¿Qué está pasando con los olivos en Italia?
Mauro GIRODANI
Agradecemos a Francesco Facchini el apoyo en la traducción para elaborar este artículo.
Apulia (Puglia), en Italia, es la región de los olivos milenarios, algunos de los cuales son más antiguos que el Coliseo o el Partenón. El Salento, subregión que comprende las provincias de Lecce y Brindisi, es famoso por sus olivos imponentes, cuyos troncos retorcidos son monumentos naturales alrededor de los cuales se construyó una civilización que encontró en el aceite una base de subsistencia para cientos de generaciones. Pero un tornado llamado Xylella está aterrorizando a estos olivos y sus comunidades. La Xylella es una bacteria con un enorme potencial patógeno, pero ¿están los olivos infectados? ¿Seguro que todo es por culpa de una bacteria?
ACABAR CON MILLONES DE OLIVOS
El 29 de octubre de 2013, catorce días después de la primera declaración de hallazgos de Xylella en algunas ramas de olivo, la Junta de la Región de Apulia aprobó declarar a toda la provincia de Lecce como «zona infectada» decretando la eliminación de todos los olivos «positivos» y de las leyes que los protegían. No se habían realizado todavía análisis y los muestreos empezaron justo después. Según los planes previstos, se pretendía que los agricultores erradicaran todos los olivos, incluso los sanos, presentes en un radio de cien metros alrededor de un olivo infectado, argumentando la gravedad de la enfermedad y la imposibilidad de detenerla de ninguna otra manera.
Esto podía significar que en poco tiempo todo el territorio de frontera entre las provincias de Brindisi y Lecce, del mar Jónico hacia el Adriático, se convirtiera en un desierto, arrancando más de un millón de olivos. Además, para combatir el insecto vector —un hemíptero— se prescribía el uso de herbicidas e insecticidas cuyos principios activos, producidos por corporaciones multinacionales, estaban indicados para estas situaciones.
Pero desde el principio esta situación, así como sus posibles soluciones, está siendo cuestionada por periodistas independientes, asociaciones ciudadanas, empresas agroecológicas y por todo el sector agrario sensible.
Han vulnerado los derechos democráticos de los agricultores y las agricultoras.
LAS DUDAS TÉCNICAS
Los datos oficiales señalan que en diciembre de 2013, de 1757 muestras analizadas, solo 21 fueron positivas. Más tarde, entre abril y noviembre de 2014, de 12 109 muestras solo 242 fueron positivas, y finalmente, hacia noviembre de 2014, de 1141 arboles analizados ninguno dio positivo. Aquel 29 de octubre, cuando la Junta dio el grito de alarma, ¿existían evidencias para declarar el estado de emergencia?
Efectivamente, la bacteria Xylella constituye un problema serio en algunos países y en algunos cultivos, pero no hay certidumbre de que sea la responsable —o única responsable— de los problemas de enfermedades en los olivos de la región; de hecho, en las últimas décadas se han venido observando más veces los problemas de desecaciones que ahora se achacan a la Xylella, y se han sabido solucionar con prácticas agrícolas adecuadas.
Así pues, debemos poner en duda que sea la Xylella la causante de las desecaciones actuales ante la falta de pruebas que establezcan de manera clara la relación causa-efecto y, por lo tanto, hemos de cuestionar la erradicación de los olivos como solución del problema. Si el problema fuera la Xylella, crear una «zona parachoques de contención» de la bacteria a través de la erradicación de todos los olivos tampoco tiene sentido, si tenemos en cuenta que la Xylella cuenta con más de 180 plantas huéspedes. También, sabemos que las medidas aconsejadas de uso masivo de pesticidas para combatir el vector, causan problemas graves en el equilibrio del agroecosistema, en la biodiversidad, los recursos naturales y en la salud pública. De hecho, para diferentes fuentes de investigación y campesinas consultadas, la aplicación que desde hace años se hace de estos pesticidas puede ser un factor que debilite los árboles.
En conclusión, hay que denunciar la total ausencia de transparencia en estos episodios y cómo se han vulnerado los derechos democráticos de los agricultores y las agricultoras.
Olivos en Apulia / Voce dell'Ulivo Alleanza di Produttori
Resistencia campesina / Voce dell'Ulivo Alleanza di Produttori
En estos dos años la voz de la oposición popular ha sido determinante. Desde los primeros meses de 2014 han sido numerosas las denuncias a la magistratura penal y administrativa, impidiendo el plan de erradicación previsto. Así ocurrió el 29 marzo de 2015, cuando más de 20 000 personas ocuparon las calles de Lecce con ramas de olivo en las manos para demostrar que nadie creía el relato de la Xylella como causa de desecación de los olivos, o en octubre del mismo año, en los campos de Torchiarolo, donde cientos de personas se opusieron al corte de árboles y replantaron los ya eliminados por las excavadoras, invadiendo incluso las tierras de aquellos latifundistas dispuestos a la colaboración con las instituciones a cambio de ventajas de diferente naturaleza. En realidad, con estos actos se pone incluso en discusión la propiedad de los olivos, que la ciudadanía considera un bien común de toda la colectividad.
En cuanto al problema de la desecación, la investigación campesina, a veces con la ayuda de institutos de investigación públicos, está trabajando con métodos tradicionales y naturales para sanar los árboles desecados y se han encontrado resultados positivos en diferentes pueblos de la provincia de Lecce.
