Eva TORREMOCHA
Reseña del libro Carro de combate de Laura Villadiego y Nazaret Castro
¿Cómo hacer una reseña de un libro cuyo título y portada es tan expresa? El título, la portada y la tipografía inciden en el carácter bélico que podemos intuir que tendrá el libro. Sin embargo, si nos adentramos en él, comprendemos que la belicosidad radica en la rotundidad de las aseveraciones, permitida por unos datos inapelables, fruto de un trabajo de investigación riguroso, sostenido y contrastado. El libro, en realidad, no tiene nada de agresividad, y sí mucho de información y divulgación.
Las autoras inician su investigación partiendo de la inquietud por las cuestiones sociales, y más expresamente, por las injustas condiciones laborales que sufre un importante número de personas en el mundo. Una cosa les va llevando a la otra, y así hasta llegar a la alimentación, que está en el centro y mueve muchos más resortes de los que en un principio suponemos, con cierta ingenuidad. Desde aquí,el salto al consumo resulta tan obvio como fácil, y en él todos y todas entramos en acción con nuestro carro de la compra. Por eso está en la portada, porque el libro trata de qué hay detrás de los alimentos y otros productos que consumimos. Da respuestas a preguntas como ¿qué pasa en los bastidores del sector agroalimentario? ¿Quién decide? ¿Gracias a quién —a costa de quién y de qué— podemos acceder a los productos de consumo habituales a esos precios?
Y como la alimentación nos afecta a la totalidad de la población, el lenguaje del libro es claro y accesible. Las autoras dicen lo que hay, compartiendo el fruto de su investigación con la humildad de quién no quiere convencer, sino tan solo aportar transparencia a la opacidad del sector agroalimentario industrial.
Así transmiten datos económicos, pero también informan sobre las condiciones de extracción y producción de las materias primas, los ingredientes o la contaminación y los desechos que origina la producción, transformación, transporte y reciclaje de los productos y sus residuos y las condiciones laborales de quienes trabajan en las industrias y los campos.
Alertan también sobre algunos usos adquiridos que quizás haya que revisar (¿es bueno para la piel usar tantos productos químicos?) y destacan información sobre cuestiones relevantes o que lo serán en un futuro muy próximo (“el boom de las bebidas energizantes”, la impresionante e increíble cantidad de agua necesaria para producir ciertos productos —su huella hídrica). No dejan nada fuera.
Cabe resaltar también, por su brillantez, accesibilidad y contundencia, la introducción. En ella, las autoras repasan brevemente y con clarividencia, la situación actual de los mercados de materias primas con una capacidad divulgadora excepcional, raramente encontrada en las publicaciones relacionadas con el tema. Es una obra llana, sincera, combativa, humilde y coherente. Piensa en el futuro, actuando desde el presente, pretende informar, y en ningún momento se denota una necesidad por parte de las autoras de colgarse medallas o de brillar. ¿Acaso no se reconoce ahí la actitud de las innumerables mujeres “invisibles” que gestionan el consumo en sus hogares y comunidades?
En definitiva, con la introducción que nos ubica, con el desarrollo del libro organizado por tipos de productos (café, azúcar, cosméticos, etc.) en forma de fichas con datos y gráficas sugerentes, y con los encuadres que nos abren los ojos sobre cuestiones específicas en las que no solemos detenernos a pensar, la totalidad de la obra resulta amena, interesante, sugerente y sobre todo, creo que consigue su propósito: ponernos manos a la obra. Porque consumir es un acto político, y está a nuestro alcance. Con la información y pistas de reflexión que nos proporciona esta obra, lo está más que nunca.
Recomendamos el blog carrodecombate.com donde se sigue tirando de todos los hilos que recorre el libro. ¡Consumir es un acto político!