viabilidad económica y el sentido económico de las cosas. Porque las razones económicas son las que nos llevan a este modelo social y, de momento, estos puntos de vista no han traído muchas cosas buenas, solo desigualdades.
Fotografías de Mutur Beltz
¿Sentís que el vuestro es un proyecto político?
En nuestra opinión, sí, por supuesto. No sabemos por dónde empezar. Política es todo lo que interfiere en nuestra vida cotidiana, por lo tanto, nuestra práctica es política. Nosotras pensamos que este trabajo es transformador ya que estudia nuevos modelos de vida desde la práctica artística. Se basa en la autonomía y la autogestión, se preocupa por el uso de los recursos energéticos y los hábitos de consumo. Es un ejercicio de empoderamiento, que mediante el cuidado de la biodiversidad plantea nuevos modelos de gestión de recursos para fines comunes. Va en contra de los principios del capitalismo, ya que antepone pequeñas realidades ante la acumulación. También hemos trabajado el feminismo en todo momento, de forma transversal y de manera explícita, con la participación de Laurita en una exposición sobre mujeres artistas. Para ello, ha realizado una obra específica mediante la cual plantea una relectura de la figura de la mujer (hilandera) en la sociedad, en relación con los mitos de fundación como son las Moiras o las Paskas.
Por otro lado, fue muy interesante e irónica, a la par que bonita, la metáfora que se produjo el día de la presentación de nuestro proyecto en La Encartada, la única industria textil que ha habido en nuestra comarca, que a principios de los noventa cerró por su inviabilidad económica. Estábamos presentando nuestro proyecto de arte textil con dos bicimáquinas en una fabrica textil que decidió cerrar. Se puede utilizar la mitificada comparativa de David y Goliat, pero a nosotras nos gusta más decir que lo colectivo, riguroso y humilde puede contra el proceso industrial del modelo capitalista: «Bildu eta xinaurriek lehoia garait dezake» (la unión hace la fuerza). Esta actitud quizá sea la que confirme este trabajo como político y transformador.