Minería artesanal en América latina
Un proyecto fotográfico de Yotam RONEN
Pueblo minero La Españolita, en Perú. Foto: Yotam Ronen
Pueblo minero Eugenia, en Perú. Foto: Yotam Ronen
El oro, ese metal precioso cuyo hechizo cautiva al ser humano desde la Antigüedad. Quizá, también, la manifestación más antigua e importante de la riqueza, ya sea en una pulsera o en las monedas del cofre de un barco de piratas; desde la corona que ornamenta la cabeza de un rey, hasta la fortuna en la caja fuerte de un banco de Suiza.
El prestigio del oro no ha disminuido a lo largo de las distintas épocas de la especie humana. Todo lo contrario: tras años de modesto comercio, los severos cambios, y las crisis de los últimos años, que han golpeado la economía hasta causar el debilitamiento y la inestabilidad del valor del dólar, han dado pie a un repentino y veloz ascenso del valor del oro, pues es considerado como una inversión relativamente segura. ¿De dónde proviene este oro que tanta gente desea?
En general, cuando se trata de hablar del oro, el debate público se centra en su papel dentro de la economía mundial. La prensa, hoy en día, trata acerca de la utilidad de invertir en el oro, la compra o venta de alguna mina por parte de alguna gran compañía, o el análisis minucioso de su valor en el futuro (que se prevé que seguirá aumentando encarecidamente); pero nunca menciona a la gente que dedica su vida a extraer el oro de las minas: ¿por qué trabajan en eso?, ¿cómo lo hacen?, ¿dónde viven?
Encontramos diversos participantes en el juego de las minas de oro. Por un lado tenemos a las gigantes compañías internacionales, dirigidas casi exclusivamente por los países occidentales. En el centro se sitúan las medianas compañías locales o también occidentales y, en el otro extremo, lejos de la moderna maquinaria y de las acciones de las bolsas de Londres y Nueva York, se encuentran los mineros artesanos independientes.
Mis fotografías intentan captar las vidas de estas gentes. Esta es la historia de los hombres y de las mujeres que, sin contar con ningún respaldo económico de los grandes y acaudalados inversores, salen a las montañas y a los ríos a buscar suerte, intentando encontrar un modo de mejorar sus vidas. No cabe duda de que sin el oro vivirían en la miseria total, como tantísimos habitantes de sus países. Aplicando métodos tradicionales, de hace cientos, e incluso miles de años, cada día, millones de personas bajan a las entrañas de la tierra en una incesante búsqueda de unos pocos gramos de este metal precioso.
Pasé casi un año viajando, recorriendo distintas comunidades mineras. Con la ayuda de diversos contactos, conseguí visitar distintas comunidades de mineros, me contaron historias que nunca creí poder escuchar, y me encontré en lugares que no imaginaba que pudieran existir. Descubrí que, en los extremos más remotos del globo, hay personas conectadas directamente al núcleo del sistema económico. Intenté pasar el mayor tiempo posible en cada comunidad, conocer bien a la gente, y que confiaran en mí. Les seguí hasta las entrañas de la tierra, escuché sus historias y, sobre todo, intenté sentir lo que sienten.
Espero haber conseguido transmitir correctamente la historia de estas comunidades que he visitado, y, quizá, suscitar algún pensamiento sobre el mundo en el que vivimos.
Para conocer el proyecto: http://yotamronen.org
Yotam Ronen
Miembro de activestills.org