La conciencia popular mira más allá del enfoque de los poderosos microscopios de científicos de fiabilidad dudosa. Y cuando es necesario se moviliza al grito de «Quitad las manos de nuestro olivos, los defenderemos como si fueran nuestra familia».
LA INFORMACIÓN OFICIAL
«La Xylella es una de las bacterias más peligrosas para los vegetales en todo el mundo y provoca una variedad de enfermedades con enorme impacto económico sobre la agricultura». Con esta frase —como apareció publicado en los medios de comunicación— encabeza la Comisión Europea su dosier informativo sobre este patógeno. De hecho, la Xylella fastidiosa está considerada en la UE como un «organismo de cuarentena» con arreglo a la Directiva 2000/29/CE del Consejo. Por tanto, «debe prohibirse la introducción y la propagación de este organismo en todos los Estados miembros». Como detalla la propia UE, para combatirla en el caso italiano se dictaron «estrictas condiciones para la plantación, así como la destrucción de las plantas ya infectadas hasta conseguir la erradicación y evitar su propagación a otras regiones». Según la bibliografía científica, aproximadamente trescientas especies de plantas pueden hospedar a la bacteria, lo que, junto a la abundancia y la amplia distribución de los insectos vectores, hace que el riesgo de propagación de la plaga sea muy elevado.
COINCIDENCIAS
Es obvio que no hay ni datos que sostengan la necesidad de acabar con millones de olivos, como se pretendía, pero entonces la pregunta a desvelar es quiénes ganan con estas propuestas. Sobre la mesa hay que poner varias hipótesis o una mezcla de todas ellas:
• Muchos de los campos de olivos están situados en zonas turísticas donde son conocidos los apetitos de los constructores por levantar hoteles, resorts, discotecas, villas... De hecho, ya se registraron algunas concesiones en zonas supuestamente afectadas por la Xylella.
• La zona en cuestión también aparece en los mapas del TAP (Trans Adriatic Pipeline), un gasoducto concebido para movilizar gas del mar Caspio, a través de Albania, Grecia e Italia hacia la Europa central. La Xylella, y la erradicación de los olivos, facilitaría mucho la construcción del TAP que, por cierto, no generará ningún beneficio a la población local y sí unos cambios graves el medio ambiente.
• La emergencia Xylella también ha precipitado la caída del valor de mercado de la tierra de la región, y eso interesa mucho a quienes especulan con ella en Italia y en el extranjero para acaparar por pocos euros tierras que quizás dediquen a cultivos no alimentarios pero mucho más rentables que el olivo. O incluso se contempla la hipótesis de sustituir estos olivos tradicionales por olivos pensados para producción superintensiva y con alta tasa de mecanización, tecnología y capital, y quizás incluso modificados genéticamente.
• Y, por último, es obvio señalar que quienes se benefician claramente con decisiones en favor de la erradicación del vector oficial, son las empresas de fitosanitarios o centros de investigación dedicados a esta temática.
SOLUCIONES DESDE ABAJO
La solución de esta situación no es simple porque la desecación rápida del olivo se produce por causas diversas. La actividad desarrollada hasta ahora por la investigación independiente recomienda las buenas prácticas agrícolas que restablezcan el equilibrio muchas veces limitado entre suelo y planta, que promuevan en el agroecosistema la biodiversidad que mejore su estabilidad, que modifiquen algunas técnicas agrícolas importantes como la poda y la cosecha.
La olivicultura del Salento merece ser valorizada porque significa cultura y porque el aceite producido aquí proviene de árboles seculares y milenarios únicos en el mundo. Esta tierra lo merece, lo merecen los grupos de jóvenes que lucharon en estos meses por la tierra de quienes les precedieron. De otra manera, su alternativa será seguir emigrando como miles ya hicieron.
EL ZIKA, OTRA EPIDEMIA DE INTERESES
Consejo editor
Aunque, evidentemente, hablamos de realidades muy diferentes, llama la atención cómo, tanto en el caso de la bacteria Xylella como en el del virus del Zika (ZIKV), aparecen algunos elementos muy similares.
Independientemente de que la causa de las microcefalias en Sudamérica sea o no el zika, como denuncian algunas organizaciones médicas de Brasil y Argentina, «la estrategia de control químico del vector contamina el ambiente y a las personas, además de no lograr disminuir la cantidad de mosquitos. Y la opción de fumigar masivamente con aviones, como se está evaluando por parte de los gobiernos del Mercosur, es criminal, inútil y una maniobra política para simular que se toman medidas».
Y añaden también, con preocupación, que «la última estrategia propuesta en Brasil y que pretende ser replicada en toda América del Sur es la utilización de mosquitos transgénicos», de la que se benefician empresas multinacionales como Oxitec, sin valorar los riesgos ni tan siquiera poder asegurar que la técnica tenga beneficios, pues como dice un informe de 2015 de GeneWatch, «la disminución de mosquitos no está probada, porque los mosquitos silvestres sencillamente se pueden haber trasladado a zonas aledañas».
Es decir, existen paralelismos que es bueno contrastar. En ambas situaciones debemos destacar que, por diferentes causas, y entre ellas algunas agrícolas (deforestación, uso de pesticidas, etc.), el desequilibrio de los ecosistemas es importante y es la base de la aparición de más insectos; en ambas situaciones, las estrategias de fumigación son gravísimas y responden a intereses de negocios particulares; y, por último, la aparición en escena de la tecnología transgénica hace de la virtud de un mosquito macho estéril la solución tecnocientífica de cualquier problema